Por Que Me Fui A Enamorar De Ti 0.4

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Eduardo.

Creo que a partir de hoy voy a dejar de decir, “que podría salir mal” por que con esa estúpida frase, invocas todo lo que podría salir mal, estoy ayudando a Gonzalo con su problema de adicción, el primer día estuvo tranquilo, tomó mucha agua, y comió bien, prácticamente nada raro, el segundo día estuvo más, como decirlo, alterado, siempre alerta de todo, se quejaba hasta por que la mosca le pasaba enfrente.

Todo bien hasta ahí, nada raro o fuera de lo común, no lo he dejado salir, pero, hoy, que es el tercer día, bueno….

—Maldita sea!!—

—Gonzalo deja de gritar—

Ha estado gritando, está sudando demasiado, se ha quitado su camisa solo esta con un short por que según él, hace demasiada calor.

Empieza a gritar que según había más personas en la casa, que había animales por todos lados, y no hablemos del vómito, cada 30 minutos tengo que estar limpiando en el nuevo lugar donde vómito.

Su hermana me llamó ayer y le explique la situación del por qué no viajamos hasta Chile, lamentablemente no lo tomó muy bien, por el lado de su mamá, al parecer escapó de su casa y no saben nada de ella. Pero ahora que ya está más “libre” por así decirlo va a venir a ver a Gonzalo,

Por un lado me alegra ya que si esto sigue así como lo ha estado siendo todo el dia de hoy, no voy a poder con la carga, Gonzalo no puede ir a trabajar en este estado, simplemente no lo quiero dejar salir, pero él no lo entiende, es como un niño pequeño que le quitaron un dulce.

A veces me desconoce, pero ni siquiera me toca, me quiero acercar a él, pero empieza a gritar y a alejarme de él, dice que es mejor a la distancia.

Me da ternura en cierto punto, porque según él está jugando con cualquier cosa que según él encuentra, pero en realidad no tiene nada en las manos, las alucinaciones han permanecido todo el día, es gracioso en cierto punto, pero aún así estoy preocupado por él.

Pensé que sería más fácil, que sería como si fuera una dieta, solo resistirse en no consumir, pero no, es más que eso, su cuerpo le exige la droga pero no le puedo dar eso, si no tres días tirados a la basura.

Espero que mañana que llegue su hermana esté mejor, que me ayude en cierto modo, por que no hay nadie que me pueda ayudar, la señora Gloria no sabe nada de esto, aparte no se encuentra en el país, se fue a Europa a presentar una línea de ropa, entonces estoy solo en esto.

No me molesta tener que limpiar su vómito tampoco me molestan sus gritos y alucinaciones, ya que el me aguanto durante todo el proceso de mi enfermedad, y nunca se quejo, así que ahora me toca cuidarlo a él, aparte, con esto me e olvidado en mi enfermedad, e comido mas seguido, y más cantidades.

Aunque Gonzalo está casi perdido, aún así cuando está consciente se preocupa por mí.

—¿Ya comiste Lalo?—dijo acostado en la cama boca arriba, no hicimos contacto visual, pero me alegra por fin hablar con él de nuevo.

—Ya Gonzalo, pero tu no, necesitas comer, creo—

—Si pero no tengo hambre, aparte, lo vomitaré de nuevo, mejor así—

Su respuesta no me convenció del todo, así que lo necesito convencer de comer—e estado leyendo un poco, descubrí que necesitas comer proteína, y mucha fibra, y poca grasa, también necesitas tomar mucha agua, aparte, dices que consumiste marihuana, esta aumenta el apetito, no se por qué no tienes hambre—

—Si tengo pero me duele la espalda, no me quiero mover amor—

—Necesitas comer, mira que no soy un chef profesional, pero mi comida no sabe mal, ¿o si?—

Gonzalo se levantó de la cama quejándose de un dolor de cabeza y de espalda, también decía que tenía más calor que antes.

—Creo que sería buena idea que tomes un baño, podrías quitarte ese olor a sudor y vómito que no es nada agradable—

Él se limitó a reír, y se sentó en una silla de madera que estaba enfrente de la mesa, le extendí un plato de ensalada con una pechuga de pollo, tiene proteína y fibra así que pensé que sería buena idea cocinar eso.

Comió muy rápido, y se acabó más de tres vasos de agua, me sorprendió ya que el siempre cuida su cuerpo, se ejercita y esas cosas, pero ahora le valió madres y comió demasiado, no se lo negué, ya que por primera vez en dos días estaba comiendo bien.

—Y ¿cocino mal? Creo que no, te acabaste tres platos así que….—

Empezó a reír fuertemente, ahora mismo después de mucho tiempo tenemos una conversación que no es de preocupación o algo por el estilo.

Me sentía cómodo estando así, pero la tranquilidad desapareció, cuando Gonzalo pegó un grito muy fuerte, y aventó la mesa hacia un lado.

—El animal, lo viste, dime que lo viste—ahora ya entendía el porqué.

—No no lo vi, mejor date un baño anda—le di un beso en su mejilla y le di la espalda, al parecer acato la orden, ya que empecé a escuchar como la llave de la ducha fue abierta y el agua empezaba a caer.

[...]

Ese día fue muy raro, la verdad nunca voy a olvidar algo así, la siguiente semana siguió así, aunque Gonzalo nunca me puso una mano encima, más que para abrazarme o darme un corto beso, de ahí en fuera, siempre mantuvo su distancia.

La hermana de Gonzalo nunca apareció, no se nada de ella, aunque le estuve mandando mensajes, solo me dejaba en visto.

El dinero se empezó a acabar así que conseguí un trabajo desde casa, por esta área estos trabajos eran algo común ya que, como las casas y los establecimientos estaban retirados uno del otro, así que para ahorrarles a las personas el ir y venir les dan este tipo de trabajos.

No era difícil, era simplemente empaquetar unas pequeñas bolitas blancas, parecían piezas de bisutería, pero no estaba seguro.

Pero Gonzalo no me lo hacía nada fácil, sus gritos se intensificaron, las alucinaciones eran constantemente, y no hablemos del vómito, aunque ya no se vomita por todos lados, ahora se levanta para ir al baño cuando pasa eso.

[...]

Esto me estaba matando, era estresante, ya habían pasado dos semanas, Gonzalo ya había mejorado, ya no gritaba, las alucinaciones eran casi nulas, y el vómito dejó de hacerse presente.

Todo iba bien pero tuvimos una visita inesperada. Tocaron la puerta así que me levanté de la silla en donde estaba para abrirla, cuando la abrí aprecié a una chica muy parecida a Gonzalo.

—Hola, lalo, soy valentina, la hermana de Gonzalo—

Ahora mismo quería golpearla...

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