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Al día siguiente, luego de desayunar y de que Brittany se fuera, ambos lobos tuvieron una charla más tranquila. Prepararon un poco de café para después acomodarse en los sillones, esperando mantener la calma. Sin embargo, sabían que el tema no se los permitiría.
—Quiero que me cuentes todo lo que recuerdes de ese preciso momento —le pidió el castaño—, pero ignora todo lo relacionado con su olor.
—En ese caso no hay mucho que contar. —Suspiró. —Solo recuerdo que los encontré en pleno acto. Luego todo se volvió borroso.
—¿Así de repente? ¿No recuerdas la expresión de Kitty o la de RB?
—La verdad, no. —Bebió un poco de café. —Solo pude notar su aroma; después de eso, mis sentidos me nublaron y el lobo tomó el control.
Un incómodo silencio se formó. Era pesado, tanto que no se podía aguantar, pero necesario. Debían analizar un poco más el problema.
Hope le dio un sorbo a su bebida. No entendía nada. Por un lado, creía que el olor de Kitty lo había causado, mas no era lógico. ¿Por qué necesitaba controlar a Agust para que matara por ella? ¿No podía hacerlo sola? ¿No tenía cientos de subordinados dispuestos a seguir órdenes? Además, considerando los rumores sobre su aroma, este era completamente inusual, casi sobrenatural. Era ilógico.
Por otro lado, existía la posibilidad del uso de una droga. Podría ser una especie de experimento que se estaba probando en Agust, pero tampoco tenía sentido, a menos que hubiera otro motivo de por medio. En ese caso, Kitty y Gucci ya sabrían todo sobre ellos, mas era imposible. Sus identidades estaban borradas de todas las bases de datos existentes y, la vez en la que rebuscaron en su departamento, no descubrieron sus archivos.
—Solo recuerdas su aroma... —murmuró, intentando razonar— Mmm... ¿Sabes qué? Me encargaré de investigar, pero necesito tiempo.
—No te preocupes. Tómate las horas que necesites —dijo el Alfa antes de levantarse del sillón sujetando su taza vacía.
—¿Y tú qué harás?
—Nos faltan pruebas para corroborar los planes de Kitty con las otras mafias, ¿verdad? —Se dirigió a la cocina dispuesto a lavar sus servicios. Luego continúo: —Iré a conseguirlas.
—¿Cómo lo harás? —preguntó el Beta mientras su compañero guardaba la taza ya limpia.
—En la noche estuve investigando sobre sus aliados. —Sujetó su abrigo verde oscuro mientras iba hacia la puerta. —Creo que con una pequeña confesión tendremos suficiente como para enviar todo a la PS de una vez —dijo sonriendo.
Estaba dispuesto a terminar con su misión de una vez. No permitiría que esa Omega acabara con su cordura, a pesar de que ya se había apoderado de su corazón. Además, ya había ignorado su venganza por bastante tiempo. Era momento de actuar.
Por eso, salió del edificio con dirección a San Isidro. Tenía asuntos que atender allí. Así, caminó por las calles pasando de largo algunas miradas curiosas. La calzada estaba llena de individuos altivos con prendas costosas, como si fueran lo mejor de lo mejor —tal vez estaba siendo algo prejuicioso—. Sin embargo, ninguno tenía idea de lo que ocurriría bajo sus narices. Un gran conflicto se avecinaba.
Luego de varios minutos andando, llegó a un elegante restaurante nikkei. Este se llamaba Hana no tamashi, en honor a una famosa leyenda asiática. Era un sitio tranquilo y lleno de pinturas que retrataban la historia.
El pelinegro ingresó al local con una expresión relajada, buscando a su objetivo con la mirada. Caminó un poco, como si buscara un buen lugar para sentarse, hasta que la vio. Era una Omega de cabello oscuro y mirada profunda. Vestía un recatado traje gris, aunque este no ocultaba su belleza. Olía a vainilla y ron, un aroma muy embriagante para cualquiera.
—Queen —le saludó—, es una sorpresa encontrarte. ¿Puedo sentarme?
—Claro —respondió cuando reconoció al Alfa—. ¿Qué te trae por aquí?
—Vine para hablar de mi Omega.
—Oh, hablas de Kitty. —Le hizo una seña al mesero. —Por supuesto que puedo responder lo que quieras mientras me acompañes con un sake.
—En eso, llegó el Beta encargado y tomó la orden. —Si no te molesta, no he desayunado, así que muero por un brunch.—No te preocupes.
—Bueno, puedes comenzar. —Se acomodó en su asiento.
—¿Qué era Bunny para ella? —preguntó con seriedad, encendiendo su grabadora con cuidado de no ser visto.
—Mmm... Eso es algo ambiguo. Digamos que se acostaban y Bunny ayudaba a Kitty con algunos encargos.
—¿Como matar?
—Sí, como eso —añadió algo incómoda—, así como tú.
—Entonces ese Alfa también perdía el control.
—Ah, eso no lo sé. —Cruzó sus brazos como si pensara en por qué esas preguntas tan extrañas. Justo en ese instante, llegó el sake y fue servido. Luego de eso, recién pudo seguir contestando. —No éramos muy cercanos, no te lo podría confirmar.
—Tienes razón, no lo eran, considerando que eliminó a tu Alfa —dijo antes de acabar de golpe el licor que le sirvieron.
—¿Cómo sabes eso?
—¿Por qué trabajas con Kitty si sabes que ordenó la muerte de Jennie?
—Eso no te incumbe —gruñó en voz baja.
—¿Acaso no la amabas?
—Me niego a seguir con esto. Por favor, retírate.
—¿No te duele ser cómplice de su asesinato?
—Basta, Agust.
—Ella también era tu jefa, ¿verdad?
—Cállate —gruñó en voz baja, sintiendo a su tigre tomar el control.
—¿Por qué están eliminando a los Alfas líderes? —insistió.
—¡Porque esos estúpidos no nos dejan mandar! —exclamó Queen perdiendo finalmente los estribos— Nosotros merecemos poder, así como ellos. Si no nos lo quieren dar, lo tomamos, así de fácil.
—¿Por qué quieren el poder?
—¿Acaso no te das cuenta? —añadió con un brillo oscuro en los ojos— Todos quieren poder.
—Gracias por tus respuestas. —Sonrió Agust, finalmente apagando su grabadora—. Ya no te molesto más. —Se levantó de la silla. —Y, por cierto, será mejor olvidar que tuvimos esta conversación. A Kitty no le gustará saber que revelaste tanto. —Acomodó su abrigo. —Con permiso. —Y se retiró, dejando a la Omega con rabia oprimida en el pecho.
—“Tal vez pienses que la realidad es mucho más cruel, pero no es así, es según tu percepción” —susurró para sí misma, recordando las palabras del único amor de su vida, quien se encontraba muy bien oculta bajo tierra.
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• CAZANDO A KITTY GARCÍA • Historia Original
De TodoKitty García era la jefa de la mafia más peligrosa, la Omega más deseada y temida en todo Perú. Sin embargo, la Policía Secreta ha puesto su vista sobre ella. Agust, un Alfa de la Policía Secreta, será el encargado de cazarla, pero nunca creyó que c...