11- Bienvenido al infierno.

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Capítulo 11: Bienvenido al infierno.

Mabel Hanson.

En el momento que entró Alicia, sentí que no era la misma que había cruzado esa puerta hace unos minutos, caminaba con firmeza, su cabello azabache brillaba de forma distinta, sus ojos estaban poseídos por una mirada sombría, como si ocultara el secreto más perverso. Y una sonrisa lobuna triunfante, la chica tenía el control ¿control de qué? Sólo ella sabe.

Claramente había ganado su discusión con Matteo, porque escuché que prendió su carro y se fue.

—¿Ya podemos ir a estudiar? —Preguntó la chica dirigiéndose a Mariano.

—No antes sin darme una explicación ¿qué fue todo eso, Alicia? —La detuve.

—No fue nada, Mabel, solo que Matteo anda muy cabreado porque Pamela no anda con él, ya Alicia lo dijo —me respondió mi hermano.

—Solo olvida todo lo que pasó, y deja de ser tan curiosa. Recuerda, la curiosidad mató al gato —finalizó la chica con hipocresía.

—Ajá.

No tenía ganas de discutir, así que me levanté del sillón y subí directo a mi habitación, apenas eran las cinco de la tarde. Me puse a pensar en lo terrible que había sido el primer día de clases, primero el escuchar toda la mañana el nombre de Alicia, después nuestro compañero suicida, la policía diciendo que fue intencional, Pamela está con Bruno solo por un reto, y la discusión de Alicia y Matteo, era demasiado agotador todo esto.

Claramente Matteo no quiere nada con Alicia porque le gusta Pamela.

Mientras pensaba en el mal día que tuve, se hicieron las seis y treintena de la tarde, estaba empezando a oscurecer, Mariana entró a mí habitación diciendo que iba a salir con Alicia y Mariano, cerró la puerta nuevamente, escuché que encendieron el auto y luego arrancó.

***

Luego de cenar, fui directo al jardín, miré el reloj de mi celular y marcaba las ocho y quince de la noche. Para pasar el rato, salí a observar el cielo, estaba totalmente nublado, no había estrellas, la noche estaba muy oscura, y el viento hacía mucho ruido, lo bonito que había era la luna llena.

Decidí entrar ya que no me sentía cómoda en el ambiente. Mi intención era esperar a mis hermanos, pero estaba tan agotada que me quedé rendida en la sala de estar.

Eric Makri.

En el momento en que me dirigía al estacionamiento del instituto, después de despedirme de Mabel, se me acercaron dos chicas, enseguida las reconocí, Pamela y Alicia.

Pamela me contó sobre un grupo que solo pueden pertenecer los de último año, en el cual se reunían para divertirse, tomar, bailar, jugar y asignaban algunos retos.

Acepté ir.

Luego de esto las chicas se fueron alejando, me subí a mí moto y llegué a casa de mi tía. Al parecer estaba solo Bruno, subí a la habitación, y me recosté un rato en la cama.

Tendría que alistarme para estar a las siete en punto en casa de Alicia.

Estaba preocupando por este chico que se lanzó del segundo piso, yo lo había visto súper bien en la clase anterior que estuvimos juntos. La verdad si se le notaba algo preocupado, pero la situación es muy extraña.

Luego escogimos parejas para la clase de biología, que próximamente serían en el laboratorio. Y ahí fue cuando su semblante se oscureció, paso de trasmitir luz, a transmitir oscuridad.

Yo tiraba la pinta de el típico chico popular, sin sentimientos, que quiere tener a todas las chicas para él, guapo y con dinero, diferentes personas me lo han dicho.

Pero no es así, todo lo contrario. Me considero una persona neutra, no vivo de fiesta en fiesta, sin embargo tampoco soy un santo.

Me puse a pensar en Mabel, la gran persona que es, quizás ella no esperaba una buena reacción de mi parte al enterarme que me ocultaba su verdadero nombre, pero desde que Diana Miller me mandó solicitud de seguimiento, supe que era ella. Siempre veía las fotos que mi primo ponía con ella, y nunca me olvidé de todos los lindos momentos que pasamos cuando era niño, ya que siempre vivía mudándome.

Esta ciudad es mi lugar estable.

Ese año que estuve con mi tía, fue el mejor, los años anteriores, y los años después fueron terribles, vivíamos cambiando de casa. A los quince años me enviaron a un internado en París, aprendí a hablar en francés, aproveché a estudiar alemán, italiano, y también el inglés, manejo muy bien los idiomas.

Mi padre quiere que trabaje en el negocio de los vinos, y si me gusta, así que voy a estudiar relaciones internacionales. Me desenvuelvo muy bien a la hora de negociar. Además de que sé distintos idiomas.

La verdad en este momento me siento muy alegre de volver a mi ciudad de origen, Móstoles, es un municipio situado al suroeste del centro de Madrid.

Mi padres decidieron volver porque, bueno ahí les va, Adriano Makri se ha postulado para ser el gobernador. Todo lo que hacen es siempre y cuando les convenga a ellos.

Primero me dejaron con mi tía, mientras ellos hacían no sé qué en Barcelona.

En vacaciones trabajé para poderme comprar un departamento, ya no quería seguir dependiendo de mis padres. Suena absurdo si lo digo así, ya que nunca han estado pendientes de mí.

Pero económicamente dependo de ellos.

Bajé a tomar un poco de agua, y luego me bañé, y me vestí para ir a la reunión de Alicia.

Cuando pasé por la sala, estaba Danna sentada en el sillón, así que la saludé.

—¿Qué tal, prima?

—Todo bien, ¿a dónde vas?

—A una pequeña reunión en casa de Alicia.

—¿Perteneces a los últimos?

¿Cómo sabe?

—Eso creo, el año pasado ¿tú estabas en ese grupo? —Pregunté.

—Sí, el líder era mi ex novio, Manuel Sanz, él se enamoró de Alicia y por eso la buscó para que ella fuera su reemplazo.

—¿Y qué sucedió con el chico? —Continúe la conversación.

—Manuel desapareció, nunca más supe de él —añadió triste —Era mi novio desde séptimo grado, y cuando llegamos a noveno, su hermana lo incluía en todo, ya que ésta era la líder anterior. ¿Sabes? esto es como una tradición, buscan a quienes lo reemplazarán. Nunca entendí el propósito de ese grupo.

—Yo supongo que es solo diversión, eso fue lo que me dijo Alicia.

—Mejor ten cuidado con quién te mezclas, no dejes que te obliguen a cumplir uno de esos estúpidos retos.

—Tranquila, yo sé cuidarme —la abracé y me despedí —Bueno, ya me tengo que ir.

—Que te vaya bien primo, adiós.

Me desaparecí por la puerta principal, caminé hacia mí motocicleta, me subí, y arranqué.

Todo el camino fui tarareando canciones. Hasta que llegué a mi destino, era una casa enorme de tres pisos, las rejas eran de color negro, paredes grises, con un aire muy sombrío.

Y más asombrado quedé cuando entré a la recámara de Alicia, es una habitación con paredes vino tinto, cortinas negras, sábanas grises, todo transmitía misterio. Ella me invitó a pasar porque no había llegado nadie más, y me explico un poco de la dinámica que usan, pasó el rato y empezaron a llegar los demás.

Al parecer estaban todos, hasta su novio Matteo, por lo que entendí, él la va a reemplazar el siguiente año.

—Bueno ya que estamos todos, les presento al nuevo integrante, bienvenido Eric —anunció la pelinegra.

Solo sonreí.

Siendo Adolescentes © [SIENDO #1| Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora