Capítulo 14

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LETIZIA*****

Me coloque los lentes oscuros y baje del avión acompañada de Rin, que desde este momento en publico volvería a ser nombrada con su nombre de nacimiento.

-Celeste, vamos -le apresure a bajar.

Después de ver bien todo el lugar y como mi hermano lo prometió no había reporteros y al parecer nadie prestaba mucha atención a lo que sucedía.

Caminamos a las afueras del aeropuerto por otro camino, para evitar encontrarnos con personas. Salimos y extendí mi mano al chofer, con un gesto que entendió  y me dio las llaves del auto.

-Yo me iré a mi departamento -avise, para que los guardias no me acompañaran -La princesa Celeste irá con ustedes.

Vi cómo los guardias asignados por mi hermano a cuidarme querían interferir, pero Celeste lo hizo.

-Yo no pienso ir con ellos -me miró desafiante -me voy contigo, suban mi maleta a su auto.

Yo solo sobe mi cabeza, sabía que no me dejaría y al mirar a los guardias, que tenían una cara de horror ante lo dicho, resople. Acaba de tener un viaje que me dejó agotada y ellos no ayudaban a mi cansancio y eso solo provocaría que me enojara, y empezáramos a llamar la atención a nuestro alrededor.

-Dile a mi hermano que nos presentaremos mañana a primera hora con él.

Después de una larga charla para que nos dejaran sin guardia, subimos al coche y manejé a mi departamento.

-No te libraras de mi por lo menos hasta que sea coronada como princesa -sonrió.

-Al parecer tendré que soportarte unos días más -negué la cabeza con una sonrisa.

Después de una larga conversación, mientras llegábamos, respondía las dudas de Celeste, sobre por qué decidí dormir esta noche en mi departamento en lugar de ir directo del castillo. La respuesta era clara, no quería todavía o bueno tenia nervios y un poco de temor con respecto a mi regreso, de cómo se tomarían mi regreso después de un largo tiempo. 

Y se que desde mi regreso estoy un poco más fría, lo digo porque cuando lleguemos lo único que hice fue decirle a Celeste que estaba cansada como para pasar un rato con ella como solíamos hacerlo cada noche en la base de espías.

Celeste simplemente lo entendió y me fui a dormir, si lo se hice mal, pero ahora estaba muy agotada.

Al día siguiente me cambie y aliste rápido, prepare el desayuno y como disculpa por mi comportamiento pésimo con mi sobrina, le lleve el desayuno a la cama para comer y disfrutar de un momento juntas, ya que ella también debe estar nerviosa por su regreso y presentación.

Después de un hermoso desayuno que disfrutamos juntas con risas y contándonos historias, aliste todo mientras Celeste se cambiaba.

Cerré la puerta de mi departamento me puse los lentes de sol y arranque el auto mientras en el asiento del copiloto una nerviosa adolescente se removía en su asiento, puse una música en el auto para aligerar el ambiente, Celeste volteo la cabeza en mi dirección cuando escucho una de las canciones que le cantaba de niña cuando se ponía inquieta. Comencé a cantar y ella aunque no supiera cantar me siguió y disfrutamos del viaje hacia el castillo.

Al llegar después de un viaje un poco largo al castillo, las rejas del castillo se abrieron en mi dirección, maneje el coche hasta llegar a la puerta principal del castillo donde podía ver unas siluetas, que al bajar del auto las reconocí.

Me quite los lentes y sonreí.

Sin importar protocolos las personas paradas a mi frente empezaron a correr en nuestra dirección, mire a Celeste que antes de bajar del auto le dije que se colocará una tela que cubre su nariz para abajo, dejando a la vista sólo sus ojos.

Cuando las personas llegaron se unieron en un abrazo a Celeste y ella derramó algunas lágrimas.



ANTONIO*****

Estaba en mi despacho, arreglando unos papeles cuando mi hijo mayor, y heredero al trono, ingresa sin permiso alguno, se lleva una de mis severas miradas y al ver su rostro noto un poco de enojo.

-Porque no avisaste de esto -me extiende una carta.

No tomo la carta y lo deja en la mesa, mis ojos bajan a la carta causante de que mi hijo este molesto y se halla atrevido a ingresar sin anunciarse. Ahora que lo pienso no había nadie en la puerta porque les dije que se retiraran.

Mis ojos se abren al ver la insignia que traía en frente la carta de invitación.

-Dónde encontraste esto -dije frunciendo el ceño.

-Eso no es lo importante - su voz salía molesta -sino encontraba esta carta a punto de ser votada no nos enterábamos.

-Tu hermana también lo vio.

-Si y viene en camino, para pedir una explicación.

-Y una que sea creíble, papá -dijo mi hija ingresando.

-Saben que no me gusta que ingresen a mi despacho sin siquiera haber tocado la puerta -resoplo.

-Solo dinos porque no nos avisaste de la carta.

-Pensaban ir -dije -después de tantos años, quieren regresar ahí -hablo al ver sus caras dudosas.

-Ellos cada vez que pueden nos visitan -responde mi hijo encogiéndose de hombros -y al parecer tienen algo importante que decir porque hasta donde acabo de averiguar también están invitando a muchos países y periodistas extranjeros, como nacionales.

Me recorre un frío en la columna, esto se parecía mucho a lo que viví hace unos años, cuando mi padre me comprometió con ella.

-Papá, sabes de que podría ser -me pregunta Edward, mi hijo.

Cuando pienso mentir que no tengo sospechas sobre nada, mi hija Ana me mira y se que se ha dado cuenta que pensaba mentir, era algo que había sacado de su madre, podía leerme con la mirada como yo a ella.

-Creo que tengo algunas sospechas de que se trata -digo por fin.

-Cuéntanos -dijeron sentándose a mi frente.

-Puede que presenten a un príncipe o princesa en esa reunión.

-¡¿QUE?! -dijeron los dos.

-Es una tradición en ellos de presentar a su segundo príncipe o princesa al trono, cuando llega a una cierta edad, pero no estoy seguro puede que también se trate de otra cosa.

-Mi tía estuvo embarazada -Ana habló asombrada.

-Ya se los dije chicos no lo se, podría como no podría.

-A mi me gustaría tener un primo o prima más -dijo mi hija entusiasmada.

-Papa -llamó mi atención mi hijo -asistiremos a esa reunión que nos invitaron.

Al ver a mis hijos tan decididos por volver a pisar tierras que no vieron desde que eran niños me hizo suspirar.

-Muy bien, les acompañaré -hable para finalizar -solo falta un dos días para la reunión, tenemos poco tiempo, vayan a alistar sus maletas.

Si hay algo porque no pisaba ese país, es porque estaba molesto con su rey, cuando fui por su ayuda para encontrarla, decidieron darme la espalda y decir que no la buscara mas. Me enoje mucho y discutimos, pero por temas políticos y no romper nuestra alianza que en estos tiempos tambaleaba decidimos no pisar tierras opuestas, aunque el venia a visitar a sus sobrinos, no podía impedir eso.

Después de un tiempo largo a decir verdad volvería ahí, y lo haría por mis hijos mas no cruzaría palabras con él y su familia, porque terminaríamos discutiendo como siempre y ahora no me convendría en el estado que esta el país.



La reina de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora