Capitulo 40: Débil como el viento, fuerte como la tormenta

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*Capítulo escrito desde la perspectiva de Lafayette y que sinceramente me moría por publicar

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*Capítulo escrito desde la perspectiva de Lafayette y que sinceramente me moría por publicar.


No entra un solo rayo del sol por la ventana, siendo la única fuente de luz la pequeña vela que ha estado encendida toda la noche, a la espera de que el sol salga y sea cubierta su pequeña llama por los brillantes destellos.

La noche ha estado en calma, he realizado la ruta de patrullaje según lo indicado por el ministro Blaisdell sin contratiempos, dejándonos a Fersen y a mi pensativos, pues durante toda la noche no hicimos otra cosa que darle vueltas al jardín entero del palacio sin ninguna novedad más que ese "incidente inusual".

Hace unos minutos he terminado la guardia, falta poco más de una hora para que amanezca, sin embargo, no estoy cansado, tengo demasiadas cosas en la cabeza como para descansar.

Sé que debo estar conforme al ver que todo en Francia está transcurriendo con normalidad, inclusive con más ánimo de lo normal, pues el pueblo al ver la gestión que realiza el palacio respecto a la comida y cosechas, ha respondido positivamente, haciendo que la reputación de la familia real aumente, pero, aun hay algo que me deja inquieto, pues sé que la gestión de la reina fue la correcta, aunque, eso es lo que me deja muy pensativo.

La reina María Antonieta no era así, no sé en qué momento cambió tanto, ¿Sucedió cuando empezó a dejar de importarle tanto la imagen junto a la etiqueta y decidió comer sin usar apropiadamente sus zapatos? ¿Fue cuando comenzó a leer en la biblioteca? ¿Cambió en el momento en que la vi llorar en un corredor junto al rey? ¿Ocurrió cuando la princesa y el delfín regresaron al palacio? No sé en qué momento empecé a observarla con frecuencia, a considerarla una verdadera reina que ayuda a su pueblo.

A pesar de estar rememorando las acciones positivas de la reina, mi mente me traiciona y solo puedo repetir una y otra vez la imagen que inesperadamente vi anoche, donde el rey la cortejaba de forma muy directa, siendo poco caballeroso al acceder a ella en el suelo.

— ¿Por qué no puedo dejar de pensar en esa escena? Es natural, son esposos, no debería involucrarme o siquiera plantearme la opción de que el rey no se acerque a la reina de esa y otras maneras, esto no es parte de mi deber, pero ¿Por qué me importa que su relación sea tan cercana? — cierro los ojos y me siento idiota, pues se perfectamente que estos no son pensamientos que debería tener. — No entiendo porque me interesa tanto saber cómo está su relación, aun cuando en la corte no dejan de escucharse rumores de como el rey jamás ha sido capaz de llenar totalmente las expectativas de la reina.

Camino por mi habitación, queriéndome quitar de la cabeza a su Majestad, pues sé que en estas semanas en las que se sabía que podía estar grave de salud, una preocupación que no sabía que tenía por ella nació en mí, ¿Esto es lo que sentía Fersen al no poder saber de ella? 

Niego con la cabeza, haciendo evidente mi negativa frente a lo que mi corazón y mente tratan de insinuar.

— Yo solo me preocupo por su seguridad, es la reina, debo asegurarme de que esté bien para que reine Francia junto al rey y lleven al país a un buen camino, no tengo ninguna intención oculta o algún pensamiento que contradiga que solo lo hago porque es mi deber.

Último acto: Vals #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora