31- Los nervios son el enemigo.

39 9 6
                                    

Capítulo 31: Los nervios son el enemigo.

Mabel Hanson.

No podía mentirme respecto a que su tono de voz hizo que una corriente extraña recorriera mi cuerpo, provocándome nervios.

—¡Liam! Sólo iba con los chicos, disculpa por hablarte así —señalé el espacio en donde estaban Matteo, Alicia, Pamela, Danna y Bruno

—De acuerdo, voy junto a ti —Liam se volvió a acercar a mí oído, acto seguido me apegó a su cuerpo —Pero no sin antes de que me permitas obsequiarte algo

¿Un obsequio? Justo en mi punto débil. Amo los regalos, en especial cuando se tratan de cartas, pulseras y cadenas, porque siempre me hacen recordar a la persona que me lo dio y recordar el momento bonito.

—¿Y de qué trata? —Me invadió la intriga, tanto que hasta el nerviosismo desapareció.

—Acompáñame, princesa —me ofreció su mano. —¿Te molestaría?

Y la recibí sin problema. —Vamos.

Desde lejos pude notar el rostro de confusión de Bruno, me acerqué hacia él, ya que estaban cerca de la puerta y le dije:

—Voy con Liam, y ya vuelvo.

Me miró pícaro, y lo golpeé en el hombro.

Salí de la mano con Liam, ya que él era mi guía. Llegamos hasta su auto y me puso frente a él.

—Sube —ordenó gentilmente.

Por el momento me salí de mi órbita, mi cuerpo no obedeció, y me quedé concentrada en sus ojos que brillaban de una forma diferente por la luz de la luna, el pircing plateado de su nariz resaltaba por lo pálido que él es. Su cabello es color azabache, tan suave se que la brisa lo despeinaba.

Creo que a cualquier chica (incluyéndome) le gustaría, o al menos le causaría curiosidad su semblante oscuro, él es misterioso, porta una seriedad increíble, es inteligente, y para completar muy guapo viéndolo así de cerca. Siempre viste de negro, gris, blanco o vino, colores que resalten su tez.

Me abrió la puerta del copiloto.

—¿A dónde vamos?

—A mi casa —respondió seriamente.

Subí, él cerró la puerta, caminó hasta el otro lado y también se montó en el auto, en todo el camino no hablamos nada.

Liam es extraño, cambiaba de humor repentinamente.

Por segunda vez en la noche me detuve a observarlo; tomaba el volante con tanta seguridad, su perfil es muy bonito. Y noté que le gustan los anillos, le quedaban muy bien.

—¿Qué tanto me ves? —No volteó a mirarme.

Si antes estaba nerviosa, imagínense en el momento. Y como si no bastara, la sangre de posó en mis mejillas.

—¿Cómo? —Me hice la desentendida.

—¿Qué me ves? —Repitió con voz gruesa.

—Nada, nada, lo siento, —tragué saliva.

Pasó el rato en un silencio, pero no era nada incómodo.

—Llegamos a mi casa, —anunció.

—Está muy linda, tenía rato que no venía —, comenté en voz baja. Cabe recalcar que los nervios aumentaron al llegar, no sabía cuál sería el obsequio.

Bajamos del auto, su casa era muy grande. Vivía en la misma residencia que los Sanz, y ahora los Makri, pero creo que a dos cuadras, no lo sabía muy bien.

Siendo Adolescentes © [SIENDO #1| Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora