Capítulo 26

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LETIZIA*****

Jamás en mi vida me habían dado un susto más grande, con el grito del concejal, todos le miraron para que bajara su tono, avergonzado, solo atino a hablar.

-La madre de la señorita Luna -fruncí el ceño y calle.

Todos me miraron, asique la madre de la niña de cabellos dorados, mire a Antonio y él seguía en su posición roble y sin expresión, que aburrido, me gustaría molestarlo un poco.

-Bien -respondí -pero primero me pasan su historial.

El concejal que había hablado se sentó y bajó la cabeza, todos en la mesa callaron y nadie dijo nada, dirigí mi vista hacia cierta persona y estaba con el ceño fruncido mirándome, le di una sonrisa de labios divertida, muy bien empecemos con el acto.

-Al parecer no -todos me miraron -y como no pienso insistir, me empezare a defender.

Di comienzo a mi largo discurso, y cuando todos estaban distraídos sin prestarme atención, ataque.

-Por lo que habiendo ustedes firmado el contrato de matrimonio por paz y union de los dos países -los concejales se centraron en mí por la mención de tal tratado -tendrán que pagar una suma muy considerable además de romper nuestro trato, las conexiones que teníamos políticas, económicas y sociales, se terminarían, ya que estarían infringiendo una parte del contrato.

-Pero su majestad, usted también lo hizo -escuche muy bajito.

-Disculpe concejo, pero no incumple nada -me indigne -mi padre había hablado y establecido normas con el rey anterior de este país, donde los dos eran beneficiarios -leí un párrafo -si yo desaparecía por un tiempo, a lo menos debería haber dado un hijo a la corona, y si su país estaba en problemas el reino de Temrres les brindaría ayuda.

-Pero que ayuda su majestad si...

-Es por eso que estoy aquí -interrumpí antes de que me hicieran enfadar -su rey no quiere nada de la ayuda de mi hermano, por eso me envió a mi -el consejo sabía muy bien una cosa -saben que si no me permiten quedarme como su reina, tendrán que hacerlo por el país, y si lo que quieren ocultar es... -me detuve todavía era mejor no decirlo.

-Majestad, el concejo lo decidirá, pero lo tendremos en cuenta.

Me pare, ya era hora de retirarme, pero antes de salir dije lo ultimo.

-No me molesta que su rey tenga una amante, si desean la pueden traer al palacio, bueno si es que no está aquí ya -por la cara de todos agregue -por si quieren mas descendencia real.

Con una cara de seriedad salí, pero unos pasos más adelante empeze a reir.

-Hubieran visto la cara de Antonio -reí frente a mis damas.

Tanto reir las lágrimas salieron de mis ojos, las seque y acomode mi postura, escuche unos pasos con pisadas fuertes venir en mi dirección, empecé a caminar, acelerar el paso y por ultimo termine corriendo.

Oh señor, alguien me estaba persiguiendo, dejando a mis damas de compañia atras, sali corriendo hacia mi habitacion, cerre la puerta y di un respiro, camine a mi mesa por un vaso de agua.

ANTONIO*****

Al escuchar lo último que dijo Letizia, me levante molesto y deje a los concejales discutiendo, qué decisión tomar.

Pregunte a mi mayordomo hacia que lado se fue la reina con su escuadrón y camine con pasos apresurados hacia ella al verla, cuando ya me estaba acercando empezó a correr y como reflejo yo hice lo mismo, dejando atrás a todos.

Llegue a su habitación y abrí la puerta, la encontré bebiendo un vaso de agua parada, se giro hacia mí al escuchar la puerta cerrarse.

Por el susto que le di empezó a toser, me acerque y le di unas palmadas en la espalda, escupió un poco de agua.

-Despues te quejas que yo no toco la puerta  -alce las cejas en molestia -que haces aquí.

-Por qué escapabas tu de mi -nos miramos a los ojos y ella empezó a reír -que es lo que te causa tanta gracia.

-Perdón, simplemente me causó gracia esta situación, pero que haces aquí.

Letizia dejo el vaso en la mesa y alzó los brazos mostrando su habitación.

-Es sobre lo que hablaste en la reunión -al verla escucharme atenta continue -Letizia te dejare trabajar en conjunto con el concejal, haré que acepten, pero...

-No quieres que meta en esto a tu pequeña hija y a su madre -dijo con una voz neutra, asenti -bien -sonrio de labios -Pero con una condición

La mire por unos minutos tratando de decifrar lo que piensa, no ya no es como antes, ahora es una barrera imposible de romper como la primera vez que la conocí, llena de secretos y misterios, más que antes. Yo no era la excepción, pero yo lo hacía para protegerlos.

-De que se trata esa condición -pregunte

-Ya que no quieres que me adentre a ciertos temas, solo te pido una cosa, no te interpondrás a las decisiones que tome -Me extendió la mano.

Le di la mano -lo prometo.

-Lo prometo -Escuche eso último y me retire.

LETIZIA*****

Que aya terminado en buenos términos la conversación de ayer con Antonio, fue lo mejor, por lo que me desperté temprano y como todos estarían descanso a altas horas del día, sin llamar a mis damas salí de mi habitación a pedir algo de comer en la cocina.

Con un buso y una polera muy gruesa por el frío que hacía me abrí camino hacia la cocina, pero justo cuando estaba por llegar algo choco contra mi.

Desorientada mire hacia atrás y al bajar mi mirada vi a una niña de cabellos dorados.

-Majestad -aparecio una cansada niñera -disculpe, levántate pequeña -alzo a la niña que estaba tirada en el piso con una carita de que en cualquier momento llora.

-No te preocupes fue un accidente.

-Si mi reina pero debe aprender los modales del palacio -Mire a la niña y ella al dar conmigo, seco sus pequeñas lágrimas y sonrio.

-Tu eres la esposa de papá -me señaló.

Su niñera con los ojos abiertos empezó a disculparse haciendo varias veces reverencias.

-Disculpe majestad -agarro la cabeza de la niña y le hizo que se inclinará en forma de disculpas.

En esos momentos  mis damas de compañia me rodearon, para no hacer más embrollo el asunto decidí salir de ahí. Camine a la cocine y entre saludando a todos y saque una fruta, la empeze a comer mirando hacia la ventana.

-Majestad se encuentra bien -Asenti sin mirar a mi dama.

La reina de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora