Quedate Esta Noche 0.23

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3 años después. 

Sonó la alarma que me avisa que ya era hora de ir al trabajo, la apague de mala gana y me levanté de la misma manera. 

Iba caminando por el oscuro cuarto hacia el baño, hasta que sentí un juguete de Luna que me atravesaba la planta del pie. 

—Mierda—levante el juguete y lo avente hacia un espacio del cuarto oscuro. 

Abrí las cortinas y entraron los pocos rayos de luz, pues a las cinco de la madrugada no había mucho sol. 

Les voy a contar un poco lo que pasó estos tres últimos años, Lalo había sido ascendido hace poco con Jonathan, pues ahora es la mano derecha del jefe de su empresa, por lo que entendí. 

Acabé la prepa, me recibí con honores y fui el primero de la clase, me hubiera gustado terminar en la escuela donde conocí a Lalo, pero no pude, era mucho dinero y no contábamos con ello. 

Lalo también fue comprando muchas más cosas para la casa, la cual terminamos comprando, convencimos al dueño de irla comprando por pagos, hace medio año dimos el último pago, ahora tengo dieciocho años, casi diecinueve, y por otro lado, Lalo ya tiene veinte casi veintiuno. 

Por más que lo e intentado, nunca logró conseguir que en un trabajo dure más de un mes, ya sea por que me empiezo a poner mal, o por que Lalo le empieza a disgusta que vaya, y créanme, pelear con él es un dolor de cabeza, es un terco. 

La casa no se compara a nada de lo que era hace tres años, ya hay una sala completa, televisiones, la recamara igual está completa con un armario y otros muebles, la cocina está igual completa, ya no tenemos que llevar a lavar a la lavandería, nos hemos hecho de nuestras propias cosas, ya no soy un niño, así que ya tengo más libertad para hacer y deshacer, y algo que me gusta es que Lalo me apoya en lo que sea, aunque también me dice cuando la cago y me ayuda a arreglarlo, por eso lo amo. 

Ahora mismo estoy trabajando en un café, hoy me tuve que levantar temprano por que me toca abrir a mi, todos los lunes es la misma rutina. 

Aunque hoy tengo que ir a revisar algunas cosas para mi universidad, Lalo empezó a estudiarla, pero le resultó complicado tener el trabajo la escuela y estarme cuidando, así que dejó la escuela, no terminó el año, así que tiene que repetirlo. 

Las cosas mejoraron, mi enfermedad ya está controlada, nos costó casi un año y medio, estar luchando para ver que tenía, y jamás encontramos el nombre de mi enfermedad, solo una forma de tenerla controlada, eso me causa mucha desesperación por que mis amigos y las personas a mi alrededor me preguntan sobre mi enfermedad y yo no sé qué contestar. 

Me tomé un baño rápido y me vestí, estaba por ponerme la camiseta hasta que sentí como Lalo me rodeaba con sus brazos cálidos mi cintura. 

—Estar haciendo ejercicio está dando sus resultados, ahora eres mucho más atractivo—me dio un dulce beso en la mejilla y yo terminé de colocarme la camiseta—pareces ahora un personaje de una película, esos que son delgados, poco marcados, con su tono de piel tostado, y sexys—empecé a reír por el cumplido de Lalo y me dirigí a la sala—No me dejes hablando solo Eddy—a decir verdad, Lalo tenía veinte años, pero una personalidad de un niño, era único. 

—No lo hago—conteste desde la sala, y escuché como Lalo se empezaba a acercar. 

—Sabes qué día es hoy, ¿cierto?—me paré en seco, mierda, veinte de abril, su…cumpleaños.

—Me había olvidado, pero gracias por recordármelo, ahora puedo decirte que eres un año más viejo—Lalo comenzó a reír y se echó en uno de los sillones—¿No irás a trabajar?—Lalo solo negó con la cabeza. 

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