Capítulo 23

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LETIZIA*****

Me estaba despidiendo de mi hermano y su familia, pues ya era hora de partir a Yeil y Antonio con mis hijos, me esperaban para empezar el viaje.

Mire hacia la persona que hasta ahora no se acercaba para despedirme, mirando con seriedad toda la situación, sabía que Celeste no quería que me fuera. Con pasos cortos me acerque a mi sobrina y ella me miró, le di una sonrisa de labios y se abalanzo sobre mi en un abrazo, escuche su llanto.

-No te vayas -me dijo.

Sobé su cabeza en consuelo, una vez terminó de llorar la separe de mi.

-Ya es momento de continuar nuestros caminos -dije -ademas de que puedes venir a verme cuando quieras y yo haré lo mismo.

Ella asintió y con un último abrazo nos despedimos. Yo subí al carro y con un semblante triste me quede viendo la ventana hasta la llegada al aeropuerto, nadie habló nada y en silencio nos movilizamos hasta el castillo de Yeil, después de tantos periodistas y personas que nos habían interceptado en nuestra llegada al aeropuerto.

Los cosas si que habian cambiado mucho en este pais, ademas de cuando llegue al castillo pude notar que había muros, esta vez no solo la parte delantera como recordaba si no todo el perímetro del castillo, gire en dirección de Antonio y este me miraba con su cara de póquer.

FLASHBACK*****

Estaba caminando por los alrededores del Castillo, ya tenía un poco crecida la pancita de mi primer hijo, amaba la sensación del bosque y del viento gélido en mi piel, si algo amaba de este castillo era que no tenía muros como otros castillos, recordándome mucho a mi hogar, esa libertad en la que podía entrar y salir sin ser descubierta y trepar  muros.

Gire mi cuerpo al escuchar pasos.

-A ti no te puedo asustar con facilidad -dijo An sonriendo.

-Tengo buenos oidos -dije riendo, el se acerco y me dio un beso, como al bebé también.

-Que mirabas con tanta emoción -habló mirando al bosque.

-Gracias, por no dejar que los del consejo pusieran muros al castillo -dije recordando la reunión.

-Ellos solo quieren proteger a la familia real -hablo acariciando mi rostro y abrazándome -pero se que para ti representa mucho esas libertades sin un muro.

Alce mi cabeza mirándole y quedándome por unos minutos apreciando sus hermosos ojos oceánicos.

-Me gusta salir a cabalgar a campo abierto -le recordé, él asintió con una sonrisa.

-Es por ti que no lo permiti -hablo acelerando mi corazón.

Lo amaba, en realidad lo hacía...

FIN DEL FLASHBACK*****

Pero ahora me di cuenta de que aunque yo sintiera algo no serviría de nada, él ya había acabado con lo que existía, al parecer yo era la única que conservaba esos sentimientos de antaño.

Camine hacia la entrada al castillo recibiendonos una fila larga de la servidumbre, cuando llegue el mayordomo real junto con mi secretaria real y mano derecha Carla, que no veía hace años, se inclinaron recibiendonos.

-Sus majestades y altezas bienvenidos -asentimos ante el recibimiento.

Gire al escuchar el sonido de un auto, cuando vi quien descendía de este con pasos apresurados grito:

-¡LETIZIAAAA! -Corrió y se abalanzo sobre mi -amiga ingrata no sabes cuanto te extrañe.

-Yo tambien lo hice mi querida amiga Mer -América se calmó secando algunas lágrimas.

-Oh, pero que bella estas, no cambiaste nada -sacudí la cabeza con una sonrisa -estás más sexy, alguna conquista por ahí -movió las cejas divertida.

Yo solo no pude aguantarme y rei, por sus locuras, y siguiéndole la corriente respondí:

-Capas más adelante te lo presente -ella aplaudió como foca de la emoción -es muy guapo.

Se escuchó una gruñido de la parte de atrás, que a la hora de voltear, se vio mezclado ese sonido con la apertura de la grande puerta del castillo, mire con curiosidad de vuelta hacia delante porque esta demoraba en abrirse.

Una pequeña figura se asomo, pude notar a Mer como se tenso, la pequeña niña de aproximadamente unos tres años o cuatro salía corriendo, llevaba sus hermosos cabellos dorados reflejados por la luz una piel clara como la leche y cuando en su recorrido de carrera cuando alzo su mirada hacia mi, pude ver esos hermosos ojos color celestes.

Celeste, que me dejó en shock, paso corriendo por mi lado que me quede parada sin ninguna expresión.

-Papa -escuche decir a la pequeña, que me había atravesado como una flecha.

Gire mirando hacia atrás y vi como Antonio recibía a esa niña con una sonrisa, que al mirarme desaparecieron, no transmite nada atreves de mi mirada, no , no quería que viera que me afectó, mis ojos se posaron en mis hijos y ellos también miraban a la niña sin ninguna expresión.

Pero qué rayos había pasado aquí, decidí continuar con mi camino sin mirar atrás.

-Majestad -me reverencio Carla.

-Quiero que lleven mis maletas a una habitación de invitados -ella asintió -y te quiero ver ahí dentro unos quince minutos -hable bajo.

Camine con una mucama hacia la habitación que escogí, diciéndole que traiga a mis ex damas de compañia que tenia hace años, asintiendo se fue. La puerta se abrió dejando ver a América con una mirada de preocupación.

-Al parecer tus modales de princesa se fueron con el tiempo -dije bromeando, con una sonrisa.

-Let, estas bien -dijo refiriéndose a lo que paso, con cara de preocupación.

-Quitarias esa cara de preocupación si te dijera que no me afecto, además de que sabía que algo parecido sucedería.

ANTONIO*****

Enserió un amante, caminaba hacia la habitación que Letizia se quedaría y eligió, nose porque me molestó la broma que se hicieron mi hermana y ella, aunque lo que llamó más la atención fue volver a ver esa mirada, esa mirada que daba cuando quería dar a notar que nada le molestaba.

Pero no era mi culpa que no haya averiguado que tenía una hija de tres años, pero pensándolo mejor no es que se hablara mucho de ella porque no dejaba que esa información saliese del castillo.

Cuando estaba a punto de tocar la puerta de su habitación escuche una conversación.

-Let, estas bien 

-Quitarias esa cara de preocupación si te dijera que no me afecto, además de que sabía que algo parecido sucedería.

Aunque me molestaba que escucharan detrás de la puerta, esta conversación me interesaba.

-América antes de irme, sabía que la decisión que tomaba traería sus consecuencias -aplaste mis puños -si ahora me dijeras que tiene una persona a su lado y está aceptada por el consejo, no me hiere en nada.

-Amabas a mi hermano e hijos por lo menos antes de irte -escuche a mi hermana, hablar con una voz de súplica a que le respondiera.

No pensaba escuchar su respuesta, no me importaba y no cambiaba nada, me fui de ahi, ella sabía lo que podría suceder, pero aun haci lo hizo, eso confirmaba todo.


La reina de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora