Quedate Esta Noche 0.16

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Al fin había llegado el momento, teníamos que regresar a México, por un lado me gustaba la idea de estar en méxico de nuevo, estar con mis amigos, estar con luna, con la señora Gloria, pero a la vez, me daba un poco de nostalgia, dejar de ver a los hermanos de Lalo, y volver a cambiar de vida, ya que aquí estuvimos un mes entero, bien que mal ya me había acostumbrado. 

Al final ya sabía que esto iba a suceder, así que no había tanto problema, aunque me gustó vivir mínimo un mes, como un millonario, por aquí lo que quería lo obtenía, algo gracioso la verdad. 

Estábamos empacando ya, la señora Cristina nos había comprado unas maletas, así que ya teníamos más espacio y podíamos llevar más cosas. 

El dinero lo metimos a una cuenta bancaria, así ya lo podíamos retirar con más facilidad en México, cosa que nos la había recomendado Rubén. 

Al final las cosas mejoraron con la familia de Lalo, me agradaba la idea de que se iba a regresar sin problemas, pero aún teníamos algo pendiente. 

El vuelo salía a las cinco de la tarde, aún eran la una, así que todavía había tiempo para ir a ver al señor Rogelio. 

Al parecer le dieron una condena de cinco años, que originalmente iba a ser de quince años, pero como él se entregó, le rebajaron la sentencia, y también Rubén y Ángel pagaron para que le bajaran aún más la sentencia. En fin, la hipotenusa, por que según ellos estaban de acuerdo que pagará lo que tuviera que pagar, pero al fin y al cabo es su papá y es su dinero. 

[...]

Ya habíamos llegado al lugar donde estaba el señor Rogelio, era un lugar algo sombrío, no había mucha iluminación en el interior. 

Lalo pasó primero, obviamente lo iba a ser, no podía decir "yo primero" por qué no es mi papá, así que no se discutió eso. 

Cuando salió Lalo estaba realmente tranquilo, estaba con una sonrisa, y se veía con paz. 

Ahora me tocaba pasar a mi, me puse realmente nervioso, no sabía que decir ahí adentro, estaba pensando si realmente pasar, o mejor retirarnos así. 

Al final me decidí a pasar, al entrar vi al señor Rogelio sentado dentro de la habitación, con unas esposas en sus muñecas y detrás de él un policía, o como se le conocen aquí, un carabinero. 

—Hola hijo, buenas tardes—contestó al verme, aún tenía un poco de miedo y de vergüenza de acercarme. 

—Buenas tardes señor—conteste un poco seco, el lo noto al parecer. 

—Bueno, siéntate—me hizo una seña para que yo tomara asiento en la silla que estaba justamente enfrente de él. 

Acate la orden y tomé asiento en esta, mis manos estaban debajo de la mesa, estaba realmente nervioso, no sabía por qué pero lo estaba. 

—Todo lo que hablamos, se va a quedar entre nosotros, de acuerdo hijo, no quiero que se armen chismes, así que solamente te voy a decir que no le vayas a contar nada a Gonzalo de lo que tu y yo hablamos, no quiero que se peleen por eso, vale?—

—Está bien señor—él me miró con una mueca y me empezó a regañar. 

—Ya no me digas señor, dime suegro, o Rogelio, no se, pero señor me hace sentir más viejo de lo que ya estoy—comencé a reír y él imitó mi acción. 

—Okey, Rogelio—

—Eso, así, bueno, solo quería decirte que en cualquier momento que necesites de mi ayuda o algo por el estilo, sabes que voy a estar con ustedes dos, no los voy a dejar, solo te encargo a mi hijo, y espero que te recuperes, todo lo que teníamos que hablar, ya se habló, así que, te deseo suerte hijo, cumple todas tu metas, y piensalo mil y un veces el día que vas a regresar con tus padres, no vaya a ser que te puedas arrepentir—

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