Capítulo 24

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LETIZIA*****

Después de responder a la última pregunta de Mer, le pedí que se retirara, porque necesitaba descansar, con la promesa de que me visitara otro dia para que me contara que había sido de su vida.

Sentí que alguien me movía, abrí los ojos y me encontré con Carla.

-Car no sabes cuanto me hiciste falta en la base -la abraze.

-Y tu a mi Let, tus deberes de reina me tenían muy ocupada - yo reí bajito -ahora ya podre darme un descanso.

-Te lo mereces

Me pare y la invite a sentarse en el pequeño sillón de la habitación.

-Me puedes contar qué pasó todo este tiempo dentro del Castillo, ya que por mas que busque no encontre mucha informacion de la parte interna -ella suspiro.

-Fueron órdenes del rey -fruncí el ceño -él simplemente vino un dia, como hace cuatro años, implantando una nueva norma al castillo, con eso un año más adelante, ya se había terminado de construir el muro alrededor del todo el castillo.

-Y la niña -hable -cuando ustedes supieron de su existencia.

-Esa misma fecha hace cuatro años cuando todo comenzó, el presentó a la bebé como su hija, el príncipe y la princesa se enojaron con su padre por no decirles toda la verdad de la niña y donde estaba su madre, que hasta ahora no se sabe -se tomó su tiempo para continuar -pero lo más extraño es que ese fue el año en que se empezó a notar la catástrofe que se aproximaba al país y a la familia real.

Solo asenti y abrumada por la noticia salí a caminar, llegue al establo de las caballerías y mis ojos brillaron al ver el caballo blanco que me habían dado la primera vez que llegué aquí, me acerque y vi que estaba en un buen estado y muy bien cuidado.

Lo acaricie por un buen tiempo hasta que decidí que ya era hora de regresar, el sol se estaba ocultando y tendría que averiguar por qué puerta se sale a campo abierto, cuánto odiaba a ese muro.

Ya era el siguiente dia, y pues si bien había escapado de la cena ayer, hoy no podía faltar al desayuno familiar, bueno si es que soy invitada, en eso se abre aparece apareciendo mis damas de compañia de hace muchos años atrás, con una sonrisa asentí ante su saludo de reverencia y empezaron a alistarme.

Me recogieron el cabello en una trenza de costado y me pusieron un vestido largo hasta la rodilla, como persona adulta ya no se me permitiría utilizar vestidos cortos, reglas que detesto del castillo, pero tenía que aceptarlas, me maquillaron rápido y sali en direccion al salon del comedor.

En mi camino me acobarde y decidí cambiar de rumbo en dirección de mi oficina donde seguro encontraría a Carla.

-Car -llame cuando ingrese.

-Aquí -escuche una voz.

Mire al lado izquierdo y ahi encontre a Carla tirada en el piso con muchos papeles en el piso.

-Al parecer llegué justo a tiempo -sonreí levantándola.

Recogimos los papeles esparcidos en el piso juntas para acomodarlos en la mesa de mi oficina.

-Gracias -hablo Car mientras tomaba asiento -no deberías estar en el comedor -me llamo la atencion al darse cuánta en donde debería estar ahora.

-Puedes decirles, que no voy por un inconveniente que se presento -junte las manos en suplica.

-Quieres que mienta -me miró frunciendo el ceño.

-No -negué con la cabeza -lei un poco los papeles y al parecer, necesitan de mi presencia en ese lugar.

-Irás a supervisar tu misma -se puso a pensar -bien haci te empiezas a hacer cargo de tus deberes reales.

Sonreí en mis adentros con victoria, al rato me trajeron el desayuno y lo comí mientras trabajaba, cuando termine todo el papeleo, me fui directo a cambiarme, por una ropa más cómoda, unos jeans, un polo, sujetando mi cabello en una coleta alta, me puse las botas cortas de color negro con taco y tomando lo que necesitaría salí con dirección al gran portón del castillo donde me esperaba un auto que pedí que me lo comprara Carla.

-Mama -me detuve girando -adonde vas.

-Edward -le sonreí -voy a hacer algunas supervisiones, a las diferentes fundaciones que tengo.

-Puedo ir contigo -preguntó mirándome con una carita angelical.

Asentí con la cabeza -bien, pero envia un permiso de tu salida y eso si, te digo que sino se logra terminar a tiempo regresaremos hasta mañana.

Edward con una sonrisa salió corriendo y cuando regreso estaba vestido de forma informal, pero que guapo es mi hijo, sonreí ante tal pensamiento.

Caminamos hasta mi auto y me olvide de avisarle algo.

-Hijo almorzaremos haya -el sonrío ante mis palabras -no se si te gusta...

-No he comido jamás fuera del castillo, pero creo que será una buena experiencia.

-Asi se habla -alce mi pulgar arriba como una madre orgullosa.

Baje la ventanilla del auto y asome mi cabeza al jefe de guardias.

-Hola, mandale mi saludos a ti superior y mi gran amigo Ivan -el asintió -pero dile que no necesitaremos guardias -su rostro cambio a una de terror ante mis palabras -tu solo pasa el mensaje, volveremos sanos y salvos, adios.

Agite la mano en despedida, arranque el auto saliendo del castillo a una velocidad sorprendente que mi querido hijo que iba de copiloto, se agarró de su asiento.

-Eres un joven de diecisiete años y todavía no vives la adrenalina -negué, con un chasquido de boca.

-Te recuerdo como una persona muy libre mamá -se empezó a relajar Edwi.

-Si supieras como lance a tu prima con solo doce años de un avión.

Gire mi cabeza en un movimiento rápido para no dejar de mirar la pista, pude notar en esos pocos segundos la cara de terror de mi hijo, rei con mucha fuerza.

-Descuida yo iba a su tras enseñándole a como usar el paracaídas.

Después de muchas historias contadas por parte de ambos, llegamos a la ciudad y empezamos con nuestro recorrido de supervisión, cubriéndonos con una mascarilla y lentes de sol, este seria un dia largo.

La reina de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora