ANTONIO*****
Ya estábamos en la fiesta, pero sino fuera por Edward que nos pidió a su hermana y a mi quedarnos, porque si la prensa se enteraba que no sabíamos el regreso de la que ahora no puedo nombrar sería un completo caos.
Por mi me iba, pero accedí a la petición de Edward.
Ya había sido la presentación de Celeste en la fiesta por lo tanto todos empezaron a disfrutar de la fiesta.
-No puedo creer, como se atreve a aparecer hasta ahora -dijo Ana que desde hace un buen tiempo lleva maldiciendo en voz baja.
-Puedes calmarte -dijo ya enojado Edward.
Y antes de que empezaran a discutir de nuevo, las personas se paralizaron, al verla ingresar.
-Y pensar que no vendría -dijo con sarcasmo Ana.
Me quedé mirando de lo hermosa que estaba, empecé a notar que estaba incómoda por la situación, pero con una sonrisa camino, haciendo que todos volvamos a lo que hacíamos.
Mis hijos siguieron con su pequeña pelea en susurros.
-Hola -escuche una voz suave, que si me acordaba podría ser.
Mis hijos y yo nos giramos para ver quien era, me tope con mi ahora nueva sobrina y con el innombrable de su padre y su esposa al lado, fruncí mi ceño.
-Hola -le devolvió el saludo Edward, ya que vio la incómoda situación.
-Mi nombre es Celeste -continuó ella con una sonrisa -es un gusto tenerles aquí, siempre tuve la curiosidad en conocerlos y saber que tenia primos en otro país era muy emocionante.
-El gusto es nuestro -respondió mi hijo -es hermoso saber que tengo una belleza de prima.
La nombrada se puso roja por el alago y sonrió.
-Bueno -llamó la atención el rey de Temrres -me gustaría hablar contigo -me miró.
Aunque deseaba negarme asentí, nos separamos un momento del grupo, mis ojos sin querer se voltearon hacia una dirección, la cual ahora me arrepiento. El hermano de la persona que acabo ver abrazada a un hombre volteo en esa dirección y sonrió.
-Al parecer se extrañaron mucho, siguen haciendo una buena pareja -dijo mirándome con una sonrisa, me quería provocar pero no le daría el gusto.
-A qué vinimos a hablar -dije en tono indicando que no lo soportaba.
-Eh escuchado que se están quedando en un hotel -iba a interrumpir -déjame hablar primero, no permitiré que mis sobrinos se queden en un hotel cuando pueden quedarse aquí en el castillo con todas las comunidades, además tenemos algo muy importante que tratar.
Sabía que no podía refutar, peor aún negarme, acepte, luego de regresar con los demás la familia de mi sobrina se retiró.
LETIZIA*****
-Sabes después de todos estos años te volviste mas guapo -dije bromeando, aunque no mentía.
-Sigues siendo la bromista Let -rió Dante, le golpee el hombro con mi mano -auh, y fuerte.
-Tonto -le enfrente, solté un suspiro -como esta tu esposa -pregunte.
Diego me dio un semblante triste, ahí me arrepentí de preguntar -falleció hace un año.
-Yo no lo sabia, lo siento -me acerque y le di un abrazo -y esos dos jóvenes tan guapos que tienes por hijos dónde están -cambie de tema, él sonrió.
-Acaban de regresar, de la base -respondió feliz -están muy felices de haber terminado con éxito su entrenamiento.
-Claro tuvieron a una de las mejores entrenadoras -me apunte orgullosa.
Conversamos sobre trivialidades, hasta que mi mirada paso a la pista de baile donde vi a Celeste bailando con un chico, y lo conocía bien.
-Que pasa -mi acompañante llevó su mirada a la pista y sonrió -que hermosa pareja.
-Ese no es tu hijo mayor -hice memoria en el nombre -Andrew.
-Tu misma lo dijiste -sonrió -el me conto que solo una vez tuvo la oportunidad de verla, y que era hermosa.
Los dos nos miramos con complicidad -al parecer seremos familia -dijimos a una voz, los dos nos reímos mientras nos imaginamos.
-Eso sería emocionante -respondí pero luego se me vino a la mente un pequeño detalle -pero no es muy grande para ella.
El me mira con una cara de enserio, bueno que se lleven por tres años no es gran cosa o si. Luego de una charla de todo lo que sucedió en estos años fue realmente emocionante, que cuando sonó mi auricular me moleste.
Aplaste el botón -disculpe la molestia su majestad, pero tenemos un problema.
-Diego me tengo que ir, nos vemos después -dije apresurada por lo que acaba de escuchar.
-Esta todo bien -asentí apresurada, el me tomo de la mano -tengo algo que conversar contigo en privado.
-Esta bien -me solté para empezar a caminar -ya sabes como encontrarme.
Salí corriendo por los pasillos, aplastando el micrófono.
-Será mejor que me expliquen mejor la situación -hable apresurada.
-Lo sentimos mucho su majestad, pero al parecer el carro donde venia el pastel se haberío en el camino y no podrá llegar a tiempo, el chef de la cocina, junto con la pastelera real están haciendo lo posible, pero nos falta personal capacitado para que nos ayude con el gran pastel.
-Están haciendo uno nuevo -pregunte.
-Así es pero recién acaban de salir los queques y están formando la torre, no se si lo logremos a tiempo -resople frustrada, mi sobrina no podía tener una fiesta de cumpleaños sin una torta.
Acelere mas el paso y le dije a la persona que me estaba comunicando que no cortara la señal, mientras pensaba camine doblando una esquina, cuando tuve una solución, levante la cabeza feliz.
Mala idea.
Muy mala idea.
El estaba ahí, vestido con un esmoquin, que le hacía ver muy guapo, su cabello castaño muy bien peinado, esos ojos celestes que me atraparon, trague duro, comencé a avanzar, el continuo caminando, sentí su intención, así que hice lo mismo.
Caminamos de frente, caminando en sentido opuesto, hubo un punto donde nos igualamos, yo mirando al frente seguí mi camino haciendo sonar los tacones que llevaba puesto.
-Tenga todo listo -hable por el auricular, saliendo de mi trance -yo misma lo haré.
Acelere el paso, con pasos firmes hasta voltear en otra esquina, llegue a la cocina y al ver todo el desastre que había, empecé con el orden.
-Un mandil -ordené.
ANTONIO*****
Simplemente lo hizo, camino atravesándome sin mirarme, al parecer su intención era evitarme todo este tiempo, pues entonces yo también lo haría. Si quieres jugar así jugaremos.
-Tenga todo listo -escuché que hablaba por algo -yo misma lo haré.
Me voltee al escuchar eso, y con cuidado la seguí, la vi ingresar a una habitación, donde estaban guardias en la puerta, con eso podría decir que estaba ahí dentro.
Leí la placa que había en la puerta.
"Cocina"
Pero qué hacía ella ahí, me acerque, los guardias me reconocieron, como rey de Yeil, pero antes de que dijeran algo, puse el dedo índice en mis labios en señal de silencio, ellos comprendieron y continuaron protegiendo la puerta.
Me acerque a una ventana, y la vi ahí concentrada dando órdenes y ayudando junto con dos personas mas a construir una torta de pastel, que por su tamaño sería muy grande.
Sonreí, recordando que para ella era todo o nada.
Continúe con mi camino con dirección a la fiesta.
ESTÁS LEYENDO
La reina de la máscara
RomanceEl tiempo que dejas algo y a sido lo suficientemente largo no sabes lo que pudo haber cambio, pero ella eso lo sabía bien, entreno con éxito a su sucesora, su deber está completo y su país de origen en un estado mejor que bueno. Olvidó un pequeño de...