La entrada de aquel lugar era muy bonita, las plantas y toda la decoración, todo era muy lindo.
Lalo, como era quien iba conduciendo, pagó la estadía desde el asiento del piloto, Cristina era quien lo acompañaba en el asiento del copiloto, detrás de Lalo estaba yo, detrás de cristina estaba Rubén, detrás de nosotros estaban Ángel, Nicolás y Valentina, y hasta la parte de atrás, estaban Jeffthe y Cody.
Entramos por un largo camino, lleno de flora y poca fauna, pasamos por un lago artificial, después se empezaron a ver algunas cabañas, algunas grandes, otras pequeñas, regulares también había, nada fuera de lo común.
—La diez es la que nos toca a nosotros—Cristina sacó un mapa, donde estaban varias cabañas con números en ellas.
—Nos toca en la nueve—
—No Ruben, es en la diez—
—Tu me habías dicho que en la nueve—
—Pues en la llave dice siete—comencé a reír, no pude evitarlo.
—En la llave ni tiene número—
—Claro que sí, tiene un llavero con el número siete—
—Es que yo rente cuatro cabañas, juntas, osea seriadas, en la seis, se va a quedar Cody y Ángel, en la siete, tu Gonzalo con Eduardo, en la ocho, Rubén y Nicolás y en la nueve Valentina con Jeffthe, solo hay un dilema, quien me acepta en su cabaña, nadamas me dejaron rentar cuatro, cinco ya no podía—y reinó el silencio, nadie habló, excepto por un chico llamado Eduardo quien comenzó a reír.
—Yo mamá, no te molesta verdad amor—sabía que a Jeffthe si le iba a molestar, pero por educación y por quedar bien, iba a decir que no.
Lalo arrancó de nuevo, pasó por la cabaña con el número seis, y bajaron Ángel y Cody, se despidieron y Lalo arrancó de nuevo, pasó la siete y se siguió a la ocho, donde bajaron Rubén y Nicolás, se despidieron de igual manera y Lalo se siguió en la nueve, donde bajaron Valentina, Jeffthe, y Cristina, se despidieron y Lalo dio vuelta para regresar a la siete.
—Nos vamos a quedar solos tu y yo flaco, sabes lo que significa—
—Si, te voy a amarrar en la cama y ahí te voy a dejar si sigues de calenturiento—Lalo pegó una risa mientras manejaba.
—No seas así flaco, me refería a que era el mejor momento para pasar tiempo en pareja, solo tu y yo—
—Eso lo podíamos hacer en méxico sin problemas, ya van cuatro años que vivimos juntos—
—Cinco, casi cinco, pero no, te equivocas, Luna interrumpió a cada rato, luego nos quedamos sin casa y tus padres aún siguen siendo un poco, como decirlo, conservadores, y en mi casa está mi familia, así que aquí podemos descansar un rato, solo tu y yo, ¿apoco no es buena idea?—
—Conociéndote, no—Lalo siguió riendo, mientras tanto manejaba hasta nuestra cabaña.
Bajamos de la camioneta y nos adentramos a la cabaña, era un poco pequeña, no había mucho, solo había una cocina, un baño y la alcoba, también había una pequeña terraza que daba la vista a las demás cabañas y al pequeño lago.
—¿Se podrá nadar ahí?—yo solo encogí los hombros, Lalo sacó un folleto que había en la mesa y lo comenzó a leer—si se puede, vamos—
—No traigo nada para nadar—
—Con un short y una camisa ya la armaste, vamos—
—No, no quiero—
—Te llevo arrastrando, vamos—sabía que iba a seguir insistiendo, iba a seguir picandole a la muela, así que, terminar aceptando era mi salvación.
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Encontré mi Hogar
CasualeSi tuvieras que dejar todo por la persona que amas, ¿Lo harías? Yo si, lo di todo por él, se lo entregue todo, y lo ayudé en todo lo que pude, pero el día que me dijeron que ya no estaba más en este mundo, mi mundo se destruyó por completo, porque...