❦𝐷𝑜𝑘𝑎𝑙𝑙𝑖❦ KookV

Capítulo Veintitrés

Habían pasado algunas horas desde que renovaron su marca y comprobó que la necesidad que sentía por Jungkook no era un efecto secundario por la segunda marca temporal, o bueno si lo era, el efecto aún no pasaba, estaba arreglándose para su cena y los minutos en los que se metió al baño para poder asearse, fueron los minutos más desesperantes que había tenido, no le pasó ni cuando inició una rutina de ejercicio para levantar sus glúteos, recuerda que ese día de su entrenamiento sentía cada segundo como eterno, pero no se comparaba ni un poco a la desesperación que sintió cuando se separó del Alfa.

Se sintió terriblemente patético cuando salió del baño casi corriendo para poder pegarse a la espalda desnuda de Jungkook y comenzar a dejar pequeños besitos. Ver a su Alfa de aquella forma tampoco le hacía bien, Jungkook tenía los músculos bien trabajados y solo lo provocaba a pasar su lengua para lamer la musculatura.

—Amor, deja me pongo la camisa —Dijo Jeon soltando una risa.

—No, Kookie hazme caso y bésame.

Escuchó su voz un poco apachurrada por no quitar sus labios de la espalda de su Alfa, pero enserio dolía mucho estar lejos de él.

—Un beso, solo uno y te comienzas a arreglar —Advirtió Jungkook con diversión.

La situación era algo tonta y pegajosa, pero se encontró a si mismo moviendo la cabeza con rapidez en señal de que aceptaba la propuesta.

Por otra parte, todo perdió sentido cuando Jungkook lo beso de forma sucia, esos besos siempre eran rápidos, pero lo dejaban satisfecho. Así que eran más efectivos.

—Listo, ya sabes que hacer.

—¿Siempre debes tener la última palabra? —Dijo soltando un bufido mientras caminaba hacia el clóset— Alfa mandón.

—No, pero si no paro ahora vamos a perder esa cena y sería un desperdicio total, sabes que mi autocontrol no es bueno.

No dijo nada y Jungkook sonrió automáticamente cuando se dio cuenta que le dio la razón.

Darle la razón a su Alfa era algo que lo irritaba, porque este siempre terminaba regodeándose, sin embargo, ahora si tenía razón, su autocontrol no era tan bueno, lo comprobó recientemente cuando bajaban retrasados a cualquier cosa que su familia les proponía hacer, esto debido a que Jungkook comenzaba dándole un pequeño beso y la sesión se extendía por mucho tiempo.

Lo gracioso de la situación era que no era algo molesto, algunas veces fue él mismo quien jalaba más al Alfa para evitar que lo dejara de besar. Se estaba volviendo loco por los besos de aquel Alfa y no le importaba, en este punto ya ni siquiera le importaba que se perdieran la cena, así que estaba dispuesto a voltear y atraer a Jungkook.

Sin embargo, la puerta de la habitación fue tocada interrumpiendo su cometido.

—Amor ve al baño para que acabes de cambiarte, voy a ver quién es —Dijo Jungkook con un tono lleno de posesividad.

Quería decirle que no, que no tenía por qué esconderse para evitar que su familia viera su cuerpo, pero no pudo, solo tomó su ropa y camino hacia el baño con un gruñido disconforme.

(...)

Hasta que Taehyung se metió completamente al baño se permitió abrir la puerta, no iba a permitir que nadie que no fuera él viera el hermoso cuerpo de su omega.

Como tampoco iba a dejar entrar a nadie a su habitación, por lo que abrió la puerta y salió para poder alejar al intruso del lugar seguro de Tae.

—Hola Momo ¿Pasa algo? —Dijo intentando que su tono no fuera tan brusco.

—Taehyung y tú no han salido en toda la tarde, quería ver si estaba todo bien.

Sintió como la mirada de la Alfa lo recorría de pies a cabeza, como si buscara alguna prueba de algo y al final sonrió complacida.

—Todo bien, es solo que Tae estaba sentimental, no quería salir de la habitación.

—¿Sabes? Me agradas para mi muchacho Jeon —Sintió como la mano de Momo acarició su mejilla— cualquier Alfa en tu lugar se habría ido y lo hubiera dejado.

Por un momento se quedó callado analizando las palabras de la Alfa, en realidad no se había ido porque él también tuvo ese instinto de necesitar a Taehyung después de hacerle la marca, sin embargo, lo pensó mejor y sabía que no hubiera dejado a su omega si se sentía mal, él se quedaría hasta que lo que sea que tenga se pase.

—Yo no soy cualquier Alfa, yo soy su Alfa y deseo quedarme con Tae siempre que me necesite.

No dijo aquello para agradar a la mamá de su omega, Momo le caía bien y la aprecia, pero lo que dijo fue una de las cosas más reales que tenía.

Taehyung se había ganado su cariño y su aprecio fuera de un amor romántico, lo ayudó cuando más lo necesitaba, porque ese omega lo veía diferente a como todo el mundo lo hacía, lo sabía porque podía sentir que Tae no lo miraba como un Alfa que lo puede follar bien.

Su omega lo hacía sentir real.

Por eso, aunque Taehyung decidiera que Jungkook no es suficiente para él, siempre lo va a apoyar, quiere estar ahí para él.

—Bien dicho, estoy orgullosa por criar tan bien a mi cachorro, supo escoger a un buen Alfa como tú —Momo sonrió— he notado que haces todo para que él esté bien y veo en tus ojos un amor sincero, es por es que quiero que te quedes a su lado si tú así lo quieres.

—¿Hacia dónde va esto?

—Tae y tú ya tienen una marca, solo les falta casarse para unirse completamente, no sé qué ideas tengas acerca de eso, pero en lo personal a mí me gustaría que ustedes se casen —La Alfa sacó una pequeña cajita de terciopelo azul fuerte— quiero que tengas esto, si en algún momento decides proponérselo que sea este anillo el que mi cachorro use por favor, es nuestra joya familiar.

Se quedó estático cuando Momo abrió la caja y notó un anillo con un prominente diamante. Por un momento no supo que decir.

—Siento que esto es muy apresurado —No pudo evitar sentirse incómodo— Yo sé que Taehyung es el mejor omega para mí, pero no estoy seguro si yo soy el mejor Alfa para él.

—Lo eres, claro que sí, a pesar de todo lo que me dijiste eres el mejor Alfa que mi hijo puede tener, fuiste honesto conmigo y eso solo te dio puntos, por favor acepta este anillo.

Se quedó un momento mirando la mano de Momo que le extendía la caja, después con duda miró a la Alfa y esta solo le hizo señas para que la agarrara.

No entendía lo que llevaba a su lobo a actuar así, pero lo hizo tomar la caja y después aulló orgulloso por ser considerado bueno para su pareja.

Y esa sensación de satisfacción opacó el sentimiento de culpa que sentía por toda esta situación.

—Gracias, yo prometo cuidar de Tae.

Lo haría, claro que sí.

Esa era una promesa que podía mantener.