Capítulo 18: El pasado que me persigue

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— Su Majestad, ¿sigue encontrándose mal? — la señora Deniau me miraba directamente a los ojos, esperando impaciente mi respuesta — Ya casi es hora de que vea al rey, bien sabe que debe vestir la ropa adecuada e ir con él cuanto antes.

Mi mente es un caos, no logro recordar todo lo que aconteció en mi vida y antes de este momento, trato de moverme, pero es en vano.

— ¡Su Majestad! No hay tiempo, ¿A qué está esperando?

— Yo.. es decir, aún no me encuentro bien y necesito estar a solas, ¿Podría salir un momento? — apreté los puños bajo las suaves sábanas para encontrar el valor de hablar. — Solo será un momento, en cuanto me sienta mejor me cambiaré e iré a ver al rey.

— Su Majestad, hacer esperar al rey es una grave infracción del código de conducta del Palacio de Versalles, a pesar de ser la reina, no debe quebrantar las normas — me mira fijamente, transmitiéndome la sensación de que no puedo llevarle la contraria, así que suspiro resignada ante aquella afirmación y salgo de la cama con lentitud.

— Ayúdeme a elegir un conjunto respetable, madame Deniau — pronuncié con una seguridad y autoridad que realmente no nacía de mi ser, era evocado por otra cosa dentro de mí.

— Su Majestad, que extraño que coopere sin que Leonard este cerca.

Leonard, mi mente al escuchar el nombre trae inmediatamente la imagen de un hombre sumamente arreglado, con una gran peluca y traje impecable, elegante y a la moda de la época, además, se bien que es un estilista de increíble talento y creatividad, pues en la corte y nobleza es muy solicitado, supongo que por eso es tan cercano a María Antonieta.

— Si, por favor indíqueme qué debo usar — me puse de pie, conteniendo mis nervios para no hacer temblar mis piernas.

— He preparado este conjunto para usted, por favor, póngaselo .

La señora Deniau me señaló un hermoso vestido de color azul cielo, bordado finamente, con encaje blanco y terminado con un decorado de hermosas piedras rojas del tamaño de un botón, además, para terminar de resaltar mi figura, aquel hermoso vestido estaba combinado con un par de zapatos que, si bien yo no usaría por lo decorados y aterciopelados que son, hacían que todo el conjunto se viera magnifico.

Para terminar, adorno mi cuello con un pesado collar de perlas cruzado y unos ostentosos aretes plateados.

No sé si es cosa de este sueño extraño, pero me siento increíblemente alta, siento como si midiera más de dos metros con esto y es extraño.

— El rey quedará fascinado cuando la vea.

— Gracias madame Deniau.

— Solo hago mi trabajo.

Después de pronunciar aquellas palabras, la señora Deniau abandonó mi habitación, dejándome la puerta abierta e indicando nuevamente que fuera directo a ver al rey, pero es en este momento que me doy cuenta de que estoy a punto de ver al...marido de María, de ver al rey de Francia y eso me pone muy nerviosa.

Último acto: Vals #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora