Capítulo 28

713 55 15
                                    

Mientras bebía una sorbo de la bebida que pidió Car para mi, trataba de escuchar algunas personas ebrias, después de estar a tenta a todo lo que decían, lo único que pude darme cuenta es de los problemas familiares que tiene y de una gran deuda económica.

El aburrimiento y el sueño ya se colaban en mi cuerpo.

-Car es mejor irnos -le dije a mi amiga -todavía tenemos un lugar que visitar.

-Majestad no es mejor irnos al castillo -recomendo -se le nota cansada.

-Aun la noche es joven -dije con una sonrisa.

Ella negó con la cabeza y siguiendo mi locura, cuando pasamos por una mesa a la salida...

-Señor podría dejarme de molestar -escuche una pequeña discusión -no pienso traicionar a mi rey -dijo ebrio -no seré un traidor.

Sonreí de labios y al ver al joven que iba bien cubierto, para no causar un escándalo se retiro, paso por mi lado enpujandome.

Carla dispuesta a detenerlo fue a su tras, pero la detuve. Le mostré lo que traía en mi mano.

Mi querida amiga sonrio y chocamos las manos en triunfo, por lo menos tenia un folleto que le había quitado al hombre que me empujo. Leí el folleto y había conseguido más información de la que hubiera imaginado.

-Car quiero que investigues esto -le entregue el folleto.

Después de esto me dirigí a visitar a mi gran amigo Cristhian.

ANTONIO*****

Letizia había salido desde la tarde y no regresaba, ya era de noche y como siempre ella jamas lleva guardias, ni como saber su ubicación, decidí dejar a cargo a mi amigo Ian de ponerse en contacto con la secretaria de Letizia, Carla, pero no lo lograban.

-Porque no contestas el teléfono -dije frustrado, al no recibir respuestas del otro lado más que un sonido que me enviaría a la casilla de voz.

Acostumbrado a que siempre haga lo mismo decidí dejar a los especialistas a cargo de todo, salí de la sala donde me encontraba y camine en dirección de una de las habitaciones que se encontraba alejada al recibir el mensaje que fue enviada por mi mayordomo.

-Hola preciosa -dije ingresando a la habitación y me acerque a la cama, haciendo que todos los demás se retiran de la habitación -¿cómo estuvo tu día amor?

-Papá -dijo mi pequeña hija emocionada -te extrañe mucho.

-Pero si me acabas de ver por la tarde -dije con una sonrisa y bese su frente con cariño.

-Igual te extrañe, no jugaste conmigo en todo el día -hizo un puchero.

Después de hablar con ella haciéndole entender por los motivos que no podía estar con ella todo el tiempo, la arrope en su cama.

-Papá -me hablo adormilada.

-Si -respondí, mientras le acariciaba para que se durmiera.

-Pude conocer a mamá.

Me quedé asombrado por lo ultimo que dijo y cuando quise preguntarle sobre sus últimas palabras se durmió.

No pude hacer más porque al parecer solo estaba esperando que yo llegara, para que se durmiera. Pero aun me envargaba la duda con respecto a la última palabra que dijo para irse a dormir.

La mire con tristeza a mi pequeña niña de cabellos dorados y una gran belleza como la luna, de ahí su nombre. Su madre ya no estaba entre nosotros, apreté los puños.

Camine con dirección a la sala de investigación a saber si ya encontraron algo o si se lograron comunicar con Letizia. Cuando un pensamiento aparecio en mi mente.

-Ian crees que haya sido él -no quería pensar en lo peor pero creo que puede ser una posibilidad.

-No lo creo amigo -dijo calmandome -nadie más que los guardias bajo mi mando y el personal del castillo sabe de la salida de la reina.

-Pues tendrán ahora que dudar hasta de su propia sombra -escuche una voz muy conocida en mi espalda.

Me gire y vi a una Letizia muy molesta, y a Carla con una herida en el hombro, que era de donde chorreaba la sangre.

