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Los que leyeron la primera versión de CKG saben que falta poco para que inicie el verdadero drama.
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—Te digo que lo sentí —explicó Agust—. Kitty es mi destinada.
—¿Tuya y de cuántos más? —se burló su amigo—. Ya escuchaste a Brittany, esa Omega manipula Alfas con su olor. Por favor, ¡sé más consciente! Además, es hija del hombre que mató a tus padres.
—Lo sé, ¡lo sé, joder! —Peinó su cabello hacia atrás, mostrando su furia y frustración. —Pero ¿qué puedo hacer? Mi lobo no deja de insistir.
El Alfa se dejó caer sobre uno de los sillones de su departamento. Estaba muy confundido y enojado, muy enojado. En el fondo, quería destruir a Kitty, juntar pronto la evidencia suficiente para que la Policía Secreta actuase; no obstante, no era tan sencillo. Su lobo había quedado prendado de aquel aroma a chocolate blanco y mermelada de fresas. Inclusive, él mismo no había olvidado esas bellas curvas, esos labios esponjosos y esa piel tersa.
—Deberías hablar con el jefe. Tal vez, en los laboratorios, haya algo para que ese aroma no te afecte.
—No quiero, Hope, ese es el problema —confesó Agust—. No quiero privarme de su olor.
—Entonces, ¿qué vas a hacer?
—Ignorarla, si es posible. Al parecer no se ha dado cuenta de que somos destinados.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Hope, sentándose en el otro sillón.
—Parece ser alguien de una personalidad fuerte, muy decidida. Estoy seguro de que me hubiese dicho algo.
—¡Ves! —exclamó el Beta, pasando sus manos por su cabello rojo como si hubiese algo evidente en las palabras de su amigo— Solo estás mal por su aroma, te está manipulando. ¡Tú mismo te has dado cuenta! Kitty es demasiado lista. Si fuesen destinados, ya te lo hubiera dicho.
—Bueno... —Suspiró Agust algo derrotado. —Supongo que tienes razón...
De repente, el teléfono sonó, captando la atención de ambos agentes. El Alfa se levantó y contestó la llamada.
—¿Aló?
—Hi, baby! Adivina quién soy —dijo una voz dulce y juguetona.
—Mmm... —fingió meditar un poco para luego preguntar con su voz grave: —¿Kitty?
Una risita se escuchó de la otra línea y, por alguna razón, sonó tan adorable que agitó su corazón.
—Sí, soy yo.
—¿A qué se debe el gusto de tu llamada?
—Es que estoy muy sola —continuó con un tono coqueto. Agust pudo imaginar que se mordía el labio inferior, una preciosa imagen mental—. Quiero verte... y podríamos terminar lo que empezamos la otra noche.
—¿Dónde?
—Mandaré a alguien por ti. En unos minutos llamarán a tu puerta. —Rio con dulzura. —Nos vemos, Alfa.
Cuando la llamada terminó, Agust no pudo evitar mostrar su emoción. Su sonrisa se había ensanchado y su lobo no dejaba de saltar. ¡Pronto vería a su felina favorita! Lamentablemente, no todos estaban igual de animados; Hope no dejaba de preocuparse. Creía que su amigo olvidaría la misión y se dejaría doblegar por los encantos de Kitty García.
—Estás cagado —le dijo.
—Lo sé —confesó el pelinegro—, pero eso no borra el hecho de que me follaré a la Omega más preciosa en el país.
—Ojalá luego no te arrepientas.
—¿Por qué me iría a arrepentir? Llevaré la grabadora y, si suelta algo de info, la grabaré. Nunca dejaría mi trabajo de lado.
—Lo sé, pero no confío para nada en esa Omega. Hay algo más que oculta...
—¿Qué crees que es?
—No lo sé —confesó Hope—. Espero descubrirlo antes de que sea demasiado tarde.
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• CAZANDO A KITTY GARCÍA • Historia Original
RandomKitty García era la jefa de la mafia más peligrosa, la Omega más deseada y temida en todo Perú. Sin embargo, la Policía Secreta ha puesto su vista sobre ella. Agust, un Alfa de la Policía Secreta, será el encargado de cazarla, pero nunca creyó que c...