CINCUENTAIOCHO

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Ginés; Lunes 8 Marzo
15:45 pm

Una media hora más tarde escuchamos las llaves y seguidamente miro hacia la puerta viendo a su madre entrar

-Hola chicos. Saluda alegre pero al vernos así se asusta -¿Y esas caras, que pasa?

Leyre llora sin parar escondida en mi pecho

-Hija mírame. Le pide poniéndose enfrente nuestro

-No. Solloza

-Leyre... Suplica pero ella niega con la cabeza rotundamente

-¡No quiero que me veas así!. Grita

-¿Así como mi vida? ¿Que ha ocurrido?

-Mamá... Marcos ha venido... Empieza a hablar Judith temblorosa

-No me jodas ¿Le ha pegado?. Me mira aterrada

Yo lo único que me limito a hacer es asentir con la cabeza acariciando la espalda de Leyre quien llora muchísimo más al escuchar la pregunta de su madre

-¡HIJO DE PUTA!.Grita -Mi amor, mírame, necesito verte. Solloza

Noto como Leyre levanta un poco la cabeza separándose de mí y seguidamente veo como su madre se lleva las manos a la boca

-Tenemos que ir a denunciarlo. Hablo -Estábamos esperando a que llegaras para ver qué hacíamos con la niña

-Vamos a casa de mi madre, la dejamos un momento y vamos para la comisaría. Dice segura

-Perdón mamá. Habla Leyre y se levanta rápidamente de mi lado abrazando a su madre -No he podido detenerlo, me he intentado defender pero es mucho más grande que yo. Llora en su hombro

-No es tu culpa mi vida, está claro que no ibas a poder hacer nada para impedirlo. Llora ella también acariciando su pelo

-Yo he venido lo más rápido que podido cuando me ha llamado Judith, pero cuando he llegado ya estaba saliendo por la puerta. Resoplo angustiado

-Tampoco es tu culpa Ginés. Me mira con lágrimas en los ojos y yo me levanto para acercarme a ellas -En serio, muchas gracias por estar aquí y cuidarlas tanto como puedes, no sé cuántas veces te lo tengo que repetir, eres una persona maravillosa, estoy muy feliz y orgullosa de que mi hija te haya conocido y de que la hayas ayudado a darse cuenta de quién era Marcos realmente. Llora y yo la abrazo también ya que Leyre todavía no se ha separado de ella

-Sabes perfectamente que amo a tu hija más que nada en el mundo y que siempre voy a querer lo mejor para ella. Hablo con un nudo gigante en la garganta

En ese momento noto como Judith se abraza a mi cintura rápidamente

-Mi vida. Suspira Valeria -¿A ti te ha hecho algo?. Acaricia su pelo triste

-No mamá, creo que ni siquiera me ha visto, yo estaba en mi cuarto. Llora todavía aferrada a mi

-Ven princesa. La cojo en brazos -Ya esta, tu tata se va a poner bien muy pronto y ese monstruo no la va a volver a tocar nunca más, te lo juro por lo que más quieras. Sollozo pegándola a mi pecho

𝐄́𝐥 𝐧𝐨 𝐬𝐨𝐲 𝐲𝐨 [𝟏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora