Capítulo 50

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Sabía que esto iba a suceder. Él aceptó después de todo, pero ahora, el estar tan cerca de la realidad era bastante chocante. De todos modos, allí estaba en el interior del coche de su primo, mordiéndose el labio mostrándole perfectamente a Jackson lo preocupado y nervioso que estaba. Sí, volver allí no era como correr en un hermoso campo de flores, sino más bien como estar en uno minado.

—Jungkook, ¿Estás seguro de que estas listo para esto? —preguntó Jackson, verdaderamente preocupado.

—Ya no hay vuelta atrás —Jungkook respondió, si esto era lo que Jackson quería, ¿Qué podía hacer al respecto? De todos modos, el tiempo paso demasiado pronto para Jungkook y ya habían llegado a la casa vecina.

Un suspiro cansado salió del muchacho más joven antes de que tomara la iniciativa de abrir la puerta del coche, Jackson lo siguió al instante.

—¿Estás seguro de que... ellos no...? —Jungkook trató de preguntarle a Jackson, puesto que era en quien más confiaba en ese lugar.

—Les dije que se comportaran—Jackson dio un resoplido. Era casi triste ver que él estaba a cargo en lugar de sus propios padres.

—Gracias...

—No voy a dejar que ellos te hagan algo, Kookie.

—Más vale tarde que nunca... —Jungkook murmuró dándole a Jackson una pequeña sonrisa.

Jackson coloco una mano en la espalda de Jungkook dándole ánimos mientras entraban en la casa.

—¿Mamá? Papá? Ya estamos aquí—El hijo mayor anunció antes de sentir una suave mano agarrando la suya. Estaba temblando.

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¿Era egoísta que Jimin quisiera a Jungkook con él en este preciso momento? Probablemente. Hacia como si no le importara. Si hubiera sido cualquier otra persona, no habría estado tan molesto. Pero Jackson puso a Jungkook en todo esto y ¡El pelinegro decidió regresar! Jimin no podría protegerlo más.

Él nunca entendería la necesidad de Jungkook por la familia y el perdón.

Bueno, no era algo que nunca entendería, pero teniendo en cuenta esta situación, no lo hizo. Más que nada deseaba que su papa estuviese vivo. Un hombre tan bueno como el seguramente podría mostrarle a Jungkook el significado de cómo debería ser un padre, con familia o no. Jimin sabía que su papa hubiera tratado a Jungkook como un segundo hijo. Pero no había ningún punto en detenerse a pensar eso. El mayor no pudo hacer otra cosa más que tumbarse en el sofá. No quería salir con Suga o cualquiera otra persona. Él sólo quería saber que su Kookie estaba a salvo. Y esa era una promesa que Jungkook no se pudo ir sin hacerla: Si ALGO sucedía, Jungkook tenía que salir inmediatamente de allí.

Pero Jimin no estaba del todo seguro de si lo haría o no y a partir de ahí la segunda parte del acuerdo. Cuando la cena terminara, Jimin quería que Jungkook fuera a su casa por un rato y eso fue exactamente lo que hizo el pelinegro. Los oídos de Jimin se deleitaron con el sonido más hermoso que había estado esperando. Su timbre.

Jimin se puso de pie y corrió hacia la puerta tan rápido que casi se cayó de cara. Se detuvo de golpe y trató de no parecer ansioso mientras abría la puerta.

Y ahí estaba él, su precioso pelinegro con una tonta sonrisa en la cara.

—¡Kookie!—Jimin chilló mientras arrojaba sus brazos alrededor del cuello de su novio—.¡Has venido! —Se retiró rápidamente, escaneando los ojos del pelinegro ante cualquier signo de trauma—¿Estás bien?

—¿Por qué no habría de estarlo? —dijo Jungkook con una sonrisa, dejando que sus manos descansaran en la delgada cintura de su amante.

Jimin sacudió la cabeza. Pero al mirar a Jungkook, parecía que se encontraba realmente bien. En realidad no quería saber, pero tenía que hacerlo. Tenía que saberlo todo. Si Jackson siquiera se había atrevido a ponerle un dedo a su Jungkook... —¿Cómo estuvo la cena?

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