LETIZIA*****

Ya regresábamos después de una larga conversación con Cristhian, que me había compartido un poco de información, a la vez pude saludar a su esposa y mi querida amiga Sofia, muchos años que no la había visto, pude conocer también a su pequeño hijo Brandon de unos diez años de edad.

No conversamos más y decidí regresar al palacio, ya estaba muy cansada. Dejé que Carla conduciera y cuando ya estábamos a media hora de llegar al castillo note algo inusual en el bosque.

-Car siento que alguien nos observa -dije con dudas.

-Así es Rina -afirmo mis sospechas -tus guardaespaldas ya están investigando la situación.

-Bien...

No termine de decir eso cuando empezó una balacera, Car freno de golpe la vi estaba herida en un brazo, le había caído una bala.

En que momento había aparecido un auto enemigo, se bajaron personas.

-Car quédate aquí -saque un arma, la cargue y me aliste para salir.

Viendo mejor la situación ellos eran cinco, y mi plan era dejar que uno escapara, específicamente el líder. Tenía cuatro espías esperando mis órdenes, les avise del plan, ellos atacarian a escondidas y yo la única de frente, Car y ellos protestaron, pero no hice caso y salí.

Salí del auto y dispare a mis oponentes, al armarce tal alboroto no se dieron cuenta que otros les atacaban desde las sombras, cuando solo quedaba uno me acerque y empezó una lucha de cuerpo a cuerpo, el hombre me dio un golpe que me dejó en el suelo, desiquilibrandome, logré hablar.

-Sera mejor que escapes, estamos a una distancia del palacio, no tardarán en darse cuenta de lo que sucede.

Sonreí de lado al ver como el hombre asustado se monto en el coche y se fue, había logrado lo que quería me pare y me sacude el polvo inexistente, me subí al coche dando la última orden a mis espías.

-Llevenlos a la base y interrogalos -asintieron -si no dicen nada, déjenlos en cualquier lugar.

Maneje tranquila hacia el castillo, esta vez Car como copiloto. Mi sueño había salido espantado hacia el cielo, que ya ni sueño tenía.

-No has cambiado -me dijo Car refiriéndose a los renes que tomamos.

Solo sonreí de labios, si esas personas no lograban decir nada, los solitariamente pero eso sí me aseguraría que no sepan nada de la existencia de los espías, después irían a parar no cualquier lugar, sino a la policía, como un regalito de paqueteria se le entregaría en la puerta con sus documentos de delitos, ellos se encargarían de lo demás.

Mire a Carla, ella era la única que me preocupaba de su brazo seguía chorreando la sangre, pero era mejor no tocar nada ya que cuando revice su herida, me di cuenta que la bala estaba atascada en su hombro.

Llegue al castillo y me abrieron la puerta, entre sin detenerme a recibir ningún protocolo por parte de los sirvientes y me dirigí con Carla a mi tras, hacia donde supuestamente me dijeron se encontraba Antonio.

-Ian crees que haya sido él -escuche al querer entrar.

¿Él?, acaso Antonio sabe quien es es el que quiere hacer daño a nuestra familia y más aun al país.

-No lo creo amigo -dijo alguien -nadie más que los guardias bajo mi mando y el personal del castillo sabe de la salida de la reina.

Eso confirmo que An si lo sabia, y sabiéndolo no dijo nada, ¿por qué?, porqué no hizo nada. Enojada solo me decidí por entrar.

-Pues tendrán ahora que dudar hasta de su propia sombra -reclame, cruzándome de brazos.

Antonio me miro y luego sus ojos se abrieron al ver a Carla herida.

-Que atiendan a Carla -mencione, mire a Antonio -Y usted, su majestad, me tiene mucho que explicar.

Esto tenía que hacerse en conjunto, porque cada uno por nuestros lados seríamos un fracaso. Camine hacia el despacho del rey, con Antonio siguiendome a mi tras.

La reina de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora