46- Las flores se marchitan.

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Capítulo 46: Las flores se marchitan.

Pamela Jones.

Pasé los peores cuarenta días encerrada en aquel centro de rehabilitación. Me sentía ahogada, privada de mi libertad, y no podía consumir lo único que me ayudaba a seguir con mi vida.

Cuando conocí a Eric pensé que yo iba a poder cambiar, que tendría un verdadero motivo de vida. Sin embargo mi psiquiatra me hizo entender que lo que yo sentí por él, no era amor.

No tengo idea de lo que sentía, pero Eric Makri como persona, me dejó encantada. Cuando entendí que lo nuestro no era algo mutuo, me destroce, y prometí vengarme.

¿Serviría de algo? No.

Mientras yo estaba detrás de un chico que no sentía nada por mí, estaba perdiendo la oportunidad con el hombre que daba la vida por mí.

Bruno Smith; a quien humille, lo engañé, lo vi como un pasatiempo y un reto.

Él me llevaba siempre flores a mi casa, y no lo valore a pesar de que nunca antes me habían regalado una, me consoló mientras yo lloraba por su primo y le mentía en su cara. Me besó cálidamente, sin lujuria u otras malas intenciones, conoció lo peor de mí y aún así se quedó conmigo.

Analicé tantas cosas estando sola, sin nadie más que yo misma, un cuaderno y un lápiz, en dónde escribía todos mis lamentos. También escribí una carta, fue parte de una terapia la cual funcionó, pero una parte de mí, decía que debía entregársela a la persona.

Mi psiquiatra me dijo que había avanzado con mi tratamiento, y ni yo misma me lo creía.

Hice tanto daño a personas que no lo merecían, me comporté de una forma tan inmadura, y me di cuenta muy tarde.

Creí que podía remediar el daño que había causado, sin embargo cuando llegue a la fiesta de Alicia volvió la Pamela egocéntrica y narcisista.

—¿Por qué ponen la cara como si hubieran visto un fantasma? —Pregunté intentando no reírme en la cara de todos. —¿No se alegran de verme?

—Por supuesto que nos alegra verte Pam, —me respondió Margaret. —Mejor toma asiento porque ya les tengo la actividad de la noche, —avisó sonriente —Esta noche jugaremos: siete minutos en el paraíso. Puede que algunos sepan en qué consiste el juego, pero para los que no, les expli...

—Yo no voy a jugar —bufó Manuel fumando su cigarro. —Me quiero ir.

—Que aburrido eres primo —, escuché la voz de Maddison.

No pude voltear a verla, no soportaba su presencia. Maddison se había enamorado de Eric, pero Margarita sabía que ella no le servía, se repetía la misma historia.

Ni ella, ni yo servimos para la misión de conquistar y manipular a Eric Makri, finalmente es él quien te termina conquistando sin intentarlo.

—En éste sombrero hay un papelito con el nombre de cada uno de nosotros, —Margaret mostró el sombrero del que hablaba. —En el momento que a uno de ustedes les toque sacar un nombre, deberán ir a la habitación con esa persona —sonrió. —Y pueden hacer lo que quieran, sea hombre o mujer, es solo un juego. Ahora ¿quién comienza?

—Deberías iniciar tú, —respondió Liam.

—Bueno, está bien —Margaret revolvió los papeles dentro del sombrero y sacó uno, acto seguido lo desenvolvió, levantó su ceja y dejó salir una risa. —Pamela, amiga.

—Aprovechemos para ponernos al día, —me levanté, y caminé hacia ella. —Ustedes, midan el tiempo.

Junto a Maggie entré a la habitación e iniciaron los siete minutos antes de ir al paraíso, o tal vez al infierno.

Siendo Adolescentes © [SIENDO #1| Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora