ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 8

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Miré hacía abajo y había un gran charco de sangre saliendo de una persona, retrocedí un poco mirando la escena asustado. Levanté la mirada hacía aquella persona y se veía bastante serio pero sus ojos eran lo más bonitos que ví, pero fuera de mi alcance por qué todo lo bonito no me pertenece a mí.
Me alejé y me di vuelta, tenía que volver con papá César así todo terminaría, miré por última vez al hombre y di un suspiro antes de hablar.

—Lo siento señor.. prometo no decir nada y-y me tengo que ir.

Sin más comencé a caminar siguiendo mi camino de vuelta.

⟨⟨¡Es nuestro alpha! No quiero, quiero estar con él, vamos a abrazarlo⟩⟩

—No, es un asesino...ni siquiera sé que es alpha. Joder cállate.

Fruncí el ceño molesto y comencé a caminar más rápido, giré mi cabeza y ví que me estaban siguiendo. Tiré la muleta y comencé a dar saltos para huir con lágrimas que comenzaban a caer por mis mejillas, ante la desesperación y el susto tropecé cayendo arriba de vidrios rotos, me levanté con torpeza y sacudí mis rodillas en un vago intento a qué salgan los vidrios incrustados en mi piel, sollozé por el dolor que sentía y al girar mi cabeza vi a esos hombres alzando un arma y luego todo se volvió negro.

Narrador omnisciente:

Un omega infantil se encontraba amarrado, amordazado y vendado en una silla, tres personas de alto rango entraron a lo que sería una habitación con uno de ellos un balde con agua tibia en manos -a pedido de alguien- que no dudo un segundo en tirarle al débil cuerpo del omega que no tardó en despertar exaltado.

—Quien diría que la diosa Luna me daría a alguien tan débil y chico como tú.. justo cuando se acerca mi rut.

Liam, confundido movió la cabeza de un lado sin entender las palabras que le daba la única persona que hablaba ahí. Un tacto suave y gentil se poso en la mejilla del pequeño con un beso en su frente, pero lo raro son dos cosas; Liam se sentía bien con el tacto de la persona desconocida y la persona desconocida se sentía molesto y encaprichado por el menor.

—Tch escucha una sola cosa, no me gustan los niños y hazme caso siempre si no quieres un castigo ¿bien?. Ahora te soltaré y me seguirás como un buen perro que eres.

Él hombre de mayor rango ahí le hizo una señal a sus hombres para desatarlo, pensaba que era solo un estúpido niño pero se confundió al ver su carita de miedo pero con otra cosa en sus ojos, sus ojos de distintos color le hizo pensar que en verdad era afortunado por tener a alguien tan pequeño y débil para él solo.

—Tan débil.

Liam bajo la mirada triste por los comentarios que le daba aquella persona pero los ignoro para no tener un castigo. Comenzó a seguirle el paso con lentitud mientras hacía equilibrio para no poner todo su peso en su pié lastimado, miró al rededor de lo que parecía un castillo para sus ojos, tenía un techo muy alto con lámparas cayendo de él, las paredes estaban con colores neutros pero con bonitos detalles de floreros en cada esquina.

—Apúrate que no tengo todo el tiempo.

Se apuró como pudo pero al llegar a las escaleras se quedó contemplando al ver lo larga que era y de ella caía por el medio una alfombra roja, se apoyó al barandal y subió con lentitud mirando todo lo que para él era magnífico.
La mirada del mayor estaba siempre en él, sabía que estaba con el tobillo lastimado pero le sorprendió que el muchachito no se quejó en lo más mínimo y que seguía sus órdenes cómo él lo pidió.

[...]

—¿Cuantas veces te lo tengo que repetir?, ¡Quítate la maldita ropa!.

—T-tengo miedo señor..

Secuestrado Por El Jefe De MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora