"Casi todo en el amor es misterioso e incierto y pienso que se parece a una canción, comenzado por los ritmos suaves, quizás con instrumentos de fondo que solo cobran fuerza a la mitad de la canción, repitiendo versos, entonando coros, para terminar siempre igual, con un silencio absoluto."
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—Tú no deberías saber nada de Dalila,
Si la realidad fuera un gran lago, hace rato me habría sumergido tan profundo que el agua me habría ahogado entre mis mentiras y apariencias, siendo d'Eon esa ola que me impide salir e imaginarme algo diferente, no, él me lo dejaba muy claro.
—Me complace decirle que sí sé sobre Dalila. —se acomoda más en la silla y me dirige una mirada tranquila, casi demasiado relajada para mi gusto. —Ha sido una situación divertida, claro, si omito ciertos detalles.
—No, no es posible. —apoyo los codos sobre mi regazo y a la vez dejo caer mi cara sobre mis manos, tratando de buscar descanso al dolor de cabeza que tenía ahora por semejante afirmación. —Nadie debería saber lo de Dalila, nadie más allá de...
—¿De su muy confiable guardia personal? Es cierto, es un hombre agradable, demasiado comprensible casi al límite suicida, pero caballeroso y fiel. No cualquiera hubiera aguantado aquel interrogatorio tan agradable por parte del ministro más querido por el rey.
El ambiente era divertido para d'Eon pero en mi caso, cada palabra que salía de aquel misterioso espía era un puñal que se hundía más y más en mi corazón.
—¿Es todo? ¿No dirás nada más? —frustrada, levanto la cabeza para confrontarlo.
—¿Quiere que diga algo más? —su risa divertida me hacía enojar.
—¿Qué sabe de Dalila? y te pido que seas lo más específico posible.
—Es su otra identidad y lleva mucho tiempo jugando a disfrazarse de ella. He sido espectador de primera fila en ver cómo se dedicó por bastante tiempo a ser monja.
—¿Sabe todo eso? —en más de una ocasión, por tener guantes no mordía mis uñas, aunque ahora era imposible no estar tan nerviosa, pero un recuerdo fugaz llega a mi mente. —Espere, si sabe lo del convento, ¿por qué no me ayudó aquella vez en el callejón?—paso saliva y trato de no recordar ese momento.
—Ese día, en la mañana, ya sabía que usted no se encontraba en el palacio, así que, como informante, le indiqué a su Majestad el rey que habían disturbios, que lo más conveniente era que cierto caballero patrullara las calles para mayor seguridad y más que se estaba celebrando una asamblea importante en el palacio.
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Último acto: Vals #5
FanfictionEn ocasiones la historia no suele tener un final, al contrario, el fin puede significar un inminente comienzo. Leire, una chica que constantemente tiene sueños extraños descubre que los hilos del destino que tejió en el pasado pueden tener atado su...