Capítulo 5: Diana Miller.
Mabel Hanson.
Luego de esperar una semana entera, por fin era viernes veintinueve de agosto, lo que quiere decir: mi cumpleaños número diecisiete.
Cogí mi teléfono para ver la hora, me fijé en el mensaje que tenía de Eric deseándome un feliz cumpleaños, le agradecí por sus deseos. Así como a otras personas que me habían escrito, pero rastro de Bruno, no había.
Estos últimos días las conversaciones con Eric habían sido desde que iniciaba el día, hasta que nos dormíamos.
Mentalmente me pregunté ¿cuándo seré capaz de decirle mi nombre? No creo que sea algo tan grave ¿o sí?
Claro que sí es muy grave, idiota.
Tomé una ducha relajante y me vestí.
Esta última semana había intentado acabar series y libros que me gustan, ya que el lunes comenzaría el nuevo año escolar. Por lo tanto no tendría mucho tiempo. Imagínense como tenía de revueltos los pensamientos
Ya estaba lista para iniciar mi día, bajé con la esperanza de encontrar a mí familia completa, así como hace algunos días, cuando desayunamos juntos. Pero solo estaban mis hermanos; mis padres no, a pesar de que tenía la psicología preparada, también tenía un poco de esperanza de que estuvieran allí.
Algo del sentimiento de desilusión desapareció cuando vi a mis hermanos con una sonrisa, los dos al mismo tiempo me desearon un "feliz cumpleaños", yo solo los abracé y les agradecí.
Mariano me vendó los ojos (cabe enfatizar que siempre lo hace) y en un brinco habíamos llegado a algún otro lugar de la casa, al quitarme la venda me di cuenta que estábamos frente a el jardín, había una mesa con tres platos que supuse que era nuestro desayuno, un pastel, algunos dulces y dos bolsas de regalo.
—Vamos a celebrar tu vida, hermanita, —Mariano dejó un beso estampado en mi frente.
—Si pequeña, primero abre los regalos y luego desayunamos —dijo Mariana con una gran sonrisa.
Así que obedecí, abrí los regalos. El primero era una bolsa con dibujos de flores, en su interior había un vestido negro de puntos blancos, algo de maquillaje, y una cadena con una medalla cuadrada que tenía una cruz tallada. En la otra bolsa de color turquesa (mi favorito) sin ningún tipo de dibujos, de parte de mi hermano; había una carta, con algunos libros, un conjunto de blusa/falda color turquesa y un pequeño cuadro con una foto de nosotros tres.
—Los amo, gracias por todo, por esto —sonreí a punto de soltar algunas lágrimas, estaba muy emocionada, pero también algo triste.
Ellos solo me dieron un fuerte abrazo y desayunamos.
Mi hermano quería preparar un postre, helado con brownie. Y faltaba uno de los ingredientes principales: el helado. Lo que pasó es que a Mariana se le había olvidado pasar por la tienda y comprarlo, así que me yo me ofrecí para ir a buscarlo.
Salí de mi casa, la tienda no quedaba tan lejos de la residencia así que decidí caminar.
La verdad no tenía otra opción, automóvil no tengo, y la bicicleta no sé cómo usarla.
Al llegar caminé directamente al área de los refrigeradores.
—Chocolate, —hablé para mí misma.
Una voz muy peculiar, e imposible de olvidar, le preguntaba a una empleada sobre el pasillo de las bebidas, vi que era un chico, no le presté atención. Quizás me estaba volviendo loca.
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Siendo Adolescentes © [SIENDO #1| Completa✓]
JugendliteraturPrimer libro de la trilogía SIENDO. "Hay personas, que a pesar de que se amen con toda su alma, su destino no es estar juntos". La vida puede ser complicada, y mucho más cuando te ves envuelto en una guerra tanto absurda como peligrosa... Cuando la...