Secuestrado Por El Jefe De Mafia

ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 44

—No.

—¿Qué?.

Riu le negó la pregunta de Derek y la verdad estaba algo aliviado por eso.

—Ya hablamos de ese tema. No quiero verte con Liam.

Aunque no lo demuestre, aunque me duele ver a Liam con Derek estaba feliz por la respuesta de Riu. Estaba feliz..por qué aún lo sigo amando.

—Liam no quiero que te acerques a mi hijo, no eres el indicado y mucho menos te acepto.

—Pero, ¿Por qué?.

»Por que me lastimas«

—No estoy interesado para seguir está conversación, por favor recoge todo cosas y vete. Ya cumpliste con tu deber.

Su ceño fruncido demostraba el disgusto que sentía.

—Derek ven conmigo.

—Si señor.

Él omega fue el primero en dar la espalda y luego Derek que a pesar de rechistar fue atrás de su padre para dejarnos solos. Miré a Liam con preocupación pero él no parecía del todo triste. Al contrario, no tenía ninguna expresión en su rostro..como antes.

—Pequeño, ¿Quieres que te ayude con tus cosas?.

Sonreí acomodando su oscuro cabello, su rostro lucía cansado pero lo intentaba disimular en un vago intento.

—No..solo vayamos a la casa Alexey.

Mi mano fue retirada de su rostro por él con una mueca de disgusto, lo miré unos segundos antes de suspirar.

—¿Seguro? Tenés todas tus cosas acá.

— Nada me pertenece, ¿Nos podemos ir?.

Su voz salió débil, como si le costara hablar o estuviese adviertiendo con romperse de nuevo. Pero lo ignoré, para que se relaje un poco.

—Está bien, vayamos a casa.

En el camino tuvimos que hacer varias paradas para comprar algunas cosas que hacían falta para la nueva casa, en ninguna de ellas Liam habló o bajo del auto y tampoco quise forzarlo.

—¿Querés un café?.

Lo miré rápidamente y luego miré hacia el frente, las tiendas aún estaban abiertas sobre aquella solitaria ruta.

—Sí, vayamos por un poco de café.

Giré el volante para la izquierda, apague el motor del auto sobre el estacionamiento de starbucks y suspiré por segunda vez.

—Ten, afuera está fresco y te vas a resfriar estando en remera.

Le coloque mi campera por encima de sus hombros y él se acomoda bien la prenda pero cuándo me encontraba subiendo el cierre de la misma fue cuando me encontré con su mirada, sus ojos estaban tristes y no solo ellos. La marca ardía y provocaba cierta picazón sobre mi cuello pero traté de ignorarla.
Ambos bajamos, me encontraba ya cerca de la puerta cuándo noté su ausencia provocando que mirase hacia atrás, a pasos lentos seguía los míos mientras ocultaba la mitad de su rostro en mi campera dejando solamente al descubierto la nariz y sus ojos hetero cromáticos. Una vez que estuvo a mi lado abrí la puerta entrando al lugar, el olor de los granos de café indundaban mi sentido del olfato, era tan cálido y acogedor.

—Hola bienvenidos, ¿Que desean ordenar?.

Miré la pantalla del menú y había mucha variedad de bebidas al igual que acompañamiento.