— Estoy aburrida...
Me tumbo en el suelo, dejando que mis cabellos se enreden con las hojas secas, acostándome totalmente en el césped, mirando el cielo que está de un tono naranja.
— Su Majestad, no debería decir eso, además, se está...despeinando...
Jerome me mira mientras está de pie y yo tengo los brazos estirados, el vestido extendido, y el cabello ya lleno de hojas.
— Gabrielle no debió dejarme sola otra vez...
— La duquesa de Polignac debía atender un asunto urgente de uno de sus hijos, así que no debería actuar de forma tan... caprichosa e inmadura, su Majestad.
— Ya no es el molesto marqués de Lafayette quien me juzga, ahora eres tú.. — saco la lengua y cierro los ojos. — Ya sé que no debo ser caprichosa, pero es tan conveniente todo, siempre me dejan sola. — bostezo y estiro los brazos.
(— Es cierto, Gabrielle tenía que atender un asunto importante de su hija mayor, Aglaé, ya que había tenido un altercado con su esposo, el duque de Gramont)
Aunque actúe de forma tan despreocupada ahora, eso no significa que esté tranquila. Simplemente puedo ser yo misma en este lado del jardín, lejos de las miradas y el protocolo.
Jerome y yo no seguimos hablando, solamente nos quedamos en paz, yo estoy descansando en el suelo con el viento en la nariz, sintiéndome un poco más tranquila y libre de presiones.
Después de unos minutos abro los ojos y lo que inmediatamente veo es a Jerome inclinado sobre mi rostro, casi sobre mí.
— Pero que..
De la impresión, me levanto abruptamente, haciendo que mi cabeza choque contra la de Jerome.
— Auch — me llevo las manos a la frente, tratando de disminuir el dolor, sentándome inmediatamente y recogiendo mis piernas.
— Me ha dado en toda la cara... — Jerome cae de espaldas al suelo, cubriendo su rostro.
— ¡Lo siento mucho! — me pongo rápidamente de pie para asegurarme de que está bien. — ¡Pero es tu culpa! no debías estar tan cerca..
Toco uno de sus hombros con la mano, me arrodillo a su lado y con la otra le aparto las manos de la cara, encontrándome que, bajo su nariz, hay un hilo rojo...
— ¿Sangre?
Rápidamente noto como del golpe que le he dado le he lastimado y hecho sangrar.
— No se preocupe, su Majestad, es un simple golpe — me aparta las manos y se reincorpora.
— No, discúlpame — saco de mi vestido un pañuelo lila y me acerco para limpiarlo. — Déjame ayudarte.
— No se moleste — no me quiere dejar acercar, por lo que me evita.
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Último acto: Vals #5
FanfictionEn ocasiones la historia no suele tener un final, al contrario, el fin puede significar un inminente comienzo. Leire, una chica que constantemente tiene sueños extraños descubre que los hilos del destino que tejió en el pasado pueden tener atado su...