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Pasaron alrededor de tres días desde que Agust y Hope recibieron noticias de Kitty y su supuesto Alfa. Durante ese tiempo, estuvieron trabajando en, posiblemente, el prostíbulo más importante de la zona, esperando la futura visita. Por un lado, Hope, un Beta castaño y de piel trigueña, se sentía intimidado por la idea de que descubrieran sus identidades. Por otro lado, Agust no dejaba de pensar en cómo sería sentir el delicioso y famoso aroma de aquel ser tan misterioso. Realmente le intrigaba, pues su lobo insistía en que debían descubrirlo.

—Está aquí —dijo la Omega Brittany, mientras mascaba un chicle. Era una de las prostitutas más solicitadas—. Llegó el jefe.

Entonces, ambos voltearon y la vieron llegar como si el mundo estuviera a sus pies. Un abrigo de piel de vicuña cubría sus hombros, dándole el porte de un reina; un vestido ajustado, corto y negro, modelaba sus caderas; y aquellas botas altas hacían resaltar sus sensuales piernas. Además, su cabello rosa estaba peinado hacia atrás, permitiendo que se apreciara su hermoso y sutil maquillaje, el cual solo resaltaba su belleza natural.

Y no venía sola, pues estaba acompañada de Gucci, quien vestía un traje de la marca que hacía honor a su nombre. Era un conjunto rojo de tres piezas, un pantalón al talle, un chaleco y un saco que resaltaba sus amplios hombros. Sin embargo, no estaba usando una camisa por debajo, luciendo un poco de su piel bronceada, una imagen muy atrevida.

—Vemos que han hecho un excelente trabajo estos días —comentó la pelirrosa ni bien estuvo en frente de sus nuevos "aliados". Puso un cigarrillo en sus labios y su acompañante lo prendió. Le dio una calada, cerrando los ojos, luego lo alejó para hablar—. Sin embargo, no sé por qué no confío en ustedes.

—¿Qué quiere que hagamos? —preguntó Agust, sin bajar la mirada.

—Me gusta tu actitud —comentó Kitty con una sonrisa felina— Bueno. Hay un Alfa que viene cada semana, se llama Bunny. Antes trabajaba con nosotros, pero nos traicionó. Ahora solo busca chantajearme.

—¿Quiere que lo matemos? —preguntó Hope, encendiendo con cautela una grabadora diminuta insertada en su reloj.

—¡Oh, no! ¿Por qué querría algo así? —exclamó sorprendida— Solo quiero que le dejen claro que no lo quiero ver rondando en mis locales. —Guiñó un ojo. —Odio a los traidores, pero soy justa con respecto a la clase de castigos que doy.

—¿Qué hizo exactamente ese tal Bunny?

—El muy pendejo se enamoró de mí, así que amenazó con entregar una información si no aceptaba ser su Omega.

—¿Qué haces? —susurró Gucci con una obvia mueca de molestia.

—Solo un cambio —le respondió Kitty entre dientes.

—Entonces nos encargaremos —contestó Agust.

—Creo que Hope puede hacerlo solo —le dijo acercándose peligrosamente a sus labios. Sin duda, Agust no era inmune a esos encantos y una incomodidad en sus pantalones se lo hacía saber. Aquella Omega lo volvería loco—. Me gustaría hablar contigo... en mi cubo VIP... —ronroneó Kitty, mirándolo a los ojos, con un aura inocente pero juguetona.

Pobre, pobre, Agust. Si antes no tenía un gran problema, pues ahora sí. No le convenía relacionarse de más con esa criminal de rasgos bellos y corazón de hielo. Su trabajo tenía reglas, aunque había algunas que deseaba romper.




• CAZANDO A KITTY GARCÍA • Historia OriginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora