Caderas Blancas 0.9

1 0 0
                                    

Después de un largo e incómodo viaje, llegamos a Chile, Lalo se quería apresurar, y tanto era su desespero que las cosas le salían mal. 

Lo entendía perfectamente, pero mientras más entiendes a las personas, se vuelve más complicado animarlo. 

Después de una hora mínimo, salimos del aeropuerto, el camino lo recordaba muy bien, todo era muy conocido.

Llegamos al enorme portón de la casa de los padres de Lalo, nos dejaron entrar sin problemas, caminamos por ese enorme pasillo, Lalo quería correr pero no lo hacía porque estaba yo. 

A su paso llegamos a la puerta que daba a la sala, al entrar estaba Ángel sentado con un rubio en su sofá. 

—¿Gonzalo? Que sorpresa, no sabía que ibas a venir, de haber sabido hubiera limpiado un poco—Lalo no se alegró, estaba serio. 

—¿Mi mamá?—Ángel hizo una seña diciendo que estaba en la cocina. 

Sin preguntar Lalo entró en esta, por mi parte salude desde lejos a Ángel y al otro chico, camine un poco para entrar a la cocina, y estaba Lalo abrazando como nunca a su madre. 

La señora Cristina no se veía enferma, a mi parecer, se veía muy bien, alegre y contenta. 

—Rubén me dijo que estabas en una camilla, en el hospital—

—Ya quisieran cabrones, claro que no, solo me detectaron cáncer hijo, pero ya lo voy a librar, vamos a estar bien todos, estaba en una camilla hace como dos semanas, pero ya nos recuperamos y salimos de ese horrible lugar, oye, es bien feo estar en el hospital e, horrible es—

—Si, ya lo he experimentado—su madre quedó en shock, pensativa, y yo recordé algo, de seguro Lalo no le ha contado sobre el balazo. 

—¿Por qué?—su madre se cruzó de brazos y Lalo comenzó a tartamudear.

—Es que, pasó un incidente—yo estaba escuchando todo desde el marco de la puerta, pero alguien me tocó el hombro para que lo dejara pasar, entró Ángel con una enorme sonrisa de la mano del rubio. 

—Gonzalo, te quiero presentar a Cody, mi pareja, tiene veintisiete años, apoco no está guapo—Lalo fijó su mirada en Angel y su pareja, inconscientemente Lalo los barrio con la mirada. 

—Hola Cody mucho gusto—Lalo le extendió la mano y Cody se la aceptó. 

—Había escuchado muchas historias sobre ti, por fin te conozco en persona—Lalo sólo sonrió un poco. 

—Tenemos una platica pendiente Gonzalo, pero será después, ¿quieren comer algo?—yo negué con la cabeza, pero Lalo asintió al igual que Cody y Angel. 

Después de un rato, salí de la cocina y me senté en el sofá de la sala, Cody se acercó a mí para comenzar a hacer platica. 

—Hola, perdón pero ¿cuál es tu nombre?—lo observé un poco, la verdad era muy atractivo. 

—Soy Eddy, mucho gusto—le extendí la mano y este la aceptó. 

Comenzamos a charlar un poco, era un chico interesante, también muy alegre, al igual que mal hablado, eso me gustaba, no se por que. 

Estaba charlando cuando un chico de cabello café, tez morena, ojos entre grisáceos, alto, como de mi estatura bajo de las escaleras, solo llevaba una camisa que le quedaba grande, y un bóxer, se venía tallando los ojos, supuse que se había despertado recientemente. 

Se sentó en el sofá y comenzó a fumar un cigarrillo, saludo a Cody y este le regresó el saludo, pero en cuanto me vio, tomó un cojín y se lo puso en su entrepierna. 

Encontré mi Hogar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora