Capítulo 8

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Notas del capitulo: Gracias por seguir esta historia, el siguiente capitulo me fue tan dificil editar debido a la frustacion y coraje que me dio ciertas escenas para luego sufrir y llorar como magdalena, y por fin conoceremos la razon del sufrimiento de nuestro joven Jeon, asi que sin mas espero que lo disfruten.

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Sus pasos eran ligeros. Estaba evadiendo a todo aquel que se pusiera en su camino. Sus ojos color chocolate siguieron mirando al suelo, nunca atreviéndose mirar hacia los carros. Las frescas memorias se repetían en su cabeza. ¿Por qué Suni quería entrometerse en su vida personal? Ella solamente estaba siendo amable e intentando acercarse a Jungkook y por eso salió lastimada. Jungkook la lastimó con sus palabras, lo sabía perfectamente. Aunque Jimin y Suni lo negaran, Jungkook lo sabía; siempre sabía cuándo alguien salía lastimado. Desde pequeño siempre había visto a las personas ser lastimadas...

Sin notarlo Jungkook se dirigió al parque que le gustaba ir. El mismo parque donde Jackson lo había besado. El adolescente pelinegro suspiró, recordando que tenía que buscar un nuevo lugar pues su hermano ya sabía su escondite secreto.

Mientras empezaba a caminar por el lugar, se dio cuenta que todo estaba mojado por la tormenta. Solo la memoria fue suficiente para hacer al pelinegro temblar de miedo pero lo que le molestaba más era el hecho de que Jimin lo sabía. Sabía sus secretos. Ahora su fachada estaba destrozada frente a los ojos del otro joven. Se sentía tan desnudo en frente de esos ojos avellana pero al mismo tiempo encontró algo. Frente a los ojos de Jimin, podía ser como él era, no necesitaba actuar o mentir como cuando lo hacía en la escuela. Estaba harto de fingir. De vivir una completa mentira. Una mentira que no podía revelar.

Mentiras, dolor, mentiras, dolor, esas eran las únicas palabras que nunca dejaban descansar a su alma. Encontró un buen lugar en uno de los columpios para ponerse a pensar, aclarar sus pensamientos pero lo único que hizo, inconscientemente, era rascarse lo más fuerte que podía sus cicatrices. Entumeciendo completamente su mente y su cuerpo; llenando sus uñas con sangre. La desesperación rondaba sus sentidos, estaba a punto de explotar, sentía tantas ganas de gritar, y entonces lo hizo. Gritó al tope de sus pulmones cambiando todos sus sentimientos en furia. Sí, ahora esa era la mejor manera de manejar las cosas. ¿Por qué llorar? Eso no resolvía nada. ¿Deprimirse? Las memorias eran tan viejas que solo le hacían entumecerse.

El pelinegro se levantó del columpio. Ahora estaba lleno con un aire de superioridad. Manteniendo su cabeza en alto, perforando su alrededor con sus profundos ojos chocolate; una línea recta formaba sus labios que pronto fue cambiada por su típica sonrisa de lado. Ahí estaba. Su perfecta fachada estaba de pie de nuevo. Esa admirable, fuerte y hermosa estructura que escondía lo que Jungkook realmente sentía. Esta era la imagen que tenía que mostrarles a los demás. La única imagen que las personas podían verle, no la del abandonado, solitario y lastimado niño pequeño que perdió su inocencia a una temprana edad.

Ahora Jungkook necesitaba esa imagen, la necesitaba para volver a casa. Si lo hacía en el estado que se encontraba, el pelinegro estaba seguro de que no podría aguantar estar ahí, aun así estaba sorprendido de que nadie estuviera en casa.

Con un suspiro cargado de agradecimiento hacia ese dios que se suponía estaba arriba, Jungkook decidió esconderse en su habitación, pero su estómago le pidió que hiciera una parada en la cocina. Iba a tomar una fruta o algo ligero. Hacia algunos años atrás el pelinegro había empezado a comer menos. No era anoréxico. Aún comía, pero decidió comer solo algunas cosas. Recordaba perfectamente el tiempo en el que había empezado a aumentar de peso. Primero fue hacia su rostro y Lou se hizo cargo de que Jungkook aprendiera que debía ser delgado. Los Jeon no podían tener un miembro obeso en la familia.

Tomando una manzana se recargó en la isla de marfil para tomar la sal, fue ahí cuando sintió algo suave en su bolsillo.

