"En las historias de amor hay personajes que luchan y vencen, otros que son derrotados y mueren. ¿Cuál seré yo?"
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Un Fersen inquieto pasea de un lado a otro en la entrada del palacio, a pesar de que ahora la lluvia era fuerte y el ambiente estaba frío.
—¿Alguien ha visto al marqués de Lafayette? —inquieto jugaba con los botones de su traje, mirando hacia la verja principal. —Sé que mencionó que tardaría, pero esto ya es demasiado. —suspira sintiéndose un tonto. —¡Esto es una emergencia y es la primera vez que no tengo a mi buen amigo para guiarme siendo la voz de la razón!
El guardia que está en la entrada escucha al conde y ríe antes de irse de la entrada, pues dicen que la locura es contagiosa.
Todo indicaba que sería una tarde oscura y calmada, pero un carruaje aparece entre la lluvia, despertando la curiosidad de aquel caballero emocionado. Es así como espera a que este carruaje entre y se detenga a los pies de la escalera para ir a ver de quien se trata.
La imagen era extraña para cualquiera que la viera.
Lafayette, con los ojos cerrados aunque era evidente que no estaba dormido, se encontraba tranquilo, con un aura de ternura rodeándolo, teniendo apoyado en su hombro a una mujer que estaba pálida pero al igual que el marqués, su cara era decorada con una alegría natural.
—Esto no me lo esperaba. —Fersen sonríe para sí mismo y agita la cabeza. Estaba feliz por su amigo, porque al parecer, había encontrado a aquella dama que lo relajaba y eso era casi un milagro divino.
—No esperaba esta bienvenida. —Lafayette respira lentamente y abre los ojos, desviando su mirada del rostro curioso que el conde le dedicaba.
—Se nota que lo pasaron bien.
—Calla, Fersen, no es el momento, la dama está algo indispuesta.
Aquel caballero de traje azul se desliza del cómodo apoyo que tenía Dalila en su hombro, acomodándola en el asiento del carruaje, bajando con un leve sonrojo en las mejillas.
—¿Estuvieron bebiendo? Es algo extraño para una primera cita...
Lafayette ignoró el comentario y con una delicadeza digna de alguien que toma una copa frágil y fina de cristal que desea cuidar, toma a Dalila, quien estaba aún alcoholizada, y la carga en sus brazos.
Avanza con la dama apoyada en su pecho, seguido de Fersen.
—No creo que estuvieras aquí por cortesía ¿Sucede algo? —mira a ambos lados, asegurándose de que nadie está por los alrededores, ya que solo lo vieron entrar con Dalila dos de sus hombres de confianza y ahora Fersen, que en el fondo sabía que también es de fiar.
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Último acto: Vals #5
FanfictionEn ocasiones la historia no suele tener un final, al contrario, el fin puede significar un inminente comienzo. Leire, una chica que constantemente tiene sueños extraños descubre que los hilos del destino que tejió en el pasado pueden tener atado su...