Parte 117: El Día de la Madre

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Alex y Judy habían logrado acabar con Izzak y Addley, los atracadores que habían estado reteniendo a Nicolás y Esther en una cafetería.

Sin embargo un pequeño incidente provocó que la madre de estos dos sospechara de que algo les había ocurrido.

"Bien, ¿algún voluntario?"

"........"

"........"

"Lydia, ¿quién te cae peor?"

"Por favor... no me hagas escoger..."

"Bien, gracias cariño" - dijo algo decepcionada - "Qué tal..."

Una puerta se escuchó abrirse y Esther apareció levantada y mirando todo el escenario, algo que Nicolás no entendía.

¿Qué demonios estaba haciendo en lugar de esconderse?

"Niña... ¿de dónde has salido?" - preguntó la adulta

"Estaba en el baño... ¿dónde está mi mamá?"

"Tu... madre..."

"Ella estaba aquí..."

"¿Quién es la madre de esta niña?"

Sin embargo ninguno de los clientes dijo nada, cosa que parecía enfadar a la mujer mayor, que intentó sonreírle. 

"Parece que... no está..."

"¿No está?" - fingió preocuparse - "Pero... me dijo que me esperaría..."

"Cielo, ¿por qué no nos acompañas afuera?"

"¿Afuera?"

"Sí, seguro que tu madre ha ido a... la gasolinera..."

"........"

"Podemos esperarla juntas"

"¿De verdad?"

"Sí, esta es mi hija Lydia"

"Hola..." - le saludó algo más seria - "Un gusto..."

Esther sabía fingir, pero Nicolás no sabía qué estaba tramando exactamente. Tampoco sabía qué había estado masajeándose con Carrie.

"Dime, querida... ¿cómo te llamas?"

"Esther..."

"Bonito nombre"

"Ya... precioso..."

"Lydia, esos modales, por favor"

"Lo siento... madre..." - dijo algo borde - "¿Dónde están Addley e Izzak?"

"Miremos en la caravana"

"Quizás se han ido"

"¿Sin la caravana y sin dinero? Lydia, eres más lista que ellos dos..."

Al llegar a la entrada de la caravana observaron un poco de sangre en el suelo y el arma que le dieron a Addley, pero ni rastro de él.

"No lo entiendo... ¿dónde están?"

"¿A quienes estáis buscando?" - preguntó Esther

"A mis niños..."

"Quizás estén dentro de la caravana, ¿no?"

"No veo motivos para entrar y no arrancar... o tirar el arma" - dijo Lydia

"Sí... es cierto..."

La mujer observó que las llaves de hecho estaban puestas y le pasó el arma a su hija, abriendo la puerta y entrando lentamente.

Dentro no parecía haber nada sospechoso, todo estaba tal y como lo dejó.

"¡Madre! ¡¿Ves algo?!"

"Nada... aquí no parecen haber estado..."

"........"

"Maldición..."

"¡¿Qué hacemos ahora?!"

"No podemos irnos sin ellos..."

"¡¿Por qué no?!"

"¡Porque son tus hermanos!"

En ese momento se escuchó un disparo e inmediatamente la madre pensó que uno de sus hijos había disparado... pero no.

Nada más abrir la puerta y salir vio a su hija caer al suelo tras ser disparada por la espalda.

Esther había recogido la escopeta del suelo y le había disparado a quemarropa, matándola. Luego cambió su mirada a una muy fría.

"Suelta ese arma... vieja"

"........"

"Suelta el arma..."

"Bien... de acuerdo...."

Lentamente la dejó en el suelo, mirando con odio y asco a aquella niña.

"¿Cómo te llamas? Vieja"

"Natalie..."

"Bien, vale..."

Esther volvió a disparar el arma, esta vez apuntándola directa a su cabeza. En pocos segundos ambos cuerpos empezaron a brillar.

Cogió el arma que portaba la villana y le quitó los cartuchos.

Mientras tanto Alex y Judy salían de debajo de la caravana, siendo que el hombre aún parecía tener la garganta dolorida.

"Esther... ¿has tenido algún problema?"

"No soy una principiante, ¿sabes?"

"Yo solo... preguntaba..."

"Y yo solo he respondido" - dijo dándole bruscamente las armas - "Me vuelvo a la camioneta... ya paso del café..."

"Creí que hoy estaba de buen humor"

"Lo... lo está... cof..."

Detectives del MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora