"Si creer y hacer lo correcto fuera lo mismo, todos en esta vida serían más felices"
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Su saliva y la mía se mezclan en una sola, haciendo que en el silencio de nuestro cuarto solo se escuchara, al unísono, dos respiraciones aceleradas.
—Nunca me habías dado un beso así, María. —susurra casi sin aliento ante mi desenfrenado acercamiento.
No soy capaz de abrir los ojos, por qué sé que si lo hago, me detendré al entender quién es la persona que tengo delante, aunque algo aquí en mi pecho quiera evitar esta locura.
—No digas nada, me da vergüenza.—cubro mi rostro con las manos para evitar que se note mi rubor creciente.
—¿Vergüenza? Jamás te sientas así frente a mi. — aparta delicadamente mis manos, haciéndome abrir los ojos, notando como me sonríe con ternura.
Ahora yo no era quien tomaba la delantera, era él al cambiar de posición y hacerme quedar bajo sus brazos, quitándose la peluca y la casaca con delicadeza para no romper el contacto visual que teníamos, haciéndome ruborizar y sentirme más confundida.
Tímidamente siento como sus besos son dirigidos a mi cuello, haciéndome sobresaltar y que un pequeño grito salga de mí.
—No, no quiero hacer esto ahora. —en un tenue susurro trato de detenerlo, pues mis brazos y piernas no respondían a la misma velocidad que llegaban mis pensamientos.
—Lo siento, quizás he ido demasiado lejos y no quiero presionarte para hacer algo.
Augusto se sienta en la cama y aparta su mirada, tomando solo mi mano y dándome la espalda.
Tardo un momento en entender lo que acaba de suceder, pues mi cabeza da vueltas sin comprender bien qué pasa, pues a pesar de no tener ni él ni yo una sola gota de alcohol, siento unas enormes ganas de vomitar, pues el contacto cercano me aterroriza y aun peor, el que acerque su aliento a mi cuello me hace recordar la ansiedad y el pánico que me genera esa sensación.
—No tienes que disculparte. —me levanto, cubriendo nuevamente el hombro con el vestido que se había desacomodado con nuestra pequeña cercanía.—No has hecho nada malo.
Salgo de la habitación con el pecho contrariado, con una sensación extraña que combina, asco y culpabilidad.
(—¿Qué acabo de hacer? Sé que no ha hecho nada malo, él no puede saber lo que pasé aquel día con el hombre desagradable de abundante barba, pero, ¿Cómo podré corresponder al contacto que quiere tener conmigo? No sé si pueda, me da demasiado desespero el que me toquen)
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Último acto: Vals #5
FanficEn ocasiones la historia no suele tener un final, al contrario, el fin puede significar un inminente comienzo. Leire, una chica que constantemente tiene sueños extraños descubre que los hilos del destino que tejió en el pasado pueden tener atado su...