"Todo el mundo está armado, unos con espadas, otros con pistolas o inclusive con algo más sutil como el veneno. Sin embargo, ni todos los años de entrenamiento ni todo lo ocurrido en las guerras y batallas me habrían preparado para esa arma mortal que despedaza sin tocar y asesina sin apuntar: Las palabras."
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Pasar el tiempo con Gabrielle en el Petit Trianon es frustrante y reconfortante a la vez, pues mi mejor amiga me hace olvidar de las preocupaciones pero al mismo tiempo me recuerda una y otra vez que soy la reina de este país
—¿Cuándo volverás a visitarme, mi querida Gabrielle?
—En un par de días. Tengo algunas cosas que hacer para Jules, ¡Pero vendré lo más pronto posible!
Llevo tres días con Gabrielle pero aun con el pasar del tiempo, las marcas que oculta en sus muñecas bajo sus brazos me hacen sentirme culpable al no poder ayudarla.
—Gabrielle. —hablo en voz alta, casi dejando escapar por quinta vez en el día de hoy mi incertidumbre con las marcas que lleva y se esfuerza por ocultar, pero cambio rápidamente de tema—Tu... ¿Sabes algo de Luisa? Hace mucho que no la vemos ni recibimos ninguna carta de ella.
—No, la verdad es que hace semanas que no me escribe, aunque ya sabes cómo es ella, no tarda en volver.
Nos despedimos y la veo alejarse en un carruaje, desde la puerta del Petit, haciéndome pensar en todo lo que ha ocurrido.
Hace frío, la nieve, aunque aún no ha cubierto todo el jardín, si cubre de blanco el suelo y las ramas de los árboles.
—Su Majestad. ¿Irá al palacio? —Raphael, quien parece que nunca se toma un descanso, me vigila con mucha atención y cuidado, casi como si tuviera que cuidarme como niña pequeña.
—No, solo caminaré un poco.
—La acompañaré manteniéndome unos pasos atrás.
—No tiene por qué, no iré lejos, no se preocupe.
—Es mi deber y lo haré, su Majestad, como bien sabe, aunque sea invierno, su seguridad es mi prioridad.
Estoy por dejar que me siga al sentirme agotada de querer libertad pero la presencia de alguien me quita el cansancio, frustración y hasta la respiración.
—Creo que tiene visita, así que me alejaré, pero no dude en solicitar mi presencia si es necesario. Permiso.
Sé que Raphael me dice algo antes de retirarse, pero mis ojos no ven nada más que aquel hombre.
(—¿Qué hace aquí? debo controlarme y no parecer ansiosa por verlo después de tantos días sin saber por qué parecía que todo le había dado igual)
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Último acto: Vals #5
Hayran KurguEn ocasiones la historia no suele tener un final, al contrario, el fin puede significar un inminente comienzo. Leire, una chica que constantemente tiene sueños extraños descubre que los hilos del destino que tejió en el pasado pueden tener atado su...