Capítulo 46: Perdóname, tu sabías que yo no era buena

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—Su Majestad, deje de beber.

—¿Cómo quieres que deje de beber, Blaisdell? Me siento muy mal al dudar de María, pero es que no puedo evitar pensar y dudar de ella, siento que no está confiando en mí.

—Cuestionarla y dudar está bien, pero, aunque hay muchas cosas que no entendemos sobre la reina y su trato real con el conde de Fersen, no encuentro una razón válida para que haya discutido con ella. — camina hacia la ventana de la habitación y mientras mira a lo lejos, continúa con sus palabras. — Ninguna carta que ha enviado el conde ha sido para la reina, así que al parecer es verdad que no tienen ninguna cercanía.

—Lo sé, soy un tonto, pero quiero que ella me dé una razón lógica, ¿Beber dos botellas sin razón hasta terminar inconsciente? No, no me creo la explicación que me dio, además... — toma un gran trago de ron, dejando caer algunas gotas sobre su impecable camisa. — ¿Que tiene que ver ese guardia que la cuida con todo esto? Ese hombre se la pasa cerca de María y se niega a dar explicaciones sobre la privacidad de la reina. ¿Eso es normal considerando su amistad con el conde de Fersen? No lo creo, ni con una orden directa de mi parte fue capaz de hablar. — sus ojos se llenan de lágrimas y un escalofrío recorre su cuerpo. — Quizás ni siquiera tenga un romance con el conde, tal vez sea con ese hombre.

—No saque conclusiones apresuradas, su Majestad, si bien todas las personas piensan que el guardia Bastián es honorable, leal y cumplidor de su deber, tampoco tenemos razones para pensar que no sea cierto que su relación con la reina sea algo más que solo protegerla.

—¿Por qué me siento tan inseguro? Sí, María me ha demostrado su cambio, pero esta situación inusual me hace pensar demasiado. ¿Hago lo incorrecto, Blaisdell?

—No es que haga lo incorrecto, su Majestad, solo está siendo impulsivo y eso es algo muy extraño en usted. — levanta la botella de la mesa para impedir que el rey siga bebiendo. — Debe descansar y evitar pensar en todo esto.

—No tienes porqué quitarme la botella... — mareado por el alcohol, entiende que es momento de parar y descansar. — Me iré a dormir.

—Buenas noches.

El fiel ministro le dedica una reverencia antes de salir de la habitación, dejando a un rey un poco alcoholizado y con los celos a flor de piel.


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—Oye, Jerome, ¿Te encuentras bien? — un cansado Raphael se apoya en los barrotes de la celda. — Lamento no haber podido evitar que... —se toma un momento para expresar en voz alta lo que piensa. —Siento no haber podido evitar que te hicieran tanto daño para que confesaras algo sin sentido.

—No tiene nada que ver contigo — una voz débil se escucha al fondo mientras escupe saliva con rastros de sangre. — Nadie hubiera podido adivinar que el rey me haría todo esto.

Último acto: Vals #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora