Capítulo 38

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Jungkook no sabía si era suertudo o era demasiada piedad de Dios. De alguna manera su fiebre terminó en algún momento de la noche, dejando al pelinegro libre de enfermedad sólo para darle la bienvenida al sábado. Una semana más de escuela y la Navidad estaba a la vuelta de la esquina. Las vacaciones se venían pronto y el pelinegro se las arregló para faltar algunos días a la escuela y ahora Pat no podía detenerlo de salir. El muchacho parecía estar mejor que nunca.

Tal como lo había asegurado, Jungkook iba a salir con Jimin, Yoongi y otra persona. ¿El nombre? En realidad no lo recordaba pero no le importa ya que ahora estaba pensando en lo que Jimin le dijo a Yoongi en el teléfono. Jimin se iba. ¿Por qué? ¿Era por él? Jungkook realmente quería saber, pero no pudo encontrar el valor de preguntarle de inmediato, solo dejo que el mayor se marchara pero ahora iba a preguntar. No. Iba a rogarle a Jimin para que se quedara. Por lo menos él quería una buena razón. No sabía que es lo que iba a hacer si llegaba a perder al mayor.

Suspirando el pelinegro comenzó a caminar hacia su armario, pero cuando llegó se dio cuenta de algo. No sabía que iba a ponerse.

No era como que Jungkook escogiera su ropa y le tomara mucho tiempo hacerlo, pero esta vez era diferente. Quería lucir bien. Él quería que Jimin lo notara y decidiera no irse. Él realmente quería llamar completamente la atención del muchacho. Sin embargo, no sabía por qué.

Sus ojos empezaron a deambular por la habitación tratando de tener una idea de qué ponerse, pero pronto sus ojos detuvieron la búsqueda cuando se encontró con la vista de la ventana. Estaba nevando. Dios, era tan hermoso, tan blanco y puro...

—Oh... —El pelinegro no pudo evitar detenerse de expresar sonoramente al recordar las palabras del mayor. Sí, de alguna manera Jimin le había dicho que él era así. Como la nieve.

Una suave sonrisa floreció en los labios del joven mientras que rápidamente tomaba unos jeans de color azul oscuro y se puso una simple pero completamente blanca camiseta, seguido de una enorme sudadera blanca que Pat le había comprado de una marca que estaba empezado a gustarle. El nombre de la marca estaba escrito con un color pálido que encajaba a la perfección y una gorra blanca fue el último detalle para su traje. Ahora no iba a llevar una muñequera. Ya no quería seguir escondiendo las cicatrices que se estaban curando y ya no estaba ansioso por marcar su piel otra vez. Eso era lo que se había estado diciéndose a sí mismo hace unas semanas, cuando dejó la casa de su anterior familia.

Agarró un tazón de cereales como desayuno, posteriormente se despidió de su tía antes de salir del edificio. Haciendo algo de tiempo para llegar al parque donde se suponía que se iba a encontrar con Jimin, así ambos alcanzarían a los otros.

El pelinegro no tuvo que esperar mucho tiempo desde que llego. En uno de los columpios estaba sentado una figura en negro que causo un remolino en el estómago del menor.

Jimin estaba vistiendo sus viejos jeans y unas Adidas blancas que hacían juego con la chaqueta negra de la misma marca mientras que una gorra del mismo color coronaba su cabeza... parecía diferente pero hermoso a los ojos de Jungkook.

—¡Jungkook! —El mayor gritó mientras sus ojos se encontraban con la blanca figura. Una sonrisa orgullosa y sincera estaba pegada en los labios de Jimin.

—Lo siento, ¿Esperaste mucho? —Jungkook preguntó cuándo alcanzo al muchacho, notando que las mejillas de Jimin estaban rosadas.

—Nah.. —Jimin dijo, pero se calló al sentir dos manos calientes tocar su rostro. No sólo este acto le dio un poco de calor al rostro del muchacho, también creo un poco de calor en Jimin mientras sentía sus mejillas arder con un rubor profundo como cuando Jimin toco a Jungkook, eso era una cosa, pero que Jungkook lo tocara era otra cosa completamente diferente.

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