—¿Cómo llegó esto...? —Jungkook murmuró al momento que sacaba de su bolsillo unos waffles que estaba seguro que Suni se los puso.

Aunque arrugó la frente en señal de descontento, sus ojos no pudieron dejar de ver, de la manzana y al waffle. Ahora Jungkook no sabía que hacer. Mordió su labio inferior suavemente, aún le dolía la cortada que Jackson le hizo, y recordando el suave sabor que probó en la mañana, decidió darle una pequeña mordida al waffle. ¡Era la gloria! Pero todos sus cielos cayeron al infierno cuando escuchó una aguda voz que le hizo temblar.

—¿Qué estás comiendo, Jungkook ? —Esa turbia voz sonó haciendo que Jungkook cerrara sus ojos del miedo. Había sido atrapado—.Te pregunté algo Jeon Jungkook.

—M-madre, —dijo Jungkook mientras miraba a la alta mujer que estaba parada a unos metros de él—.Es un waffle.

—¿Un Waffle? —dijo Lou tomando el pedazo de cielo de la mano de Jungkook , mostrando un gesto lleno de asco—.¿A caso no te gusta la comida que cocino? ¿Quién te dio esta cosa tan asquerosa? ¡Te hará engordar, Jungkook! ¡¿Qué no puedes pensar ni por un momento?!

—La, la mamá de Jimin me lo dio. Ella insistió .Y, y no pude decir que no —Jungkook no quería hacer enojar a su madre. Sabía que eso era malo—.Yo, yo sé, no comeré eso, te lo prometo. Sabes que me encanta tu comid...

—¡Mentiroso! —dijo Lou con su fría voz, llena de enojo—.¡Te vi! ¡Lo estabas disfrutando! Nunca haces ese gesto con mi comida. ¡Malagradecido!

—No es verdad —murmuró Jungkook queriendo desaparecer de la cocina. La próxima vez no iba a comer.

—¡Sí lo es! ¡Jungkook ! ¡Nunca estas agradecido con lo que tu madre te da! —Lou seguía gritando—.¡¿Qué necesito hacer para que seas feliz?!

—¡Lo siento! —dijo Jungkook , estresado con el drama de la mujer y queriendo salir de ahí. El hambre le hacía enojar.

—¡No te a atrevas a alzarle la voz a tu madre! —Gritó Lou, un poco sorprendida por el hecho que Jungkook le había contestado.

—¡Tú no eres mi madre! —Gritó Jungkook de vuelta, pero pronto se arrepintió cuando vio los ojos cafes de la mujer. Estaban completamente abiertos.

—... ¿Qué dijiste? —El siseo de la mujer se sintió como hielo cortándole la piel. Lagrimas empezaron a brotar de sus ojos.

—Yo... Yo lo lamento madre, no quise decir eso, lo siento, —decía ahora Jungkook con pánico. No quería que la mujer volviera a gritar. Sabía lo que seguía—.Por favor madre, lo siento. No le digas a mi padre, por fa...

—¡JISUNG!

—Madre, no, por favor —Jungkook estaba suplicándole pero Lou no lo escuchaba. Ella quería venganza.

—¿Por qué estás gritando Lou... Dios, Lou, ¡¿Por qué lloras?! —dijo Jisung viendo a su esposa hundirse en el suelo.

—Jungkook , él... ¡Después de todo lo que hemos hecho por él! Me dijo... me dijo que... —Las lágrimas de Lou estropeaban sus palabras, pero aun así Jisung comprendió. Con su mirada fulminó a Jungkook .

—¡¿Qué demonios le dijiste a tu madre?! —Siseó Jisung al pálido chico.

—Yo...yo..

—¡CONTESTA!

Jungkook pudo haberse explicado, pero aunque lo hubiera hecho, sabía que Jisung no lo iba a escuchar. Quería una respuesta y eso era lo único que Jungkook le podía decir —Le dije... que ella no era mi-mi... ¡Lo siento!

Los ojos chocolate que compartía con su padre le hicieron helarse, solo quería ser perdonado. Estaba rogando eso, pero todo fue en vano cuando Jisung besó la frente de su esposa tiernamente y empujó a Jungkook con una increíble fuerza. Jisung sabía lo que Jungkook le había dicho a Lou, y Jungkook sabía a donde Jisung lo estaba llevando; a la oficina que tenía en la casa.

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