41- La exclusividad de una rosa azul.

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Capítulo 41: La exclusividad de una rosa azul.

Narrador omnisciente.

Margarita, Margaret y Denisse se encontraban reunidas en el jardín de la casa Sanz.

—No sabía que Pamela se sentía así, mucho menos que se drogaba, —comentó Denisse llorando.

—Tranquila Denisse, ya verás que en un mes se mejora, o menos, —la intentaba consolar Margarita, ya que como todos saben, esa no es su especialidad. —Ella es una buena chica, a veces quisiera que Margaret fuera como ella.

Para Maggie fue inevitable no incomodarse, su madre vivía comparándola con Pamela. A pesar de que ella intentaba complacer a su mamá obedeciendo sus órdenes, para Margarita nunca era suficiente.

—¿Por qué no la traes a vivir para acá? O mejor ¿por qué no la adoptas? A ver si ella es capaz de hacer todo lo que hago por ti, —Maggie arrojó un vaso sobre la mesa, logrando que algunos vidrios se esparcieran sobre el espacio. —Estoy casada de esta escoria, todo es "Pamela esto" "Pamela aquello" "ojalá aprendas de Pamela", no sabiendo que es una zorra drogadicta, que te roba la mercancía.

Ambas mujeres quienes estaban sentadas, se levantaron de la mesa para no cortarse con ningún vidrio. Margarita abrió los ojos como platos, y Denisse se incomodó por la actitud de Maggie.

—¡Margaret cálmate! —La pelinegra agarró por el hombro a su hija. —No sabía lo mal que te hacía sentir algo tan insignificante.

—¿Cómo es eso de que Pamela le roba mercancía a tu mamá? —Denisse intervino.

—¿Robaba mi droga? —Suspiró Margarita, —No sabía que Pamela hacía eso ¿por qué no me lo dijiste antes? —Preguntó dirigiéndose a su hija.

—Según tú ella es la chica perfecta ¿no? Estaba segura de que no me creerías, —reprochó Maggie.

—La familia Sanz es una cajita de sorpresas —insinuó Denisse. —Ya entiendo porqué te interesa tanto la gobernación.

—La gobernación, y los buenos aliados, querida.

—Yo mejor me largo de aquí, adiós —avisó la pelirroja.

Caminó hasta su habitación y buscó dentro de una gaveta una bolsa con cocaína dentro, y un pequeño frasco etiquetado como epinefrina (adrenalina).

—Ay Pamelita, lo que te espera, —habló junto al acto de buscar una jeringa. — Todo esto estará aguardando por ti, hasta que salgas de la clínica de rehabilitación.

***

Catorce de febrero (días después).

El aire del Madrid College era solo amor, paredes y puertas estaban repletas de decoraciones y globos. La celebración era triple, porque además del día de San Valentín, el día anterior el equipo de futbol fue declarado ganador de un partido. Y las porristas ganaron una competencia, así que todos estaban muy felices.

Flores, peluches, chocolates, cartas, besos, abrazos, no faltaban.

Y Maddison Sanz no iba a dejar pasar el día por alto, por ello caminó derechamente hacía la cafetería y se detuvo en una mesa en donde Eric, Matteo, Liam, Bruno, Mariano y Ander permanecían sentados.

—¡Hola chicos! ¿Qué tal? —Saludó la rubia con una gran sonrisa.

—¡Hola! —Respondieron todos de buena manera.

—Eric ¿podrías venir un segundo? Por favor, —preguntó apenada, ya que toda la atención de los chicos recaía en ella.

—Sí claro —él asintió y se levantó de la mesa.

Siendo Adolescentes © [SIENDO #1| Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora