Capítulo 25

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ANTONIO*****

Los deberes del reino al parecer nunca se acababan, sobandome la cien, empeze con el largo dia, pues me habían llegado muchos documentos que tenía que revisar. Tocaron la puerta, eh ingreso mi consejero y mayordomo principal.

-Majestad tengo algo que informar -se inclinó en reverencia.

-Si no es nada importante, dejalo para despues -dije leyendo.

-Se trata de su majestad la reina -alcé la vista quitándome los lentes.

Le mire indicándole que continuará.

-Bueno su majestad -le di una mirada por tanto palabreo -la reina salió del castillo sin paradero.

Lo dijo tan rápido que al final tomó aire, fruncí el ceño, ante lo dicho y por más extraño que me pareciere, sentí una opresión en mi pecho, después con una indiferencia por tal sentimiento encontrado, hable:

-No es lo que siempre hace, porque preocuparse -mi mayordomo movió su mano nervioso -¿hay algo más?.

-Su majestad no salió sola -mi cara fue de extrañeza -también se llevó al príncipe Edward.

-¡Como! -me levante chancando la mesa con la palma.

-Su alteza el príncipe envió un mensaje, afirmando su salida.

-Yo no lo permite -pero eso no era importante -¿se llevaron guardias?

Negó con las cabeza, asustado por tal acto mande a que los buscaran, esto no se quedaria asi tendre que hablar con Letizia muy enserió, no puede exponerlo de esa forma. Después de una búsqueda por saber sus paraderos, descubrimos dónde estaban y mande a que los vigilarán de lejos, por su protección, espere en el castillo su regreso enojado.

LETIZIA*****

Al dia siguiente ya estábamos de regreso, después de visitar muchas fundaciones, mientras manejaba el carro de regreso, podía notar lo nervioso que estaba Edward.

-Me puedes decir qué sucede -le pregunté mirando al frente -si me acompañaste a esta salida del castillo, se debe a algo más no

Desvié mi mirada un poco dándole una sonrisa de labios, para que tuviera la confianza  de contarme qué es lo que sucede.

-Yo -empezó bajando la cabeza -es mi culpa que papá y mi hermana no quieran aceptarte en el castillo.

-Eso no es cierto -dije frunciendo el ceño -lo que yo hice no tiene que ver nada contigo.

-Es que... -le mire rapido y el volteo su mirada por la ventana -yo retuve las cartas.

Frene el carro de un golpe y me estacione a un lado de la autopista.

-Pero como sabes tu sobre eso -pregunte.

-Yo lei la nota que le escribiste a papá, antes de marcharte -dijo triste -lo siento fui egoísta y no dije a nadie sobre la nota y cuando las cartas llegaron las escondí para mi, por miedo a que papá las votará, pero...

-Esta bien, no las leíste no es cierto -el nego -se que no leerías algo que no era para ti.

-Pero leí la carta que me enviaste.

-Y eso es lo que hizo que me perdonaras no es cierto -asintió.

-No te culpo, es mejor que no llegaran a sus manos, al final yo soy la que hizo que todo esto ocurriera.

No dijimos nada más y mientras conducía pude darme cuenta que unos carros nos estuvieron siguiendo todo el tiempo, pero eso no era el problema, porque conocía las insignias de la guardia real, el caso es que aparte ellos había unos cuantos que nos espiaban de lejos, lo pude confirmar, con la señal que me enviaron mis espías guardaespaldas.

Llegado al castillo, Carla me informo que tenia una reunión urgente con el rey, pero antes de irme le ordene que buscara sobre los últimos movimientos que estaba haciendo el enemigo. Abrí la puerta del despacho de Antonio, e ingrese sin tocar.

-Buenos días, a que se debe tu llamado tan urgente -Dije parandome frente a su mesa.

-Podrías tocar la puerta antes de entrar -dijo levantando la mirada con el ceño fruncido

-Al parecer alguien se despertó con mal humor.

Frustrado, movió su mano invitándome a sentar, le obedecí y espere a que comenzara a hablar el.

-Bien, sabes porqué te mande a llamar -negué, el levanto una ceja, que hizo mi corazón acelerar.

-Esta bien, debe ser por la salida

-Que bien que lo sepas, porque sabes cuan peligroso es salir sin guardaespaldas, que los resguarden.

No podía negar que él tenía razón, pero...

-Se que estuvo mal, mas creo que tendrá que aprender a ver que es lo que sucede fuera de estos muros - eso ultimo lo dije con desprecio.

-Detestas la idea de los muros, pero no sabes qué son importantes -cruce mis brazos -no me importan si te molesta, pero lo importante es que tienes que prometerme que no volverán a salir sin guardias.

-Bien, no quiero pelear contigo, pero con respecto a no saber lo que está sucediendo, lo veremos mañana en la reunión con el concejo.

Me pare y me fui.

ANTONIO*****

En vez de quedar mas calmado por que no volvería a salir sin guardias, me dejó en shock porque asistiría a la reunión del concejo, más aún no pienso dejar que se meta en los problemas del castillo o se entere de algo mas, deje de preocuparme cuando recordé que lo tendría difícil con el concejo porque ellos están molestos de el repentino regreso de Letizia.

La reunión está en todo su esplendor, pero al parecer cierta persona no se presento, lo que me tenía aliviado, no prestaba mucho interés a lo que se discutía cuando algo llamó mi atención.

-No podemos reemplazar a la reina -en qué momento habíamos llegado a esta conversación.

-Claro que podemos, hay muchas princesas o reinas de otros reinos que buscan compromisos.

-Es indignante nuestra reina acaba de regresar -se molesto un funcionario.

-Eso no cambia nuestros planes para el rey.

-El reino no necesita a una reina que desaparece y aparece cuando quiere -dijo otro.

Me mantuve al margen, cuando las puertas de la sala de reuniones se abrió. Mis ojos se abrieron al ver entrar a Letizia con un vestido azul largo hasta el piso, sus cabellos negros como la noche cayendo sobre sus hombros, maquillada suavemente y ingreso con una sonrisa, haciendo sonar sus tacones, todos en la sal quedaron mudos al verla, lo que me molesto.

Corregí mi postura y espere a que hablara con el ceño fruncido.

-Me han extrañado -dijo con una sonrisa traviesa -porque al parecer se habla mucho de mí en estas reuniones.

-Majestad, mi reina que hace usted aquí -hablo un concejal nervioso.

-Solo asisto a las reuniones, como lo hacía en los viejos tiempos -lo ultimo lo dijo mirándome, voltee la vista.

-Pero usted está retirada de hace mucho tiempo.

-Vamos, apuesto a que ni siquiera pueden lograr aprobar esta moción de mi retiro -hablo confiada -recuerdan la lucha de mi ingreso al concejal, no querrán perder otra vez, continúen.

Lo sabia habia llegado preparada, siempre a sido haci, si se presenta a un lugar jamás es para perder, esto se iba a poner interesante, seguiría manteniéndome al margen, era lo conveniente.

-Bueno que esperan, presente a sus candidatas de remplazo para mi, que si logra convencerme, le doy mi puesto tranquilamente.

Todos en la mesa quedaron atónitos, mi corazon se acelero, pero mantuve mi postura al verla sonriendo, todos aquellos que querían su renuncia empezaron a buscar entre los papeles una opción, cuando se empezaron a decir las opciones, ella lo fue descartando una por una, hasta que alguien gritó.

-Ya sé

La reina de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora