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En una hacienda arequipeña, una bella gata montés se encontraba acariciando a su pequeña como si su vida dependiese de ella. La miraba con ternura, apreciando su piel blanquita y su cabello oscuro. Era tan inocente, tan delicada, tan buena para el mundo.
—Hace muchos años, llegó una familia de Italia. Eran una pareja y un pequeño Alfita —contaba la misma historia que años atrás le había transmitido su madre—. Lamentablemente, el señor de la casa era muy malo. Golpeaba a su esposa, la humillaba, la trataba como un objeto. Por eso, ella buscó ayuda. Habló con sus vecinas, con la Iglesia, hasta intentó comunicarse con las autoridades, pero nadie le hizo caso. Según ella, todos habían enloquecido. Como las vidas de los Alfas y Omegas no estaban atadas con la misma intensidad que antes, en épocas místicas, los Omegas se volvieron simples pertenencias. Por eso, Catherine, esa pobre chica italiana, llamó a los Omegas a luchar. Así, muchos se unieron hasta formar un ejército.
Su bebé rio como si comprendiese esas palabras, aunque no tenía ni idea de lo que su madre decía. Sin embargo, las escucharía cada noche de luna roja durante siete años. Luego, su mamá también rio, revelando una melodía dulce. Su voz era preciosa.
—Catherine luchaba como Alfa y sentía como Omega. Para mal, ese fue el motivo de su derrota —continuó con la historia, frunciendo ligeramente el ceño—. Confió demasiado en la gente incorrecta, por eso fue traicionada, pero tú, mi pequeña, no cometerás ese mismo error. Quiero que dudes de todos y te mantengas alerta.
La bebé hizo un puchero, como si tratase de comprender a su progenitora.
—Así es este mundo, mi amor, —Acarició su mejilla. —pero no quiero que te preocupes ahora. Aprovecha y sé feliz, sueña, porque la infancia es para eso. Ya luego te darás cuenta de que no todo es color de rosa...
Entonces, cada vez que un brillo rojizo bañaba el cielo nocturno, la misma historia era contada. Esto fue así y sin falta por siete años, hasta que el Alfa Jared García escuchó el cuento.
—¡¿Por qué le metes a nuestro hija esa clase de ideas?! —le gritó a su esposa— ¡Sabes que los Omegas tienen sus roles ya establecidos! ¡Aquí mandamos los Alfas! ¡La ley del más fuerte!
—¡Pues eso tiene que cambiar! —gritó la Omega retando a su marido por primera vez— Es injusto que nuestros derechos se ignoren, en especial en las mafias. Al menos los Omegas con vidas normales pueden tener una vida más digna
—¡Cállate! —rugió.
—¿Y si tu hija termina siendo una Omega? ¡¿Cómo la vas a proteger?! ¡No puedes vivir cegado creyendo que será una Beta o inclusive una Alfa!
—¡Si es una estúpida Omega, tendrá que conseguir un Alfa, así de fácil!
—No creí que dirías eso... —susurró la señora— Bueno, si tú no defenderás a nuestra pequeña, tendré que hacerlo yo. —Entonces, se transformó en un esponjoso pero salvaje gato montés.
Gruñó con furia, lista para proteger el futuro de su cría, quien dormía en el cuarto del costado. Sin embargo, no creyó que el amor de su vida se transformaría para enfrentarla. Él era un león albino, un animal seis veces más grande que ella. De por sí, el resultado del enfrentamiento estaba previsto.
Su esposo saltó sobre ella con los colmillos listos para morder. La sujetó del pescuezo y la sacudió con fuerza pese a la resistencia que ella opuso. La mordió, la lanzó, la arañó y la pisó hasta matarla. No tuvo compasión de su destinada, de la mujer a la que le había jurado fidelidad y amor.
—¿Mamá? —Entró una niña somnolienta sujetando un peluche de león.
—¡Mamá ya no está! —le gritó su padre repentinamente.
Entonces se dio cuenta. El cadáver de su madre yacía sobre la alfombra blanca, empapándola de sangre. Estaba muerta, desmembrada. Su querida mami —la mujer que lo besaba, que le preparaba pasteles y le contaba lindos cuentos— estaba tirada sin vida. No pudo evitar llorar, pero un pellizco por parte de Jared la calló.
—No llores y regresa a tu cuarto —le ordenó secamente—. Solo los débiles lloran.
Y, así, comenzaría su pesadilla, una fantasía de terror de la cual no pudo despertar por un largo tiempo. Sin embargo, todo cambió cuando finalmente acabó con su padre, convirtiéndose en lo peor que el mundo pudiese esperar de ella.
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• CAZANDO A KITTY GARCÍA • Historia Original
CasualeKitty García era la jefa de la mafia más peligrosa, la Omega más deseada y temida en todo Perú. Sin embargo, la Policía Secreta ha puesto su vista sobre ella. Agust, un Alfa de la Policía Secreta, será el encargado de cazarla, pero nunca creyó que c...