Caderas Blancas 0.20

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Eduardo.

Me sorprendió el comentario de Lalo, pero este no me dedico ninguna mirada, comenzó a acariciar al lobo, y comenzó a mimarlo. Ahora me sentía un poco mal, no se como explicarlo, llega a ser cariñoso, pero con Luna nunca ha hecho eso.

-Pues como gustes, eso sería hablarlo con Pablo-saque mi celular y en cuanto prendi el internet, me llegaron muchos mensajes de César.

-Claro, yo te acompaño Gonzalo, para que no vayas solo-comencé a leer los mensajes y estos me asustaron un poco.

Todos eran lo mismo, "¿Estas ahí?, Hola Eddy, Necesitamos hablar, ¿Hola?, ¿Todo bien?, ¿Cuando nos vemos?, Me urge hablar contigo", eran muchos mensajes con lo mismo, me causaba rareza, pensé que era algo relacionado con Peter y su relación, pero, ¿Por qué tan urgente?.

-¿Me acompañas flaco?-Lalo me extendió la mano para levantarme de mi asiento, sinceramente muchas ganas de levantarme no tenía, pero a esa mirada, a esa estúpida mirada no e podido decirle que no en cuatro años, casi cinco.

-Mjum-apague el celular sin contestarle a Cesar y tome su mano, al estar de pie me abrazo y me brindo un beso en la frente sacudiendo mi cabello.

-¿Donde es?.

-Ven, yo te llevo-tome de la mano a Lalo y comenzamos a caminar, Peter y Aldo se quedarón en el cuarto, cuidando de él Lobo.

Lalo me quizo hacer la platica pero la verdad no tenía muchas ganas de hablar, estaba cansado, estresado, y más aparte enojado.

Llegamos al cuarto donde permanece Pablo hasta que no queda ningún alma en este lugar, toque la puerta y me abrió uno de sus hombres.

Me hizo pasar al darse cuenta que era yo, recordé que al llegar Aldo me dijo que Pablo quería hablar conmigo al terminar mi tiempo aquí.

-Eduardo, pasa pasa, ¿Quién es el nuevo?, ¿Traes nuevo recluta?-me senté enfrente de él escritorio que estaba en la pequeña abitación.

-No para nada, le intereso un perro y desea llevárselo a casa-me miró por unos segundos y después barrio con la mirada a Lalo.

-Claro que si, pero te costará amigo, ¿Numero del perro?-saco unos papeles de su escritorio y los empezó a hojear.

-Tres mil trescientos doce-Pablo se recargo en su silla y comenzó a reir.

-Uno de los mejores que tengo, así te costará, ¿como vas a pagar? Con dinero o con otra cosa-dijo apuntando a su entrepierna, Lalo rápidamente reaccionó y se cubrió con su mano riendo nerviosamente.

-Nada de eso Pablo, lo hará con dinero, es mas, descuentalo de mi paga, me dijo Aldo que querías hablar conmigo, ¿Que necesitas?-me miró un poco molesto, pero por nada del mundo iba a permitir que se sobrepasará con una persona sin su consentimiento, y menos con mi novio.

-Necesito que no dejes este lugar, cuando te fuiste muchos perros murierón, los de aquí no saben hacer ni una mierda, tu y ese chico que traes contigo, saben hacer un muy buen trabajo, no dejes este lugar, por favor.

-Lo lamento Pablo, pero un trato es un trato-Lalo me miró fijamente pero no recibió lo mismo por mi parte, quería mantener la mirada fija en Pablo.

-Esta bien, llevate al perro amigo, de cualquier modo si se queda aquí, seguramente no dura ni una semana, los de aquí son unos estúpidos, aquí tienes Eduardo-me entrego un sobre que conocía perfectamente, el cual anele con toda mi alma durante medio año.

-Gracias-lo tomé, me levanté de mi asiento, estrechamos las manos y salimos de la habitación.

Durante el camino de regreso, Lalo no dijo nada, tenía una mirada perdida y pensativa.

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