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Si negaba que su decisión había sido estúpida, estaría en un terrible error. Se había dejado llevar por el odio que le tenía a Hope y, en vez de huir, prefirió buscarlo para vengarse. Ahora tan solo podía afrontar las consecuencias.

—¿Creíste que te saldrías con la tuya? —se burló el Beta sin bajar su arma— ¡Responde!

—Por supuesto —contestó Afrodita, intentando no perder su dignidad.

—Pues fuiste muy estúpida...

—¿Así como tú? —lo interrumpió.

—No. ¿Y sabes por qué? Porque hoy no saldrás viva de aquí.

Algo en su espina vertebral se activó, sacudiéndola como electricidad. Estaba asustada, aterrada por completo. Su vida, la misión, todo pendía de un hilo. Su única solución era rogar que Kitty ya hubiera salido del edificio junto con Agust y detonar el plan B.

...

—¿Gucci? —le llamó Little Prince desde el comunicador.

—¿Qué pasa? —contestó de inmediato.

—Afrodita no ha salido. Se supone que ya debería estar conmigo en la camioneta.

—¿Intentaste comunicarte con ella?

—Sí —añadió con la voz temblorosa—. Al parecer la señal está bloqueada.

—Mierda...

—Iré a buscarla. ¿Me puedes cubrir?

—Claro.

Algo no iba bien, ambos lo sabían, mas no se quedarían de brazos cruzados. Por eso, el Alfa movió su camioneta para cubrir al oso que recién se había transformado. Así, Prince entró corriendo hacia el edificio, esquivando los disparos provenientes del único helicóptero que quedaba de la Policía Secreta. Por suerte, los refuerzos de los militares no tardarían en llegar. Habían dejado un equipo para detener a la Aviación, mientras que la Marina ya la tenían tomada desde hace varios meses.

...

—¡¿¡Tú!?! —rugió X al darse cuenta de que su propio sobrino lo apuntaba con un arma.

—¿Qué? —se burló Kitty— ¿No lo viste venir? Ay, cariño, Agust me ama lo suficiente para traicionarte. Acéptalo de una vez. —Sonrió. —El que no te hayas dado cuenta solo evidencia que es hora de que la Policía Secreta tenga un nuevo líder. ¿Verdad, mi amor?

El Alfa seguía paralizado sin dejar de apuntar. Por alguna razón, no quería enfrentar lo que estaba viviendo, tan solo quería que terminase.

—¡¿Verdad, Agust?! —insistió su destinada, intensificando su aroma.

—Sí —contestó fríamente.

—¿Ves, X? Ahora es momento de que mi querido Agust tome el lugar que le corresponde.

—¿Él o tú? —preguntó con rabia.

—¿Acaso hay diferencia? —Rio levemente.

Cierto... El papel de Agust, para bien o para mal, era ser una fachada para que su Omega hiciese lo que quisiera. Era una deshonra para la nación que juró proteger con su vida, una vergüenza para la justicia que juró garantizar. Sin embargo, la decisión estaba tomada. Ya no dependía de él.

—Igual no lo lograrás... ¡Serás detenida en cualquier momento! —exclamó X.

—¿Por quién? —preguntó la pelirrosa, ampliando la sonrisa que decoraba su rostro— ¿Por la Milicia que será eliminada hoy mismo? ¿Por la Aviación que de seguro ya ni existe por las bombas que explotaron hace un par de minutos? ¿O por la Marina, la cual es dirigida por... ups, uno de mis hombres?

Esa fue la gota que derramó el vaso. X no permitiría que una ridícula Omega con aroma a dulcesitos de San Valentín lo humillara. Había llegado a su límite.

—¡¡¡Maldita!!! —gritó antes de intentar saltar sobre ella en su forma animal. Sin embargo, el estruendoso impacto de una bala lo detuvo.

Agust había disparado. Su puntería había sido tan precisa que la vida de su tío, de su superior, se había borrado en cuestión de segundos.

—Adiós —susurró finalmente guardando su arma.

—Bien hecho, mi amor —lo felicitó su Omega.

No obstante, lo que menos sentía era alegría o cualquier sentimiento positivo. Tan solo estaba presente el vacío. Había destruido lo que en el pasado había sido su razón de vida. Había asesinado todos los valores que le quedaban.

—Salgamos de aquí —susurró.

—Sí.

Sin embargo, el conflicto aún no había acabado.

...

—¿Tus últimas palabras? —preguntó Hope sin apartar sus ojos de la pelirroja.

—Lo mereces.

¡¡¡Boom!!!

• CAZANDO A KITTY GARCÍA • Historia OriginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora