Capítulo 41: ¿Cambiar es una opción?

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*Retoma los acontecimientos del capítulo 39

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*Retoma los acontecimientos del capítulo 39


— ¿Te quedarás conmigo esta noche? pregunto con timidez y sin valentía de mirarlo a los ojos.

— Si me lo permites, ¡Por supuesto! — la cara de ilusión en su rostro reflejaba la esperanza y el brillo de una estrella fugaz.

— Has hecho un gran esfuerzo para llegar, sería insensato de mi parte no dejarte descansar aquí, en mi Petit Trianon — Augusto sólo se limitó a sonreír y asentir al escuchar mi aprobación.

Cargada en sus brazos, indefensa y confundida no hacía otra cosa que pensar en lo sucedido hace un momento. ¿Cómo él era capaz de hacer todo eso? Aunque es evidente que se ha embriagado, espero no se arrepienta de todo en la mañana, al igual que yo, pues tengo muy presente que mi ansiedad ante esta situación es debido a las copas de más que bebí con Gabrielle.

— ¿Cómo están...Luis Carlos y María Teresa? — involuntariamente, ante el silencio y la cercanía que teníamos mientras nos dirigíamos a mi habitación, pregunté con timidez, a pesar de que me siento extrañamente culpable.

— Han estado bien. — vacila antes de continuar. — Preocupados por ti. Me encantaría que visites el palacio pronto, nuestros hijos te extrañan. — aunque no me lo diga, sé perfectamente que ha minimizado las cosas que han preguntado los niños, sé que lo que él quiere es preocuparme lo menos posible.

— Lo siento. — el sereno de la noche me mantenía consciente, pero era imposible no disculparse al saber que, aunque no lo hubiera contemplado antes, mis hijos estarían muy preocupados por mí, sin saber que yo no tenía esa enfermedad y realmente no corría ningún peligro. — Mañana iré al palacio.

— No lo hagas, descansa. — me acaricia el cabello, estamos por entrar a mi habitación. — Hace poco te recuperaste, descansa aquí. Con tranquilidad.

— Pero...

Luis cubre mis labios con uno de sus dedos, haciendo que sintiera como mis mejillas se coloreaban, pues esta sensación de dominación por parte de él me deja indefensa. Aunque el ambiente era extrañamente cercano, Augusto asiente cuando ve a Raphael a la puerta de mi habitación de reojo, sin apartar la vista de mí, como si lo único que existiera para él fuera yo.

— Su Majestad, buenas noches. — sin agregar más, Raphael se inclinó rápidamente, se apartó de nuestro camino y salió del campo de visión.

— No digas peros, descansa, me quedaré contigo esta noche y estaré pendiente de ti.

— Augusto... — mis mejillas se encendían cada vez más ante la actitud seria y firme de Luis, dándome mucho que pensar respecto a sus acciones esta noche. Sin duda alguna no está sobrio, eso me ha quedado clarísimo.

Mi habitación vacía e iluminada únicamente por la luz de la luna me hacían pensar en que todo esto era un sueño.

— ¿Estás bien? — me acomoda suavemente en la cama y, después de acostarse junto a mí, siento como acaricia mi cabello y quita los restos de hojas y ramas que han quedado atrapados en el. — Lamento lo ocurrido, no sé bien como me he dejado llevar. — aunque se disculpe, su cara está llena de felicidad. — En el pasado jamás habría sido tan poco amable y tan desenfrenado contigo.

Último acto: Vals #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora