Quedate Esta Noche 0.25

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El viaje fue muy pesado, no quise despertar a mi tía, hasta que estábamos cerca del lugar, todo el lugar lo reconocí de inmediato, mi corazón latía a mil por segundo, comenzaba a sudar, pero tenía que enfrentar las cosas, no podía estar alejado de este lugar por siempre. 

—Llegamos—dijo mi tía desde el asiento de atrás, se bajó del auto gris y abrió la puerta de la casa que yo bien conocía. 

—Estoy nervioso—me miró y de inmediato me abrazó. 

—Todo va a estar bien, en serio—aunque no sirvió de mucho, me hizo entrar en confianza. 

Entramos y el lugar era justo como lo recordaba, aquella casa donde pasé parte de mi infancia, era casi igual, con pocos cambios. 

Al entrar rápidamente mi vista captó a una chica, de mi misma edad, al verme tiro lo que tenía en las manos y corrió hacia mí. 

—Donde carajos estuviste todo este tiempo—comenzó a golpearme con fuerza, y yo solo tomé sus manos pero ella seguía forcejeando. 

—Perdon—me miró con un semblante muy duro, pero al final terminó ablandandose y comenzó a llorar. 

—Te extrañe Eduardo—me abrazó y de inmediato fue correspondido. 

—Yo también Joselyn—tenía alrededor de seis años sin ver a mi prima, ya que aunque seguía con mi madre, pocas veces veníamos a ver a mi prima. 

Nos separamos del abrazo y subimos a la casa, al llegar mi abuela rápidamente pegó un grito, aunque tardó un poco, rápidamente me reconoció. 

Al igual mi tía Ana, madre de Joselyn, se acercó y me empezó a jalar mis orejas, aunque yo le pedía que se detuviera no lo hacía. 

Un joven de alrededor de once años salió de uno de los cuartos, rápidamente lo reconocí, pero este seguramente no me conocía. 

—Maribel, ¿este es Diego?—me acerque al chico, aunque este se puso muy nervioso. 

—Así es hijo, ya está viejo—mi tía bromeó y yo solo rei. 

—Hola, soy tu tío, estás irreconocible, recuerdo cuando tenías como…siete años la última vez que te vi—

—Perdón pero no te recuerdo—

—No te preocupes, no esperaba que me reconociera de inmediato—

—Es el hijo de tu tía Mireya—al mencionar mi abuela a mi madre, Diego rápidamente me recordó. 

—Eres el que escapó—comencé a reír, aunque tenía razón. 

—Así es—

Seguimos hablando, la verdad, estar de nuevo con mi familia, llenaba algo en mi que estaba vacío desde aquella noche. 

El interrogatorio comenzó, todas las dudas fueron respondidas, mi prima y yo éramos un poco unidos, y recordar todo lo que vivimos en nuestra infancia solo me hacía arrepentirme de lo que hice. 

El día pasó, estaba cansado así que me quedé dormido en el sillón de la sala, no se a que hora desperte, pero desperté en la noche, mi prima estaba con un joven, dos años mayor que ella, me lo presentó, al parecer era su novio, aunque no me daba buena espina. 

Revise mi celular y note que Gonzalo había visto mi mensaje, pero no me contestó, supuse que se molesto, aunque era raro de el molestarse por algo así. 

Al día siguiente me despedí de mi familia, solo era la familia de parte de mi madre, era pequeña a comparación de la de mi padre pero prefería mucho más a la de mi madre. 

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