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A las justas lograron terminar lo encargado, pues la realidad de su situación resultó demasiado chocante. Desde el inicio supieron que no sería sencillo, que estaban arriesgando sus vidas; no obstante, una cosa era pensarlo y otra muy diferente, experimentarlo. Por un lado, Hope no había dejado de temblar mientras vigilaba la puerta. Mientras que Agust se encontraba más concentrado en atar cabos sobre esa lista que en asegurarse de que la descarga se realizara sin impedimentos. Por suerte, no fue una pérdida de tiempo, ya que tantos años de entrenamiento mental y físico le ayudaron a crear una teoría.

En primer lugar, el nombre de Bunny salía como pendiente; por lo tanto, ese Alfa sabía que sería eliminado. Sin embargo, si eso era de su conocimiento, ¿por qué asistió solo para enfrentar a Kitty? Ese elemento no tenía ningún sentido, aunque había un factor que podría haber influido: ese aroma. Si Bunny no hubiese estado seguro de que Kitty era su Omega, no la hubiera retado cara a cara. ¿Tan poderosa era esa fragancia?

En segundo lugar, que Kitty deseara deshacerse de los líderes Alfas de todas las mafias encajaba con los últimos registros de la Policía Secreta. Agust recordaba que Jennie, una Alfa pantera, líder de la mafia BP, había sufrido un "accidente"; sin embargo, eso no debilitó su grupo. Había sido reemplazada, pero todavía no se confirmaba por quién.

En tercer lugar, ¿por qué todos lucían tan tranquilos en la mafia de ese conejo? Era casi imposible creer que no hubiesen descubierto la muerte de su líder. Sin embargo, si es que hubiese un infiltrado de Kitty entre los altos rangos, las posibilidades aumentaban considerablemente.

—Tienes que contactar con X —le dijo Agust a su compañero, mientras subían a su vehículo para al fin retirarse de esas instalaciones—. Tengo una pequeña teoría, pero necesito la información más reciente sobre la mafia BP.

—Tenemos órdenes estrictas —contestó Hope, peinando su cabello castaño por los nervios, asegurándose de que nadie los oía—. No puedo contactarlos hasta que no haya algo asegurado.

—Esa pieza de información es clave para confirmar mi hipótesis. Es de suma importancia conseguirla. —Abrocharon sus cinturones, dispuestos a arrancar la camioneta.

—Bien. —Asintió. —Le avisaré, ojalá sea útil.

—No te preocupes —contestó el Alfa, encendiendo el chófer automático—, lo será.

El trayecto hacia el helipuerto fue tenso, demasiado. Se escuchaban disparos en quién sabe dónde y sentían que los estaban siguiendo. Por suerte llegaron a salvo para subir al helicóptero y emprender el viaje de vuelta a Lima. Durante el vuelo, pudieron admirar la cordillera de los Andes desde lo alto. Era como un gigante dormido entre los valles peruanos, como si ellos no fuesen más que simples mortales y la naturaleza fuese la verdadera diosa. Se sentían diminutos de esa forma, como si pudiesen ser heridos fácilmente.

Ni bien llegaron a Lima, sus nervios aumentaron, esperaban que aquella Omega de labios gruesos y mejillas coquetas no hubiese descubierto quiénes eran. Sabían que si dejaban tan siquiera un minúscula pista, serían eliminados en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, Agust sentía algo más, algo distinto, nervios mezclados con curiosidad y una calidez extraña en su pecho. El aroma de Kitty lo estaba afectando, mas le gustaba pensar que era porque sus destinos estaban unidos. En el fondo, no quería pensar que estaba siendo manipulado.

Cuando finalmente llegaron al prostíbulo, notaron a la dueña de sus tormentos. Ella los esperaba junto con el Alfa Gucci, quien lucía como una estatua a su lado, aunque pudieron ver una chispa en su mirada. Tal vez finalmente los habían descubierto.

—Si dudas de ellos, ¿por qué no los eliminamos ya? —le susurró a Kitty, de modo que los recién llegados no pudieran escucharlo.

—Porque Agust es mi destinado -contestó de la misma forma—. Quiero estar completamente segura antes de actuar.

—Espero que esto no nos acabe perjudicando.

—No te preocupes —contestó con una oscura sonrisa—. Kitty García nunca se equivoca.

• CAZANDO A KITTY GARCÍA • Historia OriginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora