Desperté inmediatamente de mi profundo sueño, solo para darme cuenta de que seguía en la casa de Lola.
Fue un sueño demasiado intenso, aun podía sentir un poco de dolor en el vientre, cosa que me horrorizó, pues era demasiado real la sensación.
Esa noche está de más decir que no dormí más, me quedé el tiempo restante despierta, pensando y jugando en mi celular, distrayendo mi mente de todos los pensamientos que venían a mi cabeza, pues en ocasiones como estas los sueños me daban terror.
La noche pasó y los rayos del sol se asomaron por las ventanas del pequeño apartamento de mi compañera, indicando que era día domingo.
— Buenos días
Lola me dejaba en ocasiones dormir en la sala de su casa, en su sillón para ser exactos y, aunque no era igual de cómodo que mi cama, era divertido pasar la noche aquí, rodeada de personas y no sola como casi todos los sábados en mi casa.
— Buenos días Lola, ¿ya estás lista? son más de las 6:30am — Dije mientras cepillaba mi cabello y arreglaba mi vestido.
— Vaya, ya estás lista, creo que la lenta soy yo porque apenas voy a desayunar — Dijo en tono risueño mientras tocaba sus ojos con las manos, ya que se le notaba en la cara que seguía medio dormida.
— Jajajaja no te preocupes, tu mamá ya preparó el desayuno y salió a trabajar, así que cámbiate mientras yo llevo la comida a la mesa
Puede que Lola no sea una persona muy correcta, habían actitudes de ella que me parecían un poco desconcertantes, pero no la puedo culpar, es joven y está en el colegio, aún tiene cosas que aprender en esta vida.
Desayunamos y salimos a la parroquia sin más demoras a paso largo, porque se nos había hecho tarde y la misa de 8:00am comenzaba dentro de poco.
Generalmente no debíamos estar tan temprano, porque Jared se encargaba de preparar todo desde el sábado en la tarde, durante la misa de 6:00pm, pero la verdad es que en las épocas en las que él se ausenta, depende de nosotros los Maestros organizar todo, aun así no puedo negarlo, somos unos perezosos que dejamos todo a última hora.
— Señoritas, buenos días, ¿No están ya un poco sobre la hora?
Una voz muy conocida nos detuvo antes de ir por la sotana que usamos durante la misa, así que sorprendida me di la vuelta para encontrarme cara a cara con Jared.
— No sabía que habías regresado, qué alegría verte por aquí — Le di un gran abrazo, había pasado ya bastante tiempo desde la última vez que lo vimos y fue durante el festival, en el mes de agosto y ya eran finales de septiembre.
Jared no es un mal chico, a veces pienso que quiere tener la razón en todo y es algo molesto, pero no puedo negar que su presencia me agrada.
Si lo pienso detenidamente, lo extraño cuando no está, aunque realmente nos conocemos hace unos pocos años, él siempre tiene una palabra de ánimo, un consejo, un abrazo, acciones que pocos hacen.
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Último acto: Vals #5
Fiksi PenggemarEn ocasiones la historia no suele tener un final, al contrario, el fin puede significar un inminente comienzo. Leire, una chica que constantemente tiene sueños extraños descubre que los hilos del destino que tejió en el pasado pueden tener atado su...