𝐄́𝐥 𝐧𝐨 𝐬𝐨𝐲 𝐲𝐨 [𝟏]

SETENTAISIETE

Leyre; Miércoles 18 de Agosto
23:15 pm

Nos subimos al coche de mi madre y lo miro, está incómodo, lo noto a la perfección

Lo qué ha pasado hace un momento ha sido... ¿Raro? No sé muy bien cómo definirlo pero lo único que sé es que me he sentido bien aunque él crea que no, hay una confianza absoluta entre nosotros y eso no va a cambiar por esta tontería

Empieza a conducir sin pronunciar ni una palabra

-Ginés, mírame. Le pido rompiendo el hielo

-Te dejo en tu casa y me vuelvo a la mía. Habla sin apartar la vista de la carretera

-No. Me niego rápidamente -Quédate conmigo esta noche, sé que es lo que deseas en realidad

-No puedo Leyre, no puedo, la he cagado muchísimo. Me mira unos segundos

-No la has cagado, te he dicho que está todo bien y que olvides ese tema. Lo tranquilizo de nuevo -Y ahora... Respóndeme con total sinceridad ¿Quieres que pasemos la noche juntos o quieres dormir en tu casa?. Pregunto

-¿La verdad?. Me mira

-La verdad. Asiento segura

-No hay nada que desee más en el mundo que volver a dormir contigo. Habla sincero

-Bien, pues no se hable más, dormimos juntos. Suspiro

-¿Tú quieres?. Pregunta con miedo

-Sabes perfectamente que lo necesito muchísimo. Repito

-Me da miedo Leyre. Admite -Me da miedo volver a dormir contigo y querer que todo vuelva a ser como antes cuando me despierte

-Eso no va a pasar Ginés. Lo calmo -Mira, hacemos una cosa, pasamos esta noche juntos y si ves que te sientes muy incómodo te vas y no lo intentamos nunca más. Planteo -¿Si?

-Esta bien. Suspira

-¿A ti lo que te acojona es que crees que no vas a poder controlarte en alguna de estas, verdad?. Hablo totalmente segura de lo que estoy diciendo, lo conozco demasiado

-Si. Admite -Me da muchísimo miedo hacer algo malo y acabar arrepintiéndome

-No lo harás, confío ciegamente en ti, no eres mala persona, no eres Marcos. Acaricio su mano para tranquilizarlo

-Eso es lo que más temo desde que empecé contigo, convertirme en él y hacerte sufrir yo también. Habla muy agobiado

-Vale, para un segundo, frena el coche. Pido, acaba de soltar una bomba y este tema tenemos que hablarlo con calma

Ahora lo entiendo todo, este era su verdadero miedo, y está muy lejos de simplemente acabar echando un polvo esta noche o querer dormir conmigo

Esto no es simplemente eso ,esto va mucho más allá de calentarnos o de seguir amándonos, estos son un miedo y una inseguridad brutales que seguramente antes de estar conmigo no tenía, porque en realidad no debería sentirlos

Él acepta y pocos metros más adelante para el coche a un lado de la, ahora mismo, solitaria carretera

-Bien, mírame. Agarro su cara con mis dos manos -Tú no eres él. Hablo muy claramente -No eres un maltratador ni un violador, no vas a hacer nada malo ni conmigo ni con cualquier otra chica, no va a ocurrir, confía en ti, eres buena persona Ginés, no temas, relájate. Lo miro fijamente -¿Alguna vez has tenido algún impulso de hacerme algo malo?. Pregunto aún sabiendo perfectamente la respuesta

-Jamás, en mi puta vida. Asegura sin dudarlo ni un instante

-¿Ves? Tú mismo me estás dando la razón, no eres así, no lo eres, y entiendo que tengas miedo, comprendo que tampoco debe ser fácil estar con una persona que lo ha pasado tan mal como yo lo he hecho, pero no quiero que pienses que me puedes hacer daño o que desconfíes de ti, nunca te compares con esa escoria. Hablo pausadamente con un enorme nudo la garganta -No pongas en duda tu integridad y tus valores

-¿Por qué confías tanto en mí?. Me mira con los ojos llenos de lágrimas

-Por qué nunca me has dado motivos para no hacerlo, grábatelo en la cabeza, por favor, tú si sabes tratar a la gente como se merece. Sollozo -Y ahora por favor, te pido que saques esos pensamientos de tu mente y sigas conduciendo, olvida ese tema para siempre

-Jamás me había atrevido a hablar de esto contigo. Admite

-No le des más vueltas, está todo bien, te agradezco que te sinceres y comprendo tu situación, lo único que te pido es que confíes en ti y te metas en la cabeza, como me dijiste tu una vez a mí, en este mismo coche -Lloro recordandolo -Que tú no eres él, nunca lo has sido y nunca lo serás llorón, tú eres tú, tú eres Ginés Paredes Giménez, tú eres un chico que vió como me pegaban y me insultaban y no paro hasta que fui a su casa y me curó, tú eres el chico al que le dieron una paliza mortal solo para que no me la dieran a mi, tú eres el chico que no se rindió hasta hacerme comprender donde estaba metida y sacarme de ahí, tú eres el chico que me ha valorado y tratado como me merezco, tú eres el chico que ha hecho mil locuras por mí, que se ha plantado en mi casa a las 12 de la noche o que me ha llevado al fin del mundo para protegerme, tú eres el chico que me ha quitado todas las inseguridades que tenía y me ha apoyado en todo, incluso en decisiones que a ti mismo te dañaban, tú eres el chico que a pesar de todo lo malo que hemos vivido juntos sigue a mi lado siempre que lo necesito, para hacerme reír, para picarme o para ser mi lugar seguro cuando todo se va a la mierda, tú eres el chico que conseguido que yo sea quien soy ahora mismo, ese eres tú y lo vas a seguir siendo siempre, no lo olvides nunca. Lloro a lágrima viva -Eres una persona increíble Ginés, nunca me cansaré de repetírtelo

-Leyre...

-No, no digas absolutamente nada, solo grábate en la mente lo que te acabo de decir, nada más

Él asiente repetidamente con la cabeza sin parar de llorar y nos abrazamos con todas nuestras fuerzas

Estamos así durante unos cuantos segundos y nada más separarnos todo vuelva a estar bien

Enciende el coche de nuevo y sigue conduciendo hacia casa como si nada hubiera pasado

Bajo la ventanilla sintiendo el aire fresco golpear con mi cara aún llena de lágrimas y respiro hondo sintiendo una libertad increíble en este momento, la charla que acabamos de tener ha sido dura, pero totalmente necesaria, estoy convencida de que ha reforzado aún más nuestra relación y nuestra confianza, Ginés se ha quitado un gran peso de encima y yo he vuelto a demostrarle lo agradecida que estoy con él. porque en realidad, nunca será suficiente

Noto su mirada fija en mí y yo lo miro a él también

Sin necesidad de decir una palabra siento como coloca su mano derecha en mi muslo a la vez que yo lo hago con mi izquierda en su nuca

Ya está, eso es suficiente para decírnoslo todo, esa es nuestra magia