— Querida María, ¿Por qué estás tan distraída?
— ¿Yo? No es nada
Estoy sentada en la cama, en la gran habitación del palacio, con un libro en las manos, con el cabello totalmente suelto y ropa cómoda, sin embargo, a pesar de que Luis se estaba preparándose para dormir justo a mi lado, la verdad es que era incapaz de prestarle atención.
En mi cabeza solo estaba lo sucedido en aquella noche. Acaso, ¿Realmente Lafayette estaba siendo honesto y dejaría de ser tan irritante conmigo?
( — ¿Por qué me preocupa esto? Me da igual, no debería ni siquiera pensar en él..)
— María...
Me sobresalto por la respiración que está justo sobre mi oído, haciéndome estremecer y voltear a mirar a mi lado.
— ¿No quieres hablarme? ¿Estás enojada porque no estuve esta noche contigo en el banquete?
— No, por supuesto que no, yo entiendo que tenías que irte.. — observo su mirada suave pero preocupada en el fondo, así que no puedo evitar desviar la mirada. — Es solo que estaba sumergida en este libro.
Augusto se sienta justo a mi lado, en su lado de la cama, con la mirada fija en mí, no es que lo percibiera como algo amenazante, pero su constante interrogativa me dejaba sorprendida.
— No tienes que mentirme — me toma del mentón, obligándome a mirarlo directamente, sintiendo como tiene los dedos helados — Tienes el libro al revés y además estás arrugando la frente, algo te tiene pensativa.
La respiración se me olvida y solo puedo verlo ahí, frente a mi, cuestionándome.
— Perdóname, es solo que ha sido un día muy agitado, tengo la mente confundida. — aparto el rostro y cierro el libro, dejando de fingir, entendiendo que fácilmente él se había dado cuenta que no le estaba prestando ni la más mínima atención.
— Tenemos la oportunidad de hablar, por favor, no te cierres a mi.
— Lo siento, estaba pensando en mi desastroso desayuno de esta mañana.
Una risa baja y sutil llena mi cabeza, pues al terminar mis palabras veo como mi esposo mueve suavemente sus mejillas al compás de una tierna risita.
— ¡No te rías Luis Augusto!
— No me estoy riendo de ti, mi reina, es solo que creí que era algo más — me mira enternecido, como quien mira una niña pequeña. — Sé que eres muy habilidosa para aquellos eventos sociales en los que yo soy incapaz de hacerlo muchas veces de forma correcta.
— Mejor me voy a dormir...
Dejo el libro en mi mesa de noche, y le doy la espalda a Luis mientras me cubro con las suaves sábanas de la lujosa cama.
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Último acto: Vals #5
FanfictionEn ocasiones la historia no suele tener un final, al contrario, el fin puede significar un inminente comienzo. Leire, una chica que constantemente tiene sueños extraños descubre que los hilos del destino que tejió en el pasado pueden tener atado su...