Capítulo 14: No decirlo duele

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Mitad de octubre y aun sigo pasmada de tantas cosas.

Terminé el semestre en la universidad y estoy de vacaciones, sin embargo, no puedo perder el tiempo y descansar, debo prepararme para el nuevo semestre, teniendo en cuenta que debo presentar mi examen de inglés y soy terrible para los idiomas.

Dos veces a la semana voy a la universidad y estudio en la biblioteca, sin embargo, es un desastre, soy un desastre, no es posible que no me entre ni una palabra de ese nuevo idioma, estoy preocupada, porque ya después de dos semanas siento que me he estancado.

Al salir de la universidad con la cabeza cabizbaja, me dirijo a la estación de transporte, esperando que mi madre ya esté en casa con la cena lista, porque no tengo ánimo ni de caminar, me afecta no poder avanzar en algo aun cuando le pongo toda la actitud.

— No sabía que venias a la universidad cuando no tenemos clases sino hasta dentro de dos meses

Estaba esperando el vagón que me llevaría a casa cuando noté que Paulina estaba justo a mi lado.

— A veces vengo a estudiar aquí, me parece relajante — sonreí, tratando de ocultar mi rotundo fracaso. — ¿Y tú Paulina?, ¿qué haces en esta estación?

— Esto.. pues pasaba por aquí porque voy a tomar este vagón — señaló la parada donde estábamos. — Debo ir a ver a alguien.

No es por ser entrometida, pero es miércoles por la noche, ella vive literalmente en las afueras de la ciudad y esta ruta lleva aún más al norte, ¿Quién podría ser ese alguien?

Ambas nos subimos al vagón y conversamos en el viaje, hablando del trabajo y de las cosas que habían pasado en el semestre.

— Esta es mi estación, debo irme, buenas noches Leire — Paulina salió del vagón.

— Es un poco gracioso, porque yo también me bajo en esta estación, vivo cerca de aquí — bajé junto con ella.

— ¿De veras?

— Si, conozco muy bien todo esto — guiñé uno de mis ojos.

— Qué bonito es el lugar donde vives, es muy diferente a mi hogar

Nos quedamos de pie un momento, mirándonos fijamente, no sé qué estaba pensando ella, pero yo reflexioné sobre el lugar donde ella vivía, literalmente vive en una zona rural, muy diferente a este lugar lleno de edificios, automóviles y grandes plazas. Después de todo, este barrio es muy cultural y turístico.

Salimos de la estación en silencio, mientras ella caminaba junto a mi sin decir nada, yo me dirigía a mi casa sin haber pensado que talvez ese no era el camino que ella debía tomar.

— Gracias por acompañarme Leire, es muy amable de tu parte.

— Claro, es un gusto, ¿Pero si es por este camino donde necesitas ir?

Último acto: Vals #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora