Capítulo 20

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Dedos temblorosos estaban acariciando suavemente las páginas de un viejo álbum, tomándose su tiempo para pasar por las hojas y después girarlas. Poco a poco su mente se fue llenando con las bellas imágenes de una ya vieja pero buena vida, una utopía ahora en la mente de Jungkook. Sus ojos intentaban no parpadear para poder recordar los rostros de sus padres perfectamente, sus expresiones, todo lo que pudiera hacerle tener una memoria más viva de ellos.

Recordaba cómo la gente solía decirle lo mucho que se parecía a su madre; un puñado de mentirosos. Su madre Eliza era única, tan hermosa y gloriosa mientras que él nada. Su sedosa y corta cabellera negra brillaba como si fueran una constelación, sus ojos negros eran grandes y llenos de vida, sus labios llenos estaban siempre rosados; Eliza no necesitaba usar maquillaje pues su rostro ya era perfecto. Ella era hermosa y también su padre a pesar de que tenía facciones similares a las de Jisung. Mark tenía una suave y amable expresión que Jisung nunca iba a poder igualar. Lo único que Jungkook podía aceptar era que compartía los ojos color chocolate de su padre. Sí, en las fotografías Jungkook podía ver ese par de ojos idénticos, brillantes y alegres. Pero ahora, estos ya no existían.

Después de que Jungkook fue castigado por Jackson y vetado de salir de casa, el pelinegro dedicaba la mayoría del tiempo a dormir o ver sus álbumes familiares. A pesar de que le dolía el alma mientras recordaba su perdida y el abuso que sufría, el joven pelinegro seguía viendo las imágenes. Muy dentro, las imágenes le traían un poco de felicidad y cercanía a su familia real. Seul estaba lejos de Busan donde sus padres estaban sepultados juntos. Esas dolorosas pero hermosas imágenes eran las que le traían profundos sentimientos al joven hombre. Sí, de cierto modo hacían que el alma muerta de Jungkook reviviera, al menos por un rato.

Cuando Jungkook se cansó de estar en la cama, decidió tomar un baño antes de poner su álbum en el librero. Era jodidamente temprano, a pesar de que era sábado pero Jungkook se había despertado muy temprano a las cuatro de la mañana para ser exactos y todo por una maldita pesadilla.

Con ese recuerdo en mente Jungkook se dirigio al baño, sin importarle cerrar la puerta, giró la llave del agua para que esta se pudiera calentar. Lentamente el pelinegro se empezó a desvestir dejando su delgado cuerpo al descubierto.

Un suspiro brotó de sus labios cuando sus ojos hicieron contacto con su cuerpo. Débilmente Jungkook alzó su mano hacia el espejo y trazó lentamente sus facciones reflejadas.

Estaba siendo tan delicado con su propio cuerpo, a diferencia de todos los demás. Sus ojos chocolate miraban con lástima su reflejo. Para él era asqueroso. Era algo increíble como Jungkook podía caminar con ese cuerpo tan delgado, pero aún no tan enfermamente delgado para hacerlo ir al hospital.

–Eres asqueroso, –siseó Jungkook a su reflejo antes de tomar su baño. Jungkook no quería que la gente viera su penosa figura. Si tan solo se hubiera dado cuenta que Lou estaba en su habitación viendo la catastrófica escena por la puerta abierta. Las toallas que le había traído ahora estaban en el suelo por el susto.

¿Cuándo Jungkook se había vuelto tan delgado? Era aún más flaco que Jackson. Era obvio que Jungkook tenía un problema, un desorden. ¿Qué tal si terminaba en el hospital y la gente empezaba a hablar? Eso no le podía pasar a su familia. Esas malditas ropas, cubrían por completo la verdadera complexión del menor. Esto estaba mal, muy mal, no solo para ella pero para todos. ¿Por qué Jackson no se había dado cuenta? Ella siempre había visto a Jungkook comer una manzana o una naranja, no era como si hubiera dejado de comer por el castigo. ¿A caso su hijo comía únicamente esas desgraciadas frutas en la mañana? Dios, Lou necesitaba hablar con Jisung y encontrar la forma de solucionar el problema antes de que se fuera de control. El pelinegro no estaba tan mal, parecía que Suny sabía sobre la desgracia de menor, nadie más podía saber. Jungkook tenía que comer y mejorar. No iba a traer vergüenza a la familia Jeon.

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