Capítulo 37

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Jimin regresó a la casa de Pat y de Jungkook al día siguiente. Fue más tarde de lo que pretendía, porque Suny le pidió que recogiera algunas cosas para ella. Pat se había ido a trabajar de nuevo, aunque esta vez le dejo una llave a Jimin.

Abrió la puerta y llamó a Jungkook . Obtuvo un gemido como respuesta y siguió el sonido hasta la habitación del muchacho.

Abrió la puerta y recibió una vista que no esperaba. Jungkook estaba tendido de espaldas en su cama, despojado de cualquier tipo de ropa ni siquiera las mantas lo cubrían. Su piel brillaba de sudor y jadeaba.

Cerrando la puerta rápidamente, Jimin toco la puerta —¿Jungkook?

Un gemido le respondió de nuevo.

—¿Está bien si entro?

No hubo respuesta por bastante tiempo, ni un ruido procedente de la habitación. Pensando que era lo más seguro, Jimin abrió la puerta de nuevo, sólo para encontrar que Jungkook no se había movido en absoluto. Cubriendo sus ojos al entrar a la habitación siendo cortes, porque oooh cómo quería mirar, Jimin se acercó a la cama y tocó el hombro de Jungkook.

Su mano salió disparada de sus ojos como la mano que tocaba a Jungkook saltando hacia atrás. La fiebre del pelinegro se había disparado. Esto explico el estado en que Jimin lo había encontrado.

Jimin inmediatamente agarró su teléfono.

—Hey mamá. Jungkook está muy enfermo. Está ardiendo en fiebre. ¿Qué hago?

Jimin escuchó a su madre mientras le decía qué hacer por el pelinegro, y si es que no bajaba la temperatura, que la llamara de nuevo y ella iría a la casa de Jungkook.

Al colgar, Jimin se dirigió al baño. Haciendo un paño húmedo con agua fría, lo escurrió y se lo puso a Jungkook. Lo colocó en su cabeza y miró el resto del cuerpo escuálido del adolescente. Sus pensamientos lejos de ser sexuales, se preguntó cómo el pequeño paño en su frente podría enfriar el resto de su largo cuerpo.

Jimin regreso al baño y empapó una toalla de playa de la misma manera. Cuando dejó de escurrir agua, Jimin la llevó y la colocó sobre el cuerpo del pelinegro, olvidando que a pesar de que su cuerpo se sentía caliente, Jungkook se sentía helado. La toalla era una doble victoria para Jimin puesto que el cuerpo de Jungkook se enfrió y su virilidad estaba cubierto de los ojos de Jimin quien no quería escuchar a su cerebro diciéndole la regla de «no mirar».

Jungkook aún seguía durmiendo, aunque sin descansar, por lo que Jimin lo dejó solo. Ya vendría a chequearlo más tarde. Por el momento, encendió el televisor. Puso un programa de entrevistas, ya que no había mucho que mirar en ese rato.

Sin embargo, terminó por dormirse acurrucado en una bolita en la esquina del sofá.

—Oh Julian, ¿cómo pudiste hacerme esto a mí?

—Pero Sarah, ¡pensé que estabas muerta! ¿Cómo iba yo a saber que habías estado naufraga en la única isla que no busque?

—¿Tuviste que casarse con mi hermana gemela que es una bruja y es conocida por seducir a los hombres y hacerlos misteriosamente desaparecer?

—¡Ella no lo haría!

—¡Oh, claro que lo haría! ¡Ella sólo quiere convertirte en el hombre que es también el hijo adoptivo del primo duodécimo  del vecino de tu hermana!

—¿Qué estás viendo? —Una áspera y gruesa voz preguntó desde la puerta.

Jimin se sentó parpadeando —¿Qué?

—Te pregunté que, que estabas viendo —repitió Jungkook.

Jimin siguió con la mirada al ahora vestido pelinegro a la televisión, donde estaba dando una desconocida novela —Yo... mmm, me dormí. No tengo ni idea que es —Apagó el televisor y miró a Jungkook, ahogando un bostezo—.¿Te sientes mejor?

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