ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 23

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Miré a Liam mientras comía con emoción su helado y movía sus piernas por qué no llegaba a tocar el suelo por la silla alta.

—Come bien.

Limpié con mi pulgar la comisura de sus labios aquél rastro del helado, yo comí con delicadeza mi waffles mientras miraba la televisión de aquella cafetería.

"Noticias de último momento:
La mafia vuelve atacar nuevamente las calles de Londres, hay siete casos de tráficos de órganos y nuevamente trata de personas."

Sonreí levemente al escuchar que todo Londres habla de mí, de mis trabajos y de mi mafia.

"Las víctimas fueron encontradas en bolsas de basuras con su cuerpo mutilados, en la calle. Pero su lugar favorito serían en los callejones, pero siempre con la marca de las iniciales AyS quemadas en el cuerpo de las víctimas, ¿Atraparan a esa mafia?."

¿Callejones?, Que absurdo. Los callejones son para los trabajos limpios.

—Que feo..

Miré a Liam y él tenía su ceño fruncido mientras miraba la televisión.

—¿Te imaginas encontrarme en una bolsa de basura con unas iniciales en algún lado de mi cuerpo?.

Me mordí y relamí mis labios, su imágen con mis iniciales en su mejilla o en su gordo trasero..joder.

—¿Te imaginas?...que loco.

Respondí y le di un sorbo a mi café amargo.

—Ya es tiempo de irnos y hablar de algunas cosas.

Él asintió y guardo sus cosas de dibujos en su mochila de oso, agarró su muñeco de conejito..al que nombró nuevamente gugu.

—¿Por qué le pusiste gugu al peluche?.

Puse mi mano en su hombro mientras caminábamos con tranquilidad hacía la salida.

—Siento que gugu es muy tierno, que me ayudara en mis problemas, me escuchará llorar o quejarme, guardara mis golosinas por mí y siempre estará conmigo...por qué es gugu, es como un hijo, por eso gugu.

Un amargo sabor se posó en mis labios, entramos al auto y él puso un poco de música con mi celular mientras miraba por la ventana y abrazaba aquél peluche.

☁️

Deje las llaves en la mesa y prendí las luces, tosí levemente para aclarar mi garganta, me saqué mi reloj y lo deje con suavidad en la mesita de madera de un hermoso color café. Desabroché los botones de mi camisa para después sacarme.

—A-alexey..

—¿Si?.

Hablé con tranquilidad, todo lo contrario a su voz.

—..nada, ¿Que querías hablar?.

Me senté en la cama y él se acostó en su lugar mientras abrazaba al conejo. Recorrí su cuerpo con mi mirada, ya no es un niño. Sus caderas anchas, muslos anchos, trasero grande, cintura pequeña, pecho delgado y no pude dejar de mirar sus pezones que eran de un rosado tan suave que se podía ver a través de su remera blanca.

Secuestrado Por El Jefe De MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora