Capítulo 18

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—Sería bueno despertarlo —La voz de Yoongi sonó suavemente en la silenciosa sala de los Park.

Habían estado callados por algunos minutos. Suny, Taehyung, Jimin, Namjoon y Yoongi. Los cinco habían permanecido con sus preocupados ojos pegados al joven pelinegro. Sabiendo lo de Jin, el mundo de Jimin cambió bastante. A pesar de que sabía más sobre Jungkook, esto no le tranquilizó, al contrario, lo preocupó aún más. Las cosas cada vez se estaban poniendo más difíciles. Después de la muerte de su padre creyó que todo sería más fácil, en ese entonces no contaba con la presencia de Jungkook en su vida.

—¿Suga? ¿Podrías ir por alcohol? Le iré a calentar un poco de comida, se ve pálido —Sugirió Suny antes de darle un último vistazo a su hijo. Suga asintió antes de subir.

Los otros chicos se mantuvieron en silencio hasta que Jimin habló, preocupado por su, ya no tan secreto, llamador.

—¿Podría alguien explicarme lo que sucedió? —preguntó suavemente Jimin mientras sus dedos acariciaban la mejilla del pelinegro esperando una inexistente reacción.

—Íbamos a casa —habló Taehyung—.De algún modo vimos a Jungkook a lo lejos y antes de poderle llamar, se desmayó en plena calle.

—Estábamos preocupados y queríamos que estuviera a salvo. Tu casa era la más cercana así que terminamos aquí —dijo Namjoon viendo a su amigo de la infancia—.Cada vez que lo veo se ve más débil...

—¿Namjoon? ¿...Desde hace cuánto conoces a Jungkook? —dijo Jimin mientras observaba como Jungkook respiraba levemente.

—Lo conocí cuando éramos unos niños —respondió antes de suspirar—.Nací en Seul, y me mudé acá cuando cumplí los seis. No se cómo Jungkook terminó aquí también y compartimos la misma escuela. ...Eramos buenos amigos de Jin —dijo agachando la cabeza mientras Yoongi volvía con una botella de alcohol y algodón.

—Toma. Esto lo despertará —dijo el rubio platinado entregándole a Jimin las cosas. Rápidamente abrió la botella y puso un poco de alcohol en el algodón. Con delicadeza lo pasó bajo la nariz del chico pelinegro, quien, después de unos segundos empezó a reaccionar.

Todos, sin darse cuenta, estaban quietos, sin respirar. Querían ver que el joven delgado estuviera bien.

—¿Kookie? —preguntó Jimin viendo como los parpados del pelinegro se movían.

No hubo respuesta pero pronto dos ojos color chocolate se encontraron con unos color avellana.

Jimin tembló cuando los vio. Seguían vacíos, sin luz y vida en ellos. Parecía como si Jungkook siguiera dormido. Sus ojos tenían ojeras y sus mejillas estaban perfectamente delineadas por la falta de carne, sus labios estaban secos y su piel estaba pálida, ya no tenía ese radiante y hermoso color que portaba como un sol. Todo eso se había ido, todo eso con lo poco de esperanza que le había quedado.

—Mierda, hombre, nos tuviste preocupados.

El primero en romper el silencio fue Taehyung quien se acercó a su amigo. Jungkook solo dejó de ver a Jimin para encontrar la mirada del castaño.

—¿Jungkook? ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? —La voz de Namjoon se escuchaba preocupada llamando la atención de su amigo quien le volteó a ver.

Aunque Jungkook estaba ahí, no parecía que estuviera preocupado o ansioso por saber cómo había llegado a la sala de Jimin o porqué estaban todos ahí. Parecía que ni siquiera le importaba que estuviera acostado en el sofá. No le importaba en lo más mínimo lo que la había pasado. Lo único que le importaba era llegar a casa antes de que Lou se diera cuenta de su ausencia. ¿Cuánto tiempo había perdido ahí Jungkook?